Bomb 💣

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*POV Moonbyul*

El lunes por la mañana estaba agotada, casi durmiéndome sobre la barra del trabajo; había pasado toda la noche del domingo sirviendo tragos en una fiesta particular. Buena paga, terribles consecuencias. Sonreí al recordar a todas las chicas a las que prometí llamar, y de repente a mi cabeza llegó la única a la que se lo debía. La verdad había estado a punto de hacerlo, pero ya estaba demasiado involucrada en la vida de Solar como para además de eso llamarla los fines de semana. No, no, por supuesto que no, ella podía pensar que como un buitre estaba rondando su inexistente relación para después reclamar sus restos. No era mi estilo perder la cabeza por nadie, y no iba a empezar ahora. Aunque de todos modos, quería ver a la chica, y ahora que habían pasado dos días sin que sepa nada de mí, consideraba que era un tiempo prudente para encontrarnos de manera casual.
Me llené de energía solo con el pensamiento de Solar y su aura alegre, así que el resto de la mañana intenté mantenerme paciente, informándole a mi jefa que me tomaría la tarde libre.
Me quité el mandil, me coloqué una chaqueta larga y un gorrito, y salí a toda velocidad en mi motocicleta con rumbo al instituto. Otra de las buenas razones es que podría ver a WheeIn y a Hwasa porque las quería mucho, pero por motivos de horarios no nos veíamos seguido.
Estacioné la motocicleta en el mismo sitio que la vez anterior, me quité el casco y sonreí al notar las cientos de miradas curiosas posarse sobre mí, miré mi reloj y descubrí que había llegado demasiado pronto, ¡Rayos! Tal vez podía descansar un poco en las banquetas de la entrada, así mi visita sería una sorpresa aún más grande. Me coloqué los audífonos y avancé hasta el sitio, quedándome a mirar como de a poco los estudiantes salían a toda prisa.
Sentí un poco de nostalgia al ver los grupos de estudiantes pasar con la única preocupación de hacer sus tareas y conservar una buena imagen; yo no era mucho mayor que ellos, pero no había terminado el instituto, lo cual a veces me daba igual, a veces me avergonzaba, y en momentos como este me entristecía. Atrapada en mis pensamientos, no tan lejos de donde yo estaba pude divisar una figura conocida: era Sodam, pero no estaba con quien yo esperaba, sino con un chico desconocido, y parecían discutir.
Me acerqué despacio, sin querer interrumpir, pero noté que dicho chico era bastante agresivo, y que en realidad Sodam trataba de huir de su lado.
- Te dije que no sé dónde está.
Escuché gritar a Sodam mientras agitaba sus brazos para que él no los sujete.
- Vamos Park, es obvio que sabes. Tu amiguita no ha querido hablar conmigo desde la fiesta, y seguro tú le has estado metiendo ideas estúpidas para que me evite.
La voz del tipo también se elevaba, pero su actitud era la de alguien que se está divirtiendo. Caminé junto a ellos con cautela, escuchando el resto de la conversación, incómoda por el comportamiento posesivo del tipo.
- Escucha, si Solar no quiere verte debe tener sus propias razones. No es mi culpa que seas un imbécil.
Sodam dijo esto con ira, y yo sentí lo mismo al darme cuenta de lo que significaba esta discusión; este era el famosísimo Eric, el abusador de la fiesta, a quien tanto desee conocer para poder partirle la cara. Medité las opciones, tal vez no era muy sensato entrometerme, pues ni siquiera estudiaba ahí ni conocía bien al sujeto, pero mi paciencia se rompió como un palillo aplastado por un elefante cuando vi que el tal Eric empezó a arrastrar a Sodam lejos del resto de estudiantes, y la apresó con fuerza contra una de las paredes ocultas, haciendo que ella jadee por el dolor. Ok, eso era suficiente, debía correr.
- Suéltame Eric.
Escuché en un susurro justo antes de que yo tope el hombro del mencionado.
- ¿Qué?
Dijo el bruscamente, lo cual solo me llenó de más furia.
- Creo que escuché que te pidió que la dejes. No es muy de hombres hacerle eso a una chica.
Respondí con la misma brusquedad, mirando como una sonrisa se ponía en su cara, al tiempo que por fin soltaba el brazo de la mejor amiga de Solar.
- ¿Y quién eres tú para decirme lo que es de hombres y lo que no? Piérdete.
Dijo girándose otra vez. Solté un suspiro antes de tomarlo fuerte de la chaqueta, haciendo que se separe de golpe de su sitio. Pude ver la incredulidad en sus ojos, pero después esa sonrisa cínica volvió.
- ¿Qué demonios quieres, te debo algo?
Preguntó con un toque de ira en su voz. Sodam nos miraba petrificada, hasta parecía que le temía a este idiota.
- Sí, bueno, a mí no me debes nada, pero ya que te gusta andar de machito, te sugiero que te pongas los pantalones y te disculpes con todas las chicas con las que has sido un cerdo asqueroso, o tendré que darte una lección. Detesto a los hijos de puta como tú.
Solté venenosa. Eric sonrió enorme, pero podía ver la molestia en sus facciones.
- Escucha, no sé quién seas, ni que te fumaste, pero estoy ocupado, lárgate, o tendré que...
Antes de que siga hablando, lo empujé tan fuerte por los hombros, que no pudo mantener el equilibrio y cayó sentado en el camino de tierra. Me miró impactado, pero para mi cada vez más creciente asco, esa sonrisa de suficiencia no se le quitó. Se puso de pie y se sacudió como si nada pasara.
- Eres una zorrita muy atrevida. No golpeo mujeres, pero podría hacerte otras cosas que...
Sus palabras me asqueaban, así que para que cierre la boca volví a empujarlo con mucha más fuerza. Esta vez su cara se deformó, y al fin su sonrisa ridícula no volvió.
- Yo tampoco golpeo niñitos llorones, pero contigo estoy haciendo una excepción.
Dije provocándolo, lo cual pareció funcionar, pues en un instante se levantó e intentó presionarme contra la pared, tal como había hecho con Sodam, pero oh sorpresa maldito malnacido, yo era la única niña en mi familia, internada por un largo tiempo en un colegio militar, cinturón verde en krav magá, amante de la defensa personal, pues viví sola la mitad de mi vida. No iba a ser parte de sus jueguitos estúpidos.
Con un giro me liberé y apreté su puño casi hasta escucharlo crujir. Sus muecas y jadeos de dolor hicieron que yo sea la que sonría esta vez. Pero debía ser prudente.
- Bien, asquerosa rata, no quiero que vuelvas a acercarte a Solar, ni a ninguna chica indefensa, o prometo que me encargaré de romperte los dedos y hacer que te los comas.
Dije mientras lo soltaba para que pueda revolcarse en el piso. Deseaba golpearlo, hacer que sufra de verdad, pero estaba en un instituto, era mayor, tenía conocimiento de que no se puede aplicar las llaves y golpes ante un rival inferior, y no tenía una razón personal de vida o muerte para hacerlo. Todo estaba en mi contra, y requirió un enorme autocontrol el detenerme sin hacerle mucho más.
Giré para hablarle a Sodam, quien seguía atónita contra la pared. Esperaba que mi advertencia fuera suficiente, pero olvidé el hecho de que Eric era un animal, y en un abrir y cerrar de ojos se había puesto de pie, tomándome por sorpresa; me encajó un derechazo en la zona de la boca, y pronto sentí un sabor metálico que se mezcló con mi saliva. De un momento a otro me derribó, y comprendí mi error al subestimar a este remedo de hombre que me ganaba en masa y altura. Me golpeó un par de veces más en el suelo, antes de que yo considere que esta si era una razón bastante personal, así que aplicando todo lo que sabía, hice palanca en uno de sus brazos y aproveché su intenso dolor para liberarme. Lo golpeé también en la cara, viendo como de pronto un hilo rojo de sangre caía por su nariz; me levanté y pateé sus costillas, quitándole el aire.
- Eres una rata, de verdad una rata de alcantarilla, Eric. Levántate y pelea como el hombrecito que piensas que eres, no me ataques por la espalda.
Dicho esto volví a patearlo, descubriendo que su aguante era nulo. ¡Ja! Pobre bebé llorón.
- Lo que te dije antes era en serio. No quiero verte cerca de Solar, nunca jamás, o volveré para cumplir mi promesa.
Amenacé mientras lo tomaba del cabello para que me mire a la cara. Casi no me reconocía, quería seguir golpeándolo, se lo merecía.
- Moonbyul, ya, ya basta, vámonos.
Dijo Sodam, hablando por primera vez, tomándome del brazo para llevarme por el mismo camino alejado hacia un lugar que parecía un estadio abandonado.
- Estás hecha un desastre.
Dijo buscando algo en su mochila.
- Estoy bien, ¿Cómo estás tú?
Respondí fingiendo que no me molestaban los golpes en la cara, lo cual era difícil, pues la sangre seguía brotando.
- No debiste. Mira como estás, y Eric está peor.
Dijo poniendo un pequeño pañuelo en mi mano. Creí que me ayudaría a limpiar los cortes, pero solo me miró esperando que lo hiciera.
- ¿Qué importa Eric?
Respondí incrédula mientras me pasaba el pañuelo por las zonas abiertas.
- Vas a meterte en problemas, y no es que me importe, pero él no lo vale. A Solar no le gusta la violencia.
Cuando dijo esto sentí una tensión en el aire. Claro, mi teoría era cierta, y por lo visto, a Sodam no le interesaba lo que haga Eric, simplemente quería asegurarse de que Solar fuera solo para ella. Oh, Sodam, los celos, los celos.
- Ya sé que no lo vale, y no te pido que me des las gracias ni nada de eso, pero ¿Te das cuenta de que te estaba violentando? Seguro que Solar prefiere que haga eso antes de que te deje a tu suerte.
Respondí mirándola fijamente. Un gesto de ira se plantó en su rostro.
- No necesito que me defiendas. Tú y yo ni nos conocemos. Puedes jugar a que eres la mujer maravilla con Solar, pero a mí no me impresionas.
Su comentario me puso casi en el límite, pero aún así traté de girar la pequeña discusión en su contra.
- Ya lo sé, justo por eso lo hice, porque quiero seguir siendo la mujer maravilla a los ojos de Solar. Tú lo has dicho, no nos conocemos, pero sé que eres importante para ella, y ella lo es para mí, así que no creo que le moleste saber que tuve una pelea por defender lo que creo justo.
Sodam me miró respirando más fuerte, casi parecía que ahora sería ella quien me daría una paliza. Nos miramos en silencio, como dos leones que esperan el movimiento del otro para atacar.
- Bien, entiendo, pero quiero que sepas que no es tu obligación estar al pendiente de ella, porque para eso estoy yo. Nos conocemos mucho tiempo, yo sé lo que necesita, sé lo que es mejor para ella, y ¿adivina qué? También puedo dárselo. La quiero demasiado como para que una aparecida la arrastre hacia problemas de peleas y quién sabe qué otra cosa, así que hazme un favor y concéntrate en tus asuntos de chica rebelde. Deja en paz a Solar.
Sus palabras me llegaban por alguna razón. Cierto, Solar y yo éramos muy distintas, pero eso no quería decir nada. Además, había arriesgado mi integridad física para defenderla de un patán, pero a ella solo le importaba marcar territorio y desprender celos por cada poro de su cuerpo. Era más que obvio para mí el hecho de que Sodam estaba enamorada de Solar, era imposible que después de todo esto no lo esté. Yo por mi parte me sentía enfadada, y cuando me enfadaba hacía estupideces, así que traté de manejar la situación hacia un plano más relajado. Con esta nueva información en mis manos podía efectuar nuestro plan a la perfección.
- Oye, Sodam, eso de "dejarla en paz" es muy exagerado, ¿No crees? Ambas queremos lo mejor para ella, tal vez de modos diferentes, porque ya sabes, tú eres su amiga.
Cuando dije esto su rostro ensombreció, me miró molesta, pero antes de que responda continué:
- No quisiera discutir contigo, como te dije, sé que eres especial para Solar, y en honor a eso voy a confesarte lo que es obvio: Ella me gusta mucho y la quiero para bien, con las mejores intensiones, así que podrás entender mi reacción al encontrarme al patán que siempre estaba sobre ella. Lamento si te di otra impresión, no busco pelear con las personas a las que aprecia, y si actué de manera violenta fue porque no quiero que nada malo le pase jamás. Podemos ser amigas también, por ella, ¿No crees?
Cuando terminé de hablar, los ojos de Sodam se habían vuelto un aro de fuego cargado de dagas que disparaban contra mí. Había mentido un poco para obtener una reacción, pero no me esperaba que fuera una tan encendida. Se puso de pie y me miró con odio antes de hablar.
- No te hagas ilusiones, Moonbyul, sé que parece que le agradas a Solar, lo cual tal vez sea cierto, pero ese patán al que golpeaste es el tipo que a ella le gusta. No sé si sigan saliendo, lo más probable es que se vean justo antes de que ella se reúna contigo. Lamento decirte todo esto, pero no es bueno que seas su perrito faldero, dispuesta a fingir ser su heroína. No le gustas, ¿Ok? Ella no es ese tipo de chica, y repito, para cuidarla ya me tiene a mí, así que si tus intenciones son esas, te advierto que terminarás con el corazón roto. Entiendo que hayas armado todo esto por ella, para quedar bien, pero lo único que lograrás es hacer que vea claramente que sus mundos no combinan. Será mejor que te vayas, y si puedes, que cortes contacto con Solar lo antes posible, para que no te sigas armando escenarios en la cabeza, y para que no la involucres en dilemas ridículos.
Cuando terminó me sonrió con una sonrisa de esas que yo odiaba, las que te dicen "yo gané". Me sentí miserable sin saber por qué, quiero decir, Solar me agradaba, pero no me gustaba tanto como quería que Sodam piense, simplemente quería llevarla al límite para hacer que confiese sus verdaderos sentimientos, pero en ese juego había sido yo la que llegó al límite. Estaba enfadada, molesta aunque sabía que lo que me había dicho era mentira, incluyendo lo del imbécil de Eric.
Antes de seguir procesando bien todo, decidí que era momento de soltar esa bomba incompleta a la que llamaba "plan". Había pensado en darle un poco de celos a Sodam, saliendo a menudo con Solar y mostrando mi interés frente a ella, pero ahora esa bomba se transformó en un misil atómico, el cual apuntaba directo a mi coherencia. Sabía que lo que haría estaba mal, sabía que tendría problemas, pero la idea llegó a mi cabeza como un rayo, fuerte e inevitable, y antes de arrepentirme decidí que quería hacerlo, de verdad. Bendecida con la confianza que Solar dijo tenerme en esto, sentí que las palabras casi salieron solas de mi boca.
Miré a Sodam cargando una expresión impaciente y molesta, pero fingí no notarlo. Me puse de pie también y ya frente a frente le sonreí con toda la amabilidad que me fue posible.
- ¿Sabes Sodam? En el fondo sé que tú y yo nos parecemos en algo: las dos queremos lo mejor para Solar, pero creo que te equivocas en muchas cosas.
Tienes novia, ¿No? Supongo que ahora todo tu cariño y cuidados deberían volcarse hacia ella. Te prometo que Solar está en buenas manos... Mucho más ahora, considerando que en un futuro yo seré una parte igual de importante que tú en su vida.
Dije mirando como entrecerraba los ojos. Temía que en cualquier momento me lanzara una bofetada.
- ¿Qué quieres decir con eso?
Preguntó harta.
- Le pedí a Solar que fuera mi novia, y lo estamos tomando con calma, pero yo creo que nos va bastante bien.
Bomba entregada, aterrizaje perfecto. Ciudad corazón de Sodam: destrozada...

They... (Soldam/Moonsun)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora