Treinta y nueve.

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Mi comida rogaba por volver a encontrar la luz dentro de mi estómago revuelto.

Tenía la posibilidad devolverme así mismo como llegué, pero mis agallas del momento me aconsejaban que no lo hiciera.

Mis nudillos dieron tres golpes a su puerta, estaba esperanzada en que la puerta no se abriera ni un milímetro y poder echarme a correr como si me persiguiera el mismo diablo.

Al no haber respuesta suspire un poco aliviada, sin embargo inmediatamente al darle la espalda a esta, se la escucho abrirse.

— ¿Yoonhye?— Su voz cuestionante me golpeó en la nuca, y yo como toda una cobarde solo pensé en salir corriendo, pero era estúpido y vergonzoso hacerlo cuando ya estaba detrás de mí.

Me voltee en su dirección descubriendo que la gran parte de su anatomía se encontraba empapada y reluciente de agua, muy bien conocida como sudor.

Su camisa blanca casi transparentaba todo su torso alterando mi consciencia por completo, decidí darle su espacio y solo concentrarme en la forma en que su expresión inconscientemente me obligaba a hablar.

— Lo siento, si estas ocupado puedo regresar en otro momento. — La mejor excusa que tenía por el momento, no funcionó.

— No...— Se aclaró la garganta. Mi expresión fue confusa al ver su acción tan rápida, en un párpadeo era como si su palabra nunca hubiera existido. — Me refiero a que no tienes que irte, puedes pasar si quieres.

Me fue casi traumante querer entrar, pero me negué a la idea y solo vi como se hizo a un lado. Me invitó con sus ojos a un destino inexplicable.

Su cuerpo se apegó a la puerta siendo incapaz de tocarme un solo pelo y cerrando la puerta detrás de los dos me hizo tragar fuertemente, me puedo creer que hasta empecé a sudar.

Divisé la causa de su exquisito sudor en un rincón de la sala.

— Es bonito... —Dije, pero este pareció confundido al escucharme. — Tu departamento.

Pareció tímido al momento en que pronuncié mi oración, razón de su sonrisa cohibida. — Gracias. — Al verme incrustada en su suelo en medio de la sala, me obligó a sentarme con mucha atención y se dispuso a encender la televisión.— ¿Puedes esperarme unos minutos? iré a bañarme, no es muy bien visto que te atienda todo sudado.

— Es tu casa, además, así te ves bien... — Me miró sorprendido y mis nervios aumentaron al tener sus pupilas prendidas en fuego sobre mí. — Quise decir que te verías bien si te bañas, es obvio que no puedes atenderme así, no es higiénico de tu parte.

Se fue entre risas, hacia lo que creí era su habitación y lo único que hice fue esperar su presencia en la sala, en ningún momento me pare del puesto ocupado desde hace ya unos minutos, hasta temia dejar mi marca en él mueble.

Su nuevo aroma empañaba el aire con cada pisada, apareció más cómodo con unos pantalones sueltos y una de sus camisa grandes, despeino su cabello mojado y mi único deseo fue conservar aquellas gotas que habían acompañado el recorrido de su cabello hasta abajo.

— Ahora sí, ¿debería ofrecerte algo de tomar?

— No lo sé Jungkook, es tu casa.

Love Me Harder • JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora