Cake 🍰

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*POV Solar*

"Lo bueno hay que saborearlo despacio"
Sí, claro, especialmente lo que te robaste de mi lado, pensaba mientras apretaba los puños a mis costados. Normalmente hubiera sentido la necesidad de llorar hasta el fin del mundo, pero ahora sentía solo rabia, rabia y lava en ebullición surgiendo desde el fondo de mi corazón; quería separar sus manos, gritarle a esa tal Neun y extirparle un par de mechones, para después dejarle bien claro que Sodam no podía querer a nadie más. ¿Desde cuándo tenía arranques tan violentos?
Lo que más me molestaba era la cara de boba enamorada con la que veía esta tipa a mi mejor amiga, como si estuviera hecha de algodón de azúcar, mientras que Sodam se sonrojó como nunca y agachó la cabeza, sin saber cómo responder ante eso. Habíamos prometido muchas veces contarnos todo, y ahora resulta que ella tenía una vida secreta y estaba a punto de casarse con una muchacha ridícula que conoció hace tres días... Bueno, tal vez exageraba, pero es que la amargura y el sentimiento de ser desplazada me estaban carcomiendo a velocidades astronómicas. Tenía que decirles algo, ya que el silencio empezó a reinar, pero no podía enviarlas al infierno y decirles que su casi relación me asqueaba, o que no iba a permitir que una novata me robara a mi amiga... Mi amiga, por la cual sin duda debía aceptar que tenía sentimientos muy fuertes, que no eran precisamente de amistad. ¡Maldita sea!
- Vaya... Que... Inesperado.
Dije tratando de lucir segura a pesar de mi incomodidad. Sodam siguió en trance, como si estuviera atrapada en un laberinto sin salida.
- Sodam... Yo... No quisiera interrumpir, de hecho no quise... Solo... Solo quería hablarte de eso que tu sabes que debemos resolver. Las dejo tranquilas.
Continúe obligándome a poner una sonrisa incómoda en mi rostro, procurando no despertar las sospechas de ninguna. En un principio había pensado en quedarme a ser la piedra en el zapato de esta reunión, pero decidí que lo mejor era darme espacio para crear una mejor estrategia, porque sí, tenía una estrategia ante todo esto; no podía quedar como la idiota que lo perdió todo solo por su comportamiento inmaduro y su indecisión, y al fin de cuentas, Sodam me quería muchísimo más a mí, ¿Cierto? Sus ojos y sus acciones involuntarias me lo confirmaban. Mi plan era atraparla con la guardia baja, hablar y resolver lo que había pasado en los últimos días, recordarle lo increíblemente bien que funcionábamos juntas, y después, con el tiempo y con el paisaje más despejado, ver qué podría pasar, porque sabía que esas sensaciones clavadas en mi pecho no eran simple aprecio, y en honor a eso estaba decidida a que su supuesta "futura novia" desapareciera del mapa.
- No tienes que irte, Sodam iba a preparar un par de tartas. Puedes quedarte y así nos conocemos mejor.
Intervino Naeun con esa cara angelical que deseaba golpear. "Sidim ibi i pripirir tirtis", ridícula. Esas tartas tendrían que ser todas para mí, y tendría que ser yo quien la estuviera cuidando cuando enferma.
- No. Se los agradezco, pero en realidad tengo algo importante que hacer, así que nos veremos otro día, quién sabe.
Dije con toda la naturalidad que me fue posible. La noticia de su posible noviazgo me había drenado las emociones positivas, y rogaba llegar a casa para distraerme con lo que sea que borrara los acontecimientos recientes.
- De acuerdo. Un gusto conocerte, Solar. Espero que podamos ser cercanas también.
Agregó Naeun con esa mueca sonriente que parecía no borrarse por nada del mundo.
- Okay, hasta pronto.
Dije mirando solamente a Sodam, quien pronunció un "Adiós" casi inaudible, forzando un remedo de sonrisa. Sabía que estaba incómoda.
Salí a toda prisa de esa casa y corrí a la mía. Usaría toda la tarde para planear mi discurso con el que planeaba recordarle a Sodam que ella pertenecía a mi lado nada más, que yo era su sol, su niña, su consentida. Además quería llorar un poco mirando películas románticas y comiendo golosinas. Mi plan era perfecto. No habría ninguna novia bajo mi guardia.



*POV Sodam*


Cuando Solar salió de la habitación sentí como si al fin toda esa incomodidad y presión fueran quitadas de mi espalda. No entendía nada, ayer me había aplicado la ley del hielo, me había golpeado, no había escuchado razones, y hoy se aparecía en mi habitación como si nada, en un momento para nada adecuado; no quiero que me malentiendan, amaba la presencia de Solar, pero no creía que era lo más natural del mundo tener a la chica del nuevo comienzo junto a la chica que casi fue mi fin. ¿Y si Naeun notaba que tenía sentimientos por ella?
Lo que sí me impactó fue la actitud de Solar, como si estuviera a la defensiva, lo cual relacioné con el hecho de que no sabía nada sobre yo y Naeun, y esta última prácticamente le había dicho que seríamos novias, cosa que tal vez era cierta, y me gustaba pensarlo, pero hubiese preferido hablarlo a solas con Solar, para que ella lo sepa por mi propia boca, con mis propias explicaciones. Quería estar bien con ella, pero parecía que las circunstancias nos alejaban cada vez más, sin llevar la cuenta de quién había fallado y quién debía pedir perdón. Guardé en mi mente el recuerdo de su cara durante todo el tiempo que estuvo en mi habitación, y esa expresión fría no era muy común en ella, pero me aliviaba recordar también el hecho de que quería hablar para arreglar las cosas, porque en serio, no iba a acostumbrarme nunca a ese distanciamiento.
- ¿Está todo bien?
Dijo Naeun moviendo su mano frente a mí rostro. Al parecer me había desconectado durante mi tiempo de reflexión.
- Sí, yo solo... Pensaba.
Respondí mirándola.
- Solar es algo intimidante.
Dijo nerviosa.
- En realidad no lo es, pero creo que la noticia de nosotras no le llegó de la mejor manera.
- ¿No le habías mencionado nada?
Pronunció con cierto tono de decepción marcado en su voz.
- No es que no haya querido hacerlo, es solo que desde la fiesta hemos tenido ciertos... Roces, que aún no resolvemos.
- Eso explica mucho. Espero que estén bien. ¿Qué tal si horneamos una tarta especial para ella? Dijiste que eso hacías cuando querías disculparte, y una tarta siempre es buena excusa para iniciar una conversación importante.
Respondió Naeun dulcemente. Lo cierto es que me encantaba que fuera tan linda con todo el mundo, pero sentía cierta culpa al saber que no sería de ese modo si supiera toda la historia. Aún así su idea era muy buena, y era justo lo que planeaba hacer. No podía posponer más la plática con Solar, y ahora que ella también quería hablarme, estaba lista para poner todo en su sitio, lo que esperaba que me ordene el caos del corazón.
Toda la tarde la compartimos preparando tartas, prestándole atención especial al postre de Solar. Ya ni rastro quedaba del malestar terrible que sufrí en la mañana, cuando le conté a Naeun que tenía fiebre, por lo que no podríamos vernos en la escuela. Creí que la enfermedad asociada a mis sentimientos iba a significar un día de mierda, pero pronto mi padre me informó que tenía visitas, lo que me sorprendió al máximo; al principio deseé que fuera Solar asombrada porque no había ido a clases dos días seguidos, pero cuando vi a Naeun asomarse tímida por mi puerta, sentí que ella era la chica que quería que esté conmigo ahora.
Mi padre nunca estaba en mi habitación, y pronto se iría a trabajar, mientras que mi madre habían salido mucho antes, así que disfruté de los labios de Naeun todo lo que pude, y agradecía al destino que Solar no hubiese llegado en uno de esos momentos.
Y hablando de esos momentos, aquí estaba yo con Naeun, en el mesón de la alacena, besándonos como si el mundo se estuviera acabando. Pronto sentí la necesidad de bajar hasta su cuello, donde deposité suaves besos mojados, haciendo que ella se agitara un poco más. Había decidido que esos ruiditos que hacía eran de mis sonidos favoritos a partir de ahora, y solo quería provocarle más. Con cada beso que nos dábamos, sentía más calor, aunque la noche estuviera llegando y el frío se colara a través de la ventana.
Quería seguir probando, de verdad, mi razón estaba nublada, parecía no tener fin ese deseo que sentía, a pesar de que al inicio solo fueron besos inocentes, ahora estaba llevándola al sofá con sus piernas cruzadas sobre mi espalda baja.
Caímos despacio, ella sobre mí, sin separarnos de los labios ajenos ni para respirar. Empecé un recorrido lento por la piel de su cadera, levantando levemente su ropa para hacer círculos y líneas onduladas con la punta de mis dedos hasta llegar a sus costillas. Cuando escuchaba sus pequeños gemidos, solo me impulsaba a seguir, y es que hace mucho tiempo que no estaba de este modo con nadie, y reprimirme tanto tal vez me convirtió en este monstruo deseoso que estaba siendo hoy.
Con cuidado Naeun se sentó sobre mí, y mirándome fijamente se levantó la camiseta para quitársela en un solo movimiento. Todo era demasiado, en especial sentir su piel sin la molesta tela debajo de mis manos; seguí con los besos mojados, y la sentí bajar a mi cuello, donde lamió y chupó varias veces, hasta que un gemido abandonó mis labios también. La coherencia y la racionalidad escapaban de mis manos con cada botón de la camisa que me abría, y es que ya casi veía todo pintado en rojo por tanta excitación.
Cuando me quitó la camisa sin ningún cuidado, y me clavó esa mirada que me sugería que estaba igual de motivada que yo, giré con rapidez sobre ella y empecé a besarla desde las clavículas hacia el pecho, pero ahora mis besos eran más ardientes, menos delicados. Mi sofá comenzó a hacer un sonido chirriante cuando empezamos un vaivén de caricias y de roces placenteros, pero a mí no me interesaba detenerme ni siquiera si el sofá se venía abajo.
Mis manos se toparon con la molesta tela de sus jeans, y capté su aceptación cuando Naeun empezó a desabotonar los míos también. Le quité la prenda con cuidado y me puse de pie frente a ella para que hiciera lo mismo. Después me jaló sobre sí misma para continuar con lo que tan extasiada me tenía. Subí mis manos por sus costados, sintiendo como mordía con fuerza mi labio inferior, provocándome un sentimiento salvaje que se extendió por todo mi cuerpo, haciendo que mis manos por puro instinto fueran a parar a sus bien proporcionados pechos. Los apreté un poco mientras escuchaba mi nuevo sonido favorito saliendo de sus labios, y deseé intensamente pasar mi lengua por ahí, pero sin ninguna prenda de por medio; me ubiqué entre sus piernas y empujé despacio, creando fricción y haciendo que su espalda se arquee un poco, lo cual me dio espacio para rodearla con mis brazos y hacer que se siente sobre mi regazo. Mientras besaba su cuello y mantenía el ritmo del pequeño empuje, jadeando por las sensaciones, dirigí mis dedos hacia el broche en su espalda, y cuando lo abrí escuché música acompañando el "clic"... ¿Música?
Miré a Naeun desconcertada, y ella me regresó una mirada oscura, con las pupilas dilatadas, ambas respirábamos pesadamente, y la música no dejaba de sonar. Al salir de mi ensueño noté que venía del celular de Naeun, que descansaba en la mesita frente al sofá. Lo miramos estáticas, pero no se detenía, así que Naeun resopló molesta y se estiró para alcanzarlo y contestar con una voz agitada, como si hubiera corrido una carrera.
- ¿Qué?
Dijo seca. Era la primera vez que no veía una sonrisa en su rostro. Después pronunció una serie de frases que no entendía porque no escuchaba lo que la voz del otro lado decía, pero Naeun sonaba frustrada.
- Sí, sí, no lo olvidé. No necesitas gritar.
Continuó.
- ¡Cielos! No tengo cinco años. Ahora estoy allá... ¡Que sí!, Ya estoy en camino.
Finalmente colgó y arrojó el artefacto de vuelta en la mesita, para después mirarme y traer una sonrisa tímida a su rostro, pero si ella estaba así, yo debía estar mucho peor. Ahora que la pasión había bajado, sentía mucha vergüenza de estar casi desnuda debajo de ella, enredada entre sus piernas.
- Perdóname. Olvidé que debo recoger a mi hermana. Es una patada en el trasero.
Dijo sin moverse.
- Oh... Mmm... Está bien, no pasa nada.
Dije sonriendo. Entonces Naeun se acercó despacio, como si por su mente pasaran miles de ideas, y finalmente me besó lento, permitiéndome saborearla a mi antojo.
- De... ¿De verdad iba a pasar?
Preguntó tímida. Yo también me sonrojé, pero debía ser sincera con lo que pensaba, pues ya sin la calentura venían a mi mente ideas más maduras y centradas.
- No me lo tomes a mal... Me encantó todo esto... Fue... No creo que haya sido incorrecto. Solo creo que el teléfono fue una buena señal, porque no quisiera que se sienta como algo alocado que pasó por pasar, ¿Sabes?
Hace rato nos dejamos llevar, pero creo que en un determinado momento nos lo habríamos cuestionado y no habríamos llegado hasta el final; no porque no me gustes, cielos, me fascinas y me vuelves loca, sino porque antes de llegar a eso, me gustaría que nos conozcamos mucho más, y que construyamos un vínculo fuerte que no permita que sea solo sexo, sino una conexión entre lo que siente el alma y lo que anhela el cuerpo.
Si te soy sincera, no soy de las que buscan solo un rato de placer, y en lo poco que nos conocemos creo que quiero llevar algo serio contigo, sin presiones, algo lento que con el tiempo...
No pude seguir con mi discurso de mil páginas, porque pronto los labios de Naeun me silenciaron, lo cual agradecía, porque cuando estaba nerviosa no dejaba de hablar.
- Sodam Park, prométeme que vamos a casarnos y a tener un montón de niños. Al diablo lo de "sin presiones", estaría loca sí dejara ir a una mujer como tú. Sé mía, por favor, sé mi novia.
Dijo Naeun con su frente sobre la mía. Al principio me asusté, porque aunque ella era perfecta y lo tenía todo, yo en el fondo sabía que mi corazón lo tenía otra persona. Me gustaba mucho Naeun, y me había prometido darle una oportunidad, pero ¿Sería lo correcto dar este paso aún sabiendo que Solar no había salido de mi mente? No quería ser egoísta, pero pronto una voz alocada en mi interior me dijo que si no daba los primeros pasos nunca saldría de la jaula del enamoramiento hacia mi mejor amiga.
Tomé valor de dónde no tenía, y dejé suaves besos en su boca.
- Me encantaría casarme y tener muchos niños contigo, pero vamos a empezar nada más por lo de novias, ¿Ok?
Sonreímos como bobas y después nos vestimos, despidiéndonos con cursis palabras sumadas de besos y abrazos. Estaba feliz, ahora tenía novia y podía avanzar y superar el dolor. Naeun era un ser humano espectacular, una mujer bellísima, sensible e inteligente, que a decir verdad, era una suerte que se hubiera fijado en mí, y más suerte aún que quisiera ser mi novia. Aún así, consciente de lo bien que pintaba todo, y de lo suertuda que era, no podía quitarme de la cabeza los sentimientos tan fuertes que vivían dentro de mí, sentimientos no correspondidos que aunque quería borrar, despertaban cada que la tenía cerca. Me gustaba mucho Naeun, pero estaba enamorada de Solar, y ese era el lío; solo esperaba que el tiempo me hiciera capaz de guiar ese amor hacia la persona correcta, y habían chispazos de esperanza que me decían que había tomado la decisión correcta, y que no hay buen final sin atrevernos al inicio, y mi ahora novia Naeun debía ser ese inicio.
Pensando en esto recordé que debía hablar con Solar, más aún ahora que tenía tanto por contarle, pero como siempre, tenía un nudo en la garganta, y miedo por sus reacciones; la cosa es que hay situaciones que no pueden aplazarse, y esta era una de ellas.
Fui al baño a revisar que mi imagen fuera la misma de siempre, tomé mi celular dispuesta a enviarle un mensaje a Solar para preguntarle si podíamos hablar en su patio, o tal vez dar una pequeña vuelta en la cuadra, pero las manos me sudaba tanto que con el temblor casi dejo caer el móvil.
Dios... ¿Por qué la vida no era tan sencilla como preparar tartas?

They... (Soldam/Moonsun)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora