This party is not a party III

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*POV Solar*

En verdad, en verdad odiaba a Eric por haberme sacado de ese momento tan especial que estaba compartiendo con Sodam, sobre todo porque últimamente las cosas no estaban del todo bien, y en serio valoraba el hecho de que ella siempre estuviera dispuesta a repararlo todo. Existían momentos en los que escuchar a Eric me daba pistas de lo que estaba sintiendo, pero justo ahora quería golpear su sonriente cara, sabiendo que después de esto tendría que buscar a mi mejor amiga, para disculparme por el hecho de que este chico estuviera interfiriendo siempre.
Por un momento me detuve a cuestionarme el por qué manteníamos esta dinámica, quiero decir, ¿Era normal?
- En serio quiero besarte ahora.
Dijo Eric acariciando mi mejilla. Sentí un ligero aroma a alcohol desprendiendo de su cuerpo.
- Eric, estás borracho, ¿Qué necesitas?
Respondí mientras me alejaba un poco. Él soltó una risa cínica antes de volver a aferrarse a mí y decirme:
- Linda, linda Solar, ¿Qué más puedo necesitar? Te necesito a tí, necesito probarte.
- Eric, tus amigos deben estar buscándote, por qué no vas a divertirte con ellos, y hablamos mañana, o en otro momento.
Respondí fingiendo una sonrisa, cuando en realidad mi mente solo podía pensar en qué rayos estaría haciendo Sodam. Nuevamente Eric río y me miró de pies a cabeza, con un brillo lujorioso. ¿En serio era él el chico con el que tenía "algo"?
- No, bebé, ellos saben que vine a buscarte para divertirme en serio, y para aclarar lo que el otro día no pudimos. No me gusta que te alejes así, ni que pongas a otros sobre mí.
Dijo acariciando mi oído.
- Escucha, creo que quedó muy claro lo que quería decirte, y es justo a este tipo de situaciones a las que me refería en la cafetería: creo que piensas que te pertenezco, y la mayoría del tiempo intentas que solo sea capaz de verte a tí, de planear cosas en torno a tí, que me adapte a lo que deseas, lo cual no tiene sentido, porque si bien recuerdo, acordamos tomar las cosas con calma, para saber hacia dónde vamos realmente, así que tus escenas, tus ganas de presionarme para ciertas cosas, y sobre todo, eso de intentar marcarme siempre, no está funcionando.
Te aprecio, Eric, pero creo que necesitamos tomar un poco de distancia, tener nuestros momentos aparte, y no intentar arreglarlo todo con sesiones de besos, ¿Me entiendes? Porque si no, creo que las cosas podrían terminar antes de siquiera haber comenzado.
Dije rápidamente, sacando las ideas que había tenido desde hace mucho tiempo, pero que no había querido aceptar, porque eso significaba tener que aceptar otras cosas que no entendía del todo. A su vez, Eric parecía impactado, igual que el día que hablamos en la cafetería, aunque al parecer, mis largos sermones no le interesaban.
Por tercera ocasión, sonrió con ese tinte macabro.
- Solar, Solar, bebé, entiendo tus preocupaciones, pero también debes entender que me gustas, y no está dentro de mis planes alejarme así como si nada, cuando sé que tú también quieres hacer todo lo que me gustaría hacerte, pero tienes miedo, quizá por lo que te hayan dicho sobre mí, quizá por los malos consejos que estés recibiendo, pero ten algo en cuenta, yo voy a estar ahí para que hagas las cosas bien, y para que las sientas aún mejor, porque ningún caballero se aleja de su dama sin dejar un recuerdo memorable, y eso es justo lo que quiero, que te acuerdes de mí al acostarte, y que lo que lleguemos a tener nos haga sentir bien a ambos.
Eres preciosa, Solar, y eres realmente caliente cuando te lo propones, estaría loco si te dejara ir así como así.
Después de pronunciar su extraño discurso, mientras yo pensaba seriamente en que nada de lo que había dicho me provocaba ganas de quedarme con él, pues cada una de sus frases me empujaba a la conclusión de que Eric estaba conmigo porque quería llevarme a la cama, y que en ningún momento había mencionado el hecho de "hacerme feliz" o de "una relación formal", se abalanzó sobre mí, tomó mi rostro a la fuerza, y me plantó un beso tosco, haciendo que con la sorpresa abriese los labios, y el pudiera introducir su lengua. Como nunca, sentí asco de su sabor, repasando la idea de que este chico era el Eric de verdad, la razón por la que no había aceptado ser su novia, la razón por la que no me sentía segura cuando me hablaba, y menos cuando me tocaba. Sus besos jamás habían sido algo de otro mundo, pero ahora eran algo asqueroso que no quería soportar, y me di cuenta de que la Solar de hace meses, que se había enganchado con este tipo popular y atractivo, no era la Solar de hoy, que por más músculos y sonrisa divina que tuviera, lo quería lejos, muy, muy lejos.
Traté de alejarme en cuanto mi cabeza dejó de pensar, y entonces sentí el dolor de mi labio inferior al ser mordido hacia fuera, para luego sentir cómo Eric me detenía las manos, y se aventuraba hasta mi cuello.
- Déjame mostrarte lo mucho que te deseo.
Dijo con voz grave, mientras me lamía la extensión de la barbilla hacia abajo.
- Eric, ¡Basta!
Respondí levantando la voz, tratando de safarme de su apretado agarre para salir de ese maldito sillón.
- Me encanta cuando forcejeas, me traes muchas cosas a la mente.
Dijo dejando una mordida pequeña en la base de mi cuello. Inmediatamente vino a mi mente la idea de que a Sodam iba a molestarle mucho si llegaba a enterarse, y más aún si me quedaba alguna marca, pero a la vez, pensé en que no solo se trataba de ella, porque esto era un abuso, y no estaba dispuesta a que Eric siguiera pasándose conmigo.
Dejé de resistirme, quedándome muy quieta mientras él subía la cabeza hacia mis labios, y justo cuando creyó que seguiría su juego, tiré con toda mi fuerza hacia atrás,  soltándome, y permitiéndome levantarme de allí. Eric me miró molesto, como si tuviera algún derecho, así que solo modulé un "imbécil" muy claro, y salí rumbo a los pasillos, en busca de Sodam.
Crucé por el sector que conectaba la sala con la piscina, por ese pasillo oscuro que solo se iluminaba cuando una luz fuerte caía sobre él, y mientras sorteba a las personas que estaban haciendo lo suyo por ahí, sentí que fui jaloneada y aprisionada contra la pared.
- Me encanta, me encanta jugar a esto contigo.
Dijo Eric muy cerca de mi oreja, dejándome atónita por la sorpresa, aunque realmente sentía miedo, temor a su comportamiento tan psicótico de este momento. Había sido un necio de primera siempre y la mayoría del tiempo no me escuchaba, pero nunca había sido tan violento e insistente.
- Eric, en serio, me estás lastimando, por favor, suéltame, estás ebrio.
Dije aún en shock.
- Estoy ebrio, sí, pero sé lo que quiero.
Respondió presionándose aún más contra mí. Eric era un deportista de metro ochenta, por lo que liberarme e imponer resistencia estaba siendo muy difícil. Entonces empecé a sentir que algo presionaba contra mí, y de inmediato me escandalicé y sentí asco al saber lo que pasaba, porque nada de lo que estaba viviendo era normal, y eso hacía que me sienta abusada, paniqueada y mareada.
- Eric, Eric, detente...
Dije con la voz casi quebrada, llegando al punto en el que el miedo me consumía, porque estaba sola, y aunque él no parecía ser el tipo de hombre que viola chicas en fiestas, su aroma a licor y su comportamiento hacían que la duda se sembrara en mí, porque ¿quién en sus cabales se excitaría sabiendo que la otra persona está asustada, intentando liberarse, y más importante, gritando que NO casi al borde del llanto?
Pensé entonces como hace un momento lo había distraído y había escapado, y con todo el asco del mundo volví a quedarme quieta, sintiendo como un beso violento chocaba contra mi boca. Seguí esa cadena de besos asquerosos, casi sin poder contener las lágrimas, y fue ahí cuando Eric me soltó las manos, para pasar a acariciarme bruscamente; pasó sus manos por mis pechos, y retuve el instinto de vomitar, bajó hacia mis caderas, presionándose contra mi cuerpo muy fuerte, empezando a jadear. Yo no podía resistir esa situación, así que subí mís manos a su cuello, fingiendo que lo acariciaba, cerré mi agarre a ambos lados, mientras él seguía entretenido tocándome, y cuando menos lo esperaba, levanté mi rodilla con todas las fuerzas que tenía, golpeando a Eric en la entrepierna, quien ni siquiera se quejó o hizo algún sonido, sino que simplemente se puso pálido y se desmayó a mis pies, en aquel pasillo ruidoso y concurrido. Una pareja que estaba junto a nosotros volteó a mirarnos, pero no me importaba lo que pensaran, ni lo que pasara con él, solo corrí hacia la piscina, pensando que Sodam debía estar allí. Estaba asustada, temblando, con la vista nublada por las lágrimas, sintiéndome sucia, aún cuando no había sido mi culpa que Eric perdiera la cabeza... Eric, el chico que si bien no había sido el pretendiente ejemplar, nunca había sido así de desagradable, ¿Habría intentado llegar a más si me quedaba? Por ahora decidí no pensar en eso, y frotándome los ojos llegué hasta el patio. Miré a todos lados, y ella no estaba, ¿Dónde se metió ahora que la necesitaba?
Pase junto a una mesa, dirigiéndome a la piscina, pero allí solo se veía a Hwasa con el resto de sus amigos; la reina estaba sentada en las gradas de la alberca con WheeIn sentada entre sus piernas, está última parecía muy contenta, y la anfitriona también, tomando pequeños mechones del cabello de su amiga y enredándolos en sus dedos. Me recordaron a lo que podía haber estado haciendo en esa fiesta: divirtiéndome con Sodam, en lugar de haber vivido una experiencia traumática y muy desagradable.
Volteé con cuidado de que no me vieran y me senté en una de las apartadas mesas, sola, mirando al vacío, con ganas de volver a casa en al auto de Sodam, cálidas, escuchando música, hablándonos con la mirada.
Saqué mi teléfono y la llamé, una, dos, tres veces, pero nunca respondió. Sabía que Sodam estaba molesta, pero ahora en serio la necesitaba, porque nadie más podía quitarme la sensación de pánico que tenía aún en el pecho. Cuatro, cinco, seis timbrazos, y no lo cogió, por lo que decidí ponerle un mensaje en que se entendía que necesitaba irme, que no me sentía bien, que no la encontraba en ningún sitio, y que en serio era urgente que apareciera para sostenerme en sus brazos. Esto último me salió de muy adentro, y la verdad es que pensé borrarlo, pero terminé enviándolo, desesperada por una respuesta. Miré el móvil fijamente, rezando al cielo por  que me escriba, y cuando la pantalla se iluminó, no esperé ni un segundo para desbloquearla y mirar su contenido, pero fue como un golpe con una barra de hierro lo que encontré: "balcón" decía, así, frío, simple, cortante. Le había dicho que la necesitaba, que quería estar entre sus brazos, y ella ni siquiera se había preocupado por las mil y un cosas que pudieron sucederme. Cerré los ojos y dejé que un par de lágrimas rebeldes cayeran hacía mis mejillas, ¿Qué estaba pasando con mi mejor amiga?
- Oye... ¿Estás bien?
Dijo una chica que al parecer estaba recogiendo los vasos que quedaban en las mesas. Tenía la voz grave, y descubrí que era una de las bartenders de la noche, pues usaba el smocking color rojo que había visto en todos los que estaban sirviendo en la fiesta.
Era bastante pálida, cabello y ojos negros, seria y con un aire relajado, parecía más una mujer de negocios que una preparadora de tragos, aunque se notaba que tenía mi edad, más o menos.
Dejé de estudiarla, y solo asentí con la cabeza.
- No parece.
Dijo mirándome, mientras levantaba una ceja. No respondí, solamente la miré, tratando de hacer más tiempo antes de salir corriendo hacia los balcones, dónde creía que estaba Sodam.
- Oye, bonita, mi trabajo es hacer que todos se sientan como en las nubes. ¿Ves a la chica del cumpleaños? Le he dado solo dos vasos de vodka lunar, y no he visto a nadie más feliz que ella. Ahora, una muchacha sola, llorando en mi zona, no va a ser una buena carta de presentación, pensarán que fueron mis cocteles los que te hicieron llorar.
Dijo sentándose frente a mí. Dejé salir una pequeña sonrisa y la escaneé más de cerca. Era guapa, rayos, muy guapa, encantadora, parecía que cada movimiento lo ensayaba para verse así de elegante y confiada.
- Moonstar.
Dijo tendiéndome la mano.
- Yo... Dime Solar.
Respondí apretándola con algo de vergüenza. Estaba fría.
- Solar... qué coincidencia.
Respondió sonriente, para luego continuar:
-Tu y yo tenemos nombres espaciales y los tragos siderales son mi especialidad. Ahora, tienes cara de que algún idiota acaba de romperte el corazón, así que como no puedo romperle la cara por hacer sentir mal a una niña tan bonita, qué tal si te tomas algo con whisky, y después vemos cómo te sientes.
A

They... (Soldam/Moonsun)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora