Love Me Harder • Jungkook

Tres.

.8...13.

—Noona. —Me llamó Jungkook tomando mi brazo cuando ya estaba sentado a nuestro lado. Mi amiga chilló al verlo cerca de nosotras yo solo la miré rodando los ojos.

— ¿Qué quieres?. — Cuestioné sin tomar importancia a su presencia. Cuando creí que no lo volvería a ver hace cinco años estaba totalmente equivocada, él era como una enfermedad que no se me quitaba nunca de encima.

—Olvide mi desayuno en casa. — Confesó con una mueca algo tímida, lo miré fijamente casi regañándolo por haberlo olvidado, se encogió en su lugar ante mi mirada.

—Que mal por ti. — El azabache hizo un puchero mientas miraba al suelo. Miré a mi amiga y ella me miró mal. Bufé sacando mi cartera de mi bolsillo. — Toma y no molestes más.— Le entregué algo de dinero mientras él me observaba atento.

—¡Gracias, la quiero mucho!.— Me abrazo muy efectivo y yo solo me quedé quieta, ya estaba acostumbrada sus ataques de querer repartir cariño, se separó de mi, para irse corriendo del lugar.

—¿Por qué eres así con él? Si es una cosita, y sus dientes son muy lindos, parece un conejito.—Suspiró como enamorada con una sonrisa postrada en sus labios, puso ambas manos a los lados de sus mejillas para sostenerse.

—Te lo regalo entonces.— Volví a mirar a Jungkook que regresaba corriendo a nuestra mesa.

—Acepto.— Exclamó Suni con emoción. Volteé a mirar a Jungkook quien volvía corriendo a nuestra mesa.

— ¿Qué haces aquí? ¿No tienes amigos o qué?.

Me dedico una mirada ofendido.—Están por allá.— Señaló una mesa.—Y además quiero sentarme con usted. — Me sonrió mientras comía de su sándwich.

Seguí hablando mientras que el menor comía en silencio, mientras me miraba de reojo.

—Jungkook límpiate.— Observé su uniforme el que yacía sucio por un hábito de él cuando comía. Él tomo una servilleta y trato de limpiarse torpemente, se la quite de las manos y la acerqué a su rostro para limpiarlo, siempre como niñera, ah.

—Gracias. — Agradeció sin mirarme y volvió a comer, aunque pude ver sus mejillas algo coloradas, me burlé en silencio, aveces resultaba ser muy tímido.

—Tú cállate. —Mis ojos se entrecerraron en su dirección y ella asintió rápidamente intentando ocultar la sonrisa que se daba vista entre sus labios.

— Yo no dije nada. — Levantó las manos en señal de rendición.

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Estaba durmiendo plácidamente en mi cama, cuando siento un bulto encima mío, me quite las sábanas de la cabeza para ver aquello que me molestaba.