¿Quién?

41 5 2
                                    

*POV Solar*

Había salido de la ducha y estaba lista para meterme en mi pijama de unicornios, cuando de pronto mi teléfono se iluminó.

"¡Hey! ¿Podemos hablar? Tengo algo para tí"

Era un mensaje de Sodam que hizo que una pequeña molestia se instalara en mi pecho. En primera, porque sabía que Naeun se había ido, y sería muy extraño encontrarnos después de quién sabe qué cosas hayan sucedido entre ellas. Además, toda la tarde había seguido mi plan al pie de la letra, y me sentía en extremo emocional, aunque por otro lado, sabía que era de vital importancia que habláramos sobre lo que pasó, porque si no lo hacíamos esta tensión crecería, y yo ya no podía con eso. Me sorprendía que Sodam se haya mostrado tan impaciente, pero la entendía, yo tampoco quería dejar pasar ni un segundo más, por lo que respondí inmediatamente:

"De acuerdo. Te veo en los columpios"

Los famosos columpios estaba en el patio de mi casa, así que no era necesario entrar para acceder a ellos; eran el lugar elegido para tener ciertas conversaciones debido a la privacidad que su ubicación aportaba. Mi padre los había construido en un rincón alejado, y no era muy atractivo jugar en ellos, pero sí que lo era charlar en ese sitio, así que Sodam y yo pasamos varias madrugadas hablando allí cuando hacíamos pijamadas, porque contábamos con la ventaja de que no podían reclamarnos por salir de casa, pero a la vez estábamos fuera.
Cuando mi teléfono sonó mostrando un "Ya estoy aquí", mi corazón se aceleró. Bajé con cuidado hasta la puerta trasera y procuré no hacer ruido para que no hubieran curiosos en la escena. Me acerqué despacio y la vi sentada en uno de los columpios, agarrando entre sus manos una tarta pequeña de coco, una de mis favoritas. Cuando me vio se exaltó un poco, pero pasó mucho tiempo antes de que se animara a hablar.
- Siéntate.
Dijo mostrando el columpio junto a ella. Yo caminé torpemente y me senté mirando como mis zapatos arrastraban algo de tierra al moverme ligeramente.
- Esto es para tí.
Respondió pasándome la deliciosa tarta, la cual ya tenía trozos cortados, como si planeara que la comiéramos ahí mismo.
- Gracias.
Dije tomándola y poniéndola en el césped junto al columpio, con cuidado de no tocarlo desde allí.
- ¿No lo vas a probar?
Expresó temerosa.
- No por ahora, igual sé que está delicioso.
Escuché un suspiro de su parte y después respondió.
- Yo... No sé por dónde empezar. Tengo tanto por decir que no se me ocurre nada justo ahora, excepto por... Excepto porque te extraño, y quiero pedirte perdón si mi actitud te hirió de alguna manera.
Hubo un pequeño silencio mientras yo procesaba lo que me decía, así que Sodam continuó.
- Es que lo de Naeun sucedió tan rápido, y nosotras parecíamos estar siempre peleadas, que no vi la oportunidad para contarte lo que pasaba... El otro día... El otro día cuando leí tu mensaje supe que te había fallado de un modo horrible, y no me lo he perdonado hasta hoy. Quise solucionarlo, pero cuando me golpeaste yo... Yo no sabía que pensar; últimamente todo ha sido tan extraño, siento esta situación tan diferente a lo que alguna vemos fuimos, y no me gusta eso, lo odio, detesto imaginar que las cosas puedan cambiar entre nosotras.
En este punto yo sentía que quería llorar, y a pesar de que quería decirle muchísimas cosas, solo pude suspirar profundo. Sodam pareció removerse incómoda, y con rapidez se puso de rodillas frente al columpio en el que yo estaba sentada, tomándome las manos y mirándome fijamente.
- Sabes que eres la persona más importante en mi vida, ¿Verdad?
Dijo con seguridad, tanta que sentí una ráfaga de calor extendiéndose por mis venas. Eso era precisamente lo que necesitaba escuchar, pero aún sentía tanta inseguridad respecto a todo, que antes de que pudiera controlarlo, un pensamiento escapó de mis labios.
- ¿Y ella?
Sodam pareció nerviosa, pues tardó mucho en responderme.
- Ella... Ella es importante también, pero es... diferente.
Con sus palabras volvía a mí la Solar de arranques violentos, y ya no me importaba decirle lo que pensaba, sin detenerme si quiera a pensar lo sospechoso que podía ser.
- La conoces tres días...
Dije severa. Sodam me miró angustiada.
- Es una buena chica... Tú... Tú le agradas... Quiere que...
- Quiere que pienses eso para lucir como la chica perfecta ante tí, hacerse tú novia, y cuando tenga el poder de lograrlo, va a deshecharme y a prohibirte que me veas o me hables.
Interrumpí venenosa, diciéndole algo que no sabía si era cierto, pero que contemplaba como posible. Sodam cambió su mirada por una incrédula.
- ¿Qué? Eso no... Ella no es ese tipo de persona, y aunque lo fuera, ¿Crees que me alejaría de tí porque alguien más me lo pida?
Pareció elevar su tono, pero a mí no me retenía eso, estaba dispuesta a exponerle mi verdad.
- Creo que has tenido actitudes muy feas desde que la conoces. Has hecho cosas que no pensé que harías, así que no me culpes sí la señorita sonrisas no es mi persona favorita.
- No la conoces...
- ¡Tú tampoco!
- ¡Es mi novia!
Dijo exaltada. Iba a responderle, pero pequeñas gotitas saladas resbalaron por mis mejillas antes de que pudiera hacerlo. Al demonio con "ninguna novia bajo mi guardia", no había mucho que pudiera hacer ahora.
- No llores... Hey...
Sodam se acercó más a mí para limpiar mis lágrimas, pero yo me las quité con fuerza de la cara.
- Deja de hacerlo todo a mis espaldas, creí que confiabas en mí.
Contraataqué de nuevo y observé como Sodam volvía a frustrarse.
- ¡Y lo hago! Acabo de decirte que ni siquiera yo sé cómo pasó todo esto, pero aún así aquí me tienes, de rodillas, porque me g... Me importas más que cualquier cosa que pueda suceder allí afuera, y solo quiero que estemos bien. Olvida a Naeun, olvida la fiesta, olvida la cachetada, olvida a Eric, olvida que falté a clase, olvídalo todo y perdóname por ser tan idiota. Te quiero, Solar, hasta un ciego vendado podría ver eso, y solo deseo volver a tenerte junto a mí, porque no hay momento en el que no vengas a mi cabeza... Solo... Solo quiero repararlo todo. Nada más importa, ¿Podemos?
Después de su discurso comencé a llorar más fuerte, y pronto sentí como Sodam me bajaba del columpio pegada a su pecho, para después sentarnos en el césped del mismo modo, abrazadas.
- No quiero hablar de nada más. No necesito saber nada más. Vamos a fingir que desde el momento en el que estábamos sentadas en el sofá de la fiesta todo se reseteó trayéndonos hasta aquí... El resto no existe.
Volvió a intervenir apretándome más fuerte. Sabía que no era lo más saludable hacer como si nada pasara, pero había algo acerca de ella que siempre me tenía rendida, y esta vez no sería la excepción. Levanté la cabeza para mirarla y ahora sí le permití secar mis lágrimas. Ella me sonrió y besó mi frente antes de que yo empezara a hablar.
- De acuerdo. Entonces vamos a pretender que todo sigue igual que cuando me dijiste que para tí siempre sería la chica más bonita.
Dije trayendo de vuelta el tema al que quería llegar.
- Lo eres.
Dijo con simpleza.
- Promételo. Siempre voy a estar primera para tí.
Pareció pensarlo un poco, lo cual me desesperó, pero pronto una sonrisa descuidada se plantó en sus labios a la vez que decía:
- Te lo prometo. Siempre vas a ser tú, Sol.
Sentí una paz tan grande cuando lo dijo, que un deseo irracional llegó a mi mente... ¿Estaría mal si me acercaba más y dejaba un beso pequeño en sus labios? Quiero decir, las amigas hacían eso, ¿No?
Sentí la tentación extenderse por un tiempo en el que nos miramos en silencio, pero pronto ella sacudió su cabeza y volvió a hablar.
- Hace frío. Creo... Creo que debería dejar que vayas a dormir.
Sentí la tristeza llegar al saber que no la vería hasta mañana, y qué tal vez tendría que soportar a Naeun rondando con más frecuencia. Me levanté de un salto y Sodam se sorprendió.
- Bien, pero no voy a darte ni una rebanada de pastel.
Bromeé.
- Es un trato justo, por lo tanto yo tendré que...
En silencio y sin terminar su frase se acercó hacia mí, atacándome con molestas cosquillas.
- ¡Basta! Voy a gritar y alertarás a todos en la cuadra.
Dije intentando esquivarla.
- Hazlo, sería divertido de ver.
Respondió sonriente. Cuando me soltó respiraba agitadamente debido a la risa y a las cosquillas, y una vez más el silencio se asentó sobre nosotras. La miré pensando en que la quería, de verdad la quería, y si bien sentía cosas que iban más allá de una amistad, también consideraba al ser humano maravilloso que tenía la suerte de conocer. Ella merecía ser tan feliz como me hacía, y me sentí egoísta al pensar en entrometerme en esa relación que estaba empezando a construir, porque por mucho que me molestara, Naeun parecía ser una buena chica también... Una muy suertuda. Pronto me encontré pensando en que llegaría el momento de tomar una decisión; quería que ella fuera feliz conmigo, pero si ella era feliz con alguien más ¿Dolería mucho apartarse?
Yo jamás me había sentido así por alguien, y tal era mi mala suerte que tuve que elegir por primera vez a mi mejor amiga. No podía ser egoísta, pero quería serlo, y la contradicción me dominaba. Tal vez habría tiempo para pensar más adelante, pero por ahora mis planes habían cambiado, ahora el plan principal era no tener plan, porque la vida parecía hacer lo que quería. Solo iba a concentrarme en ser la que siempre fui, y ya después vería cómo proceder, siguiendo a mi razón y a mis sentimientos. ¡Cielos! Que complicado es querer a alguien.
- Ven aquí.
Volvió a hablar Sodam cuando seguramente notó que estaba perdida. Obviamente me acerqué a ella y la encerré en un abrazo muy fuerte.
- Te extrañé mucho. Boba.
Dije riendo bajito.
- Y yo a tí, mi Sol. Te veo mañana.
Respondió dejando un beso largo sobre mí cabeza.
Le sonreí y giré hacia mi casa, con el corazón a tope de emociones. Todo era tan confuso, que cuando me recosté cubrí mi rostro con la almohada y grité muy fuerte... Mañana sería un día interesante.





They... (Soldam/Moonsun)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora