Capítulo 2.

708 39 23
                                    

                Matar a Dumbledore.

Cada vez faltaba menos para que volviera a Hogwarts, y entrará en mi sexto año. Mis padres me dieron la noticia de que Voldemort y los mortífagos vendrían a vivir aquí, al parecer mi padre se estaba convirtiendo en su mano derecha. Lo cual era bueno, ya que los demás mortífagos nos respetarían aún más.– pensé que era una muy buena noticia.

Que equivocado estaba.

Eran aproximadamente las 2 de la tarde cuando fui a la biblioteca dispuesto a leer un libro de pociones, ya que sería una de mis materias y quería aprender, bueno, en realidad quería estar preparado para que Granger no me opacará como de costumbre.

En esos días constantemente me preguntaba cómo una sangre sucia que no hace muchos años se introdujo al mundo de la magia destacará más que yo. ¡Yo! Un Malfoy, que desde que nací tuve a mi disposición todo lo que hay que saber sobre la magia.

Ese era mi pensamiento respecto a ella, que no era más que una sangre sucia inmunda, pero al terminar mi sexto año cambio totalmente.

Siempre estuve tan cegado al odiarla porque destacaba más que yo, y nunca me permití ver lo exelente bruja y lo hermoso que era sostener una conversación con una persona sumamente inteligente.

La odiaba, pero cuando la escuchaba hablar acerca de mil datos sobre la magia, por un momento me pude permitir imaginar una vida con ella.

Quizá en otra vida – pensé.

Sí, en otra vida, definitivamente me gustaría compartirla con Granger.

Pero en otra vida, dónde se me permitiera sentir amor por ella. En una vida dónde mi padre no se oponga a la idea de que su único hijo se fije en una sangre sucia. Si es que existe otra vida después de esta, prometo buscar a Granger. Mas Adelante relataré como llegué a esta conclusión.

Mientras estudiaba, Voldemort se apareció y me dijo que tenía algo para mí, un trabajo digno de mi. Para ser sincero, me sentí honrado. Pensé que hacerle un favor a Lord Voldemort me haría sentir importante.

Me pidió que Matará a Albus Dumbledore.

No sé describir lo que sentí, porque en el fondo sabía que no era capaz de hacerlo. En realidad jamás fui capaz de hacerle daño a alguien, se que en Hogwarts molestaba a las personas, especialmente a los Gryffindor's, pero nunca les hice algo que los lastimará de gravedad.

Esa noche no pude dormir. Mi cabeza se llenó de pensamientos acerca de cómo iba a hacer tal cosa.

Me desperté a mitad de la noche, con la piel más helada que de costumbre. Eran las 4 de la mañana y me tallé los ojos para aclarar un poco la vista. Y ahí sentado en mi cama en medio de la noche, me di cuenta de lo mucho que deseaba que alguien estuviera a mi lado para dejara de sentir este frío en el corazón.

Que gracioso– pensé. Estoy viviendo en una mansión, en una habitación enorme y en una cama hecha por piel de dragón y sábanas de seda de la india que costaba alrededor de 100.00 galeones.

Y apesar de tener todo eso no era feliz, ni siquiera un poco.

Me sentía vacío, como si no tuviera nada.

Pensando en no tener nada me acordé de los Weasley. Y casi por un milisegundo, les tuve envidia.

Viven en una casa horrible, pero al menos están todos juntos. Y por mi mente paso que todos ellos, juntos, en esa casa deben sentirse calientitos

¿Pero que tonterías estoy pensando? Me volví a acostar y cerré los ojos. Tome una de mis almohadas y la puse a mi lado para abrazarla y poder sentir que alguien estaba a mi lado.

Para tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora