Love Me Harder • Jungkook

Catorce.

— Yoonhye viene en camino.— Me informó Youngsoo. La miré al instante sentándome en el borde de la cama arreglando el último botón de aquella camisa que tendía el servicio de cubrir mi torso. Sentí mi corazón latir desbocandamente recorriendo cada rincón de mi cuerpo. Tenía miedo de aquella sensación, solo por saber de su llegada causaba que mi corazón me susurrara que por fin la tendría cerca. Me miró con una sonrisa que no supe descifrar y partió fuera de la habitación.

No podía esperar para verla y sentir el calor que me otorgaba su cuerpo junto al mío, aunque también podía ser que estuviera  muy enojado por dejarme sin su compañía.

Revisé por última mi apariencia en el espejo, para luego bajar encontrándome con mis amigos en espera de mi llegada.

Suni fue la primera en acercarse a mí, me ofrecio un abrazo el cual correspondi gustosamente acompañado de una sonrisa que dejaba relucir sus blancos dientes en su rostro, paso sus brazos por la parte trasera de mi cuello y acerco nuestros cuerpos sintiendo el pecho del contrario en los nuestros, acercó su rostro a mi cuello inhalando y exhalando cerca de mi clavícula, apretandome fuertemente contra ella. Sentí aquella acción algo extraña pero ignoré ese sentimiento.

Se separó de mi para dar paso a mis amigos los cuales me brindaron algunas palmadas en la espalda mientras sonreían.

Observé a Hyerin quien era la última, ella me miró igual con una  sonrisa que me daba a entender su tímidez e indesición de acercarme a mi, me acerqué a aquella con la cual mantenía una conexión de miradas, extendí mis brazos para dar a entender que la quería a ella entre ellos, lo cual aceptó y se dirigió hacia mi.

La puerta se abrió dejándome ver a esa chica que tanto había esperado tenerla a mi lado el día de hoy, nuestras miradas se conectaron hasta que decidí caminar hacia ella a paso decidido, con el sonido retumbando por el sitio sin ser muy claros, queriendo ya sentirla conmigo, la envolví en mi cuerpo aspirando el dulce aroma que provenía de su blanco cuello. Sentí su anatomía removerse debajo de mi cuerpo pero al parecer se rindió porque enredo sus brazos en mi cintura mientras se alzaba de puntitas de la forma más refinada, tal cual una bailarina de ballet. Intuí que se estaba acercando para a darme un beso en la mejilla pero cuando sentí su respiración cerca de mi rostro giré para que nuestros labios se encontraran en un corto beso, se alejó rápidamente de mí, viéndome sorprendida para examinar el panorama a nuestro alrededor, suspiró aliviada por el hecho de que nadie haya presenciado tremenda escena que nos incluía a los dos, posó ambas manos en su cintura entrecerrados sus ojos, haciendo que pareciera guerra de miradas como en una película de vaqueros, controlando su cuerpo para no tirarse encima de mi como una fiera en acción, la tomé desprevenida, sí, pero era así o nada.

Le regalé un puchero de los mas tierno que podía ser, batiendo mis pestañas constantemente fingiendo inocencia para no hacerme cargo de las consecuencias.

— ¿Por qué hiciste eso?. — Mordió su labio, como si quisiera destrozarlo, seguí sus pasos con mis ojos atentamente, cuando vio que yo estaba mirando su acción soltó su labio apenada mientras yo seguía con mi vista allí, fijándome en lo brillantes que se encontraban.

— Porque quise. ¿No podía?.

— No, no podías.

Se alejó a pasos rápidos de mí, para toparse con los invitados y saludarse entre ellos, fingiendo una sonrisa por la que podía pagar mucho.

Quise gritar como un loco recordando el tacto de sus labios, todo fue como un tacto entre sueños, inimaginable. Fue ese corto tiempo donde me di cuenta que era lo único que yo quería, que es el único lugar donde mis labios querían estar.

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¿Por qué hice eso? No me arrepentía. Pero por qué se me ocurrió hacerlo.
Si lo hubiera hecho de nuevo como cuando estaba dormida no tendría el riesgo de que su enojo choque contra mi. Pero no cambiaría el hecho de que haberlo conseguido mientras ella estaba consciente era mejor que hacerlo mientras estaba profundamente ida entre sus sueños, sé que me mataría si supiera que me había aprovechado de sus labios mientras dormía, pero era un riesgo que no me arrepentía de haber tomado.

Observaba como todos salían del lugar despidiéndose de mí y de las personas que me alojaban en su casa.

Mire a la mujer que hacía que no tuviera control sobre mi personas y una rusa muy tonta se escapo de mis labios, aunque temía de cuán severas fueran sus ganas de arrancarme la cabeza sin piedad, sacudí la cabeza con mi atención pegada al suelo.

— Jungkook, ven aquí. — Oí su voz llamándome y se me arrugó la piel, este era mi fin, no tendría compasión conmigo, mi cuerpo terminaría tirado  en medio del bosque, esta bien, fue una vida digna.

Me dirigí hacia ella que conectó el tacto de nuestras manos para dirigirnos hacia su auto, seguro ya había afilado su hacha.

La miré sin entender creando miles de teorías en mi mente.

Abrió su auto dejándome ver a aquel pequeño animal blanco que dormía respirando plácidamente en aquella jaula. Lo sacó de ahí  y lo tomó entre sus manos, él fue abriendo sus ojos lentamente hasta fijarse en los dos un poco asustado.

— Es tu regalo, mira que lindo. — Lo acarició lentamente acto que hizo que se encongiera un poco entre sus manos. La observaba contemplando aquella escena mientras sonreía. ¿Por esto fue que tardó casi todo el día? ¿Por ir a buscar un regalo que tanto le pedí hace tantos meses? Ella en serio era tan hermosa.— Hasta se parece a ti.

— ¿Puedo cargarlo?. — Cuestioné impaciente por acariciarlo. Extendió sus manos y me dejó tomarlo. — ¿En serio es para mí? — Asintió con su sonrisa brillante como siempre. Volví a mirar a aquel pequeño conejo en mis manos y sople un poco su pelaje haciendo que este se moviera. — Puede ser nuestro hijo. — Opiné inconscientemente, estupidos pensamientos traicioneros.

— No te ilusiones tanto. Vamos a entrar ya.

— ¿Puedo dormir con usted? Voy a dormir con usted. —Sentencie mirando a mi amigo peludo.

— No Jungkook no voy a dejar que duermas conmigo. — Aclaró corriendo  hacia su cuarto.

— ¡Eso es trampa! — Grité asiendo que el pequeño cuerpo que tenía entre mis manos se sobresaltara un poco.— No te preocupes, ella en el fondo no es tan mala como parece. — Le susurré al conejito para luego darle un pequeño y corto beso en su cabecita.

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Creo que cada 6 días voy a actualizar, pero no prometo nada, tengan un lindo día o noche, pórtense bien.