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*POV Sodam*

Me planté frente a la puerta, respiré profundo y di pequeños toquesitos antes de esperar estática. Fue Yonghee quien abrió la puerta, y para mi mayor angustia me miró retadora.
- Así que Solar te dijo que queríamos hablar contigo.
Dijo severa, lo cual me asustó de sobremanera. Claro que Solar no me dijo nada, pero no iba a decírselo.
Entré con miedo cuando ella se hizo a un costado para que pase hacia el comedor donde toda la familia se había reunido a cenar. Mal momento, dije en mi cabeza. Todo eso dejó de importarme cuando vi a una asombrada Solar devorando un trozo de pizza, vestida en su pijama púrpura de unicornios. Incluso así lucía como una princesa.
Avancé lentamente y saludé a todos con un "Buenas noches. Provecho" que sonó muy tímido para lo que acostumbraba. Me miraron expectantes, pero como no dije nada más, ni me moví un solo centímetro, el padre de Solar intervino.
- Buenas noches, Sodam, llegas en un momento apropiado. Siéntate.
Dijo contrario a lo que yo había creído, señalando la silla que estaba junto a Solar. Yo la miré, queriendo expresarle mi angustia, pero ella fingió que no estaba ahí.
- Gracias por haber venido, es muy importante que tengamos esta plática con ambas.
Volvió a mencionar el señor Kim, a lo que nadie interrumpió para que continúe.
- Anoche las reglas estuvieron claras, como siempre, y por primera vez las desobedecieron. No es necesario que se los diga, ustedes saben lo que pasó mejor que yo, pero lo que sí es vital, es que les pare el carro ahora, para que en un futuro cumplan su palabra como lo habían hecho muchas veces. No puedo presumir de ser el padre siempre presente que merecen mis hijas, pero tampoco voy a ser el padre descuidado que no corrige sus errores. Imaginen mi sorpresa y el espanto de mi esposa y de Yonghee al ver el reloj dar la una y no tener rastro alguno de ninguna. Ahora, imaginen mi aún más grande sorpresa cuando a mis oídos llegaron las novedades de que Solar llegó a las 2 am en una motocicleta, tambaleándose y con una muchacha desconocida, y que Sodam llegó una hora después a dar un espectáculo con otra chica también desconocida. ¿Ese fue el trato que hicimos cuando me pidieron ir a la dichosa fiesta?
Ni yo ni Solar dijimos nada, solo mirándonos avergonzadas, conscientes de nuestra culpa.
- No quisimos hablar a solas con Solar, porque creímos conveniente escuchar sus explicaciones juntas. Seguro algo sucedió, ustedes nunca han actuado de ese modo.
Añadió la madre de Solar en tono acusatorio, y ya para entonces yo sabía que debía explicarme, porque al fin y al cabo había sido mi culpa. Tomé mucho aire antes de hablar, pero mi vergüenza fue tal que no pude levantar la mirada.
- Señor Kim, señora Kim, Yonghee, Solar... Yo... Yo en serio lo lamento mucho. Espero que no la hayan castigado, porque todo fue... Todo fue mi culpa; me topé con alguien en la fiesta y entonces cada quien tomó su camino, lo cual entiendo que no debía suceder. Solar no tiene nada que ver, seguramente ella estuvo buscándome todo el tiempo, y seguro para entretenerse bebió un poco. La chica con la que llegó debe ser... alguien... alguien agradable, pues Solar no vendría a la casa con cualquiera que pudiera hacerle daño. Aunque entiendo que nada de esto me justifica, quiero disculparme por no estar a la altura de su confianza, y por no haber cuidado de Solar tal como debía. Comprendo... Si... si no quieren que salga con ella en una ocasión próxima, pero no sería justo que le pongan un castigo solo por mi culpa.
Terminé de expresar mi discurso muy veloz, y aunque sabía que no todo era cierto, sí sentía que la culpa era mía, pues me había dejado llevar por las circunstancias, haciendo que Solar se vea obligada a regresar con una desconocida, y eso no podía perdonármelo.
- Sodam, no es correcto que quieras cargar con toda la culpa. Comprendemos que a veces como adolescentes cometemos errores, pero ¿qué clase de padres seríamos si no las corrigiéramos?
Sabes que te apreciamos como a una hija más, y sabemos que no hay nadie que cuide a Yongsun como tú, por lo cual fue impactante que ambas hayan fallado a su palabra. No queremos ser los malos de la película, y por ahora supongo que una alerta y un llamado de atención están bien; nada de castigos extremos, pero eso sí, tengan en cuenta que esto no puede volver a repetirse jamás, pues no queremos romper la enorme confianza que hemos depositado en ustedes. Que quede como advertencia.
Dijo el señor Kim mirándonos entre severo y comprensivo.
- Eh... yo quiero decir que aún así Yongsun tendrá que hacer las tareas domésticas que le pusimos como escarmiento.
Añadió Yonghee mientras reía cómplice.
- Muchas gracias, Señores Kim. Prometo que no los decepcionaré otra vez. Realmente me sentía mal por haber incumplido.
Mencioné mirando a Solar, que estaba seria, sin intención de intervenir en la charla.
- Contamos con eso, Sodam. Ahora, sírvete un poco de pizza y cuéntanos cómo están tus padres.
Habló la señora Kim esta vez, pero cuando iba a responder, Solar se puso de pie y antes de subir las escaleras a toda prisa dijo:
- Gracias. Si me disculpan tengo que irme. Tengan una buena cena.
Todos me miraron extrañados, pues era obvio que las cosas no estaban bien entre nosotras, y yo sabía que toda la culpa era mía, así que tomé otra parte de la valentía que había traído conmigo esa noche, y aclaré mi garganta para hablar:
- Yo... Ahmmm... ¿Podría subir con ella?
- Claro, ve a ver si se le quita ese humor horrible que ha cargado todo el día.
Dijo Yonghee masticando su pizza.
Me levanté ante la mirada escrutadora de los padres de Solar, y despacio subí hasta su pieza, sintiendo muchos nervios al imaginar que debía intentar hablarle y disculparme, pues la tensión que sentí al pedir perdón a sus padres no sería nada comparado con esto. Parada frente a su puerta dudé antes de golpear despacito.
- Sol... ¿Puedo... Pasar?
Dije con la voz entrecortada, pero solo recibí un silencio como respuesta.
- Sol...
Más silencio.
- Sol... Yo de verdad...
Mi voz fue interrumpida por el alto volumen de una canción muy fuerte que sonaba al interior de su habitación. Me sentí impaciente e impotente, y por un momento pensé en solo irme, pero esa estrategia me había metido en este lío, así que decidí enfrentarla, aunque eso sería difícil.
Con cuidado giré el pomo de su puerta, abriendo exageradamente lento, peecibiendo de a poco como la figura de Solar recostada en su cama, mirando una revista, se presentaba ante mí.
Avancé despacio, cerré la puerta, caminé hacia donde estaba, y aunque me paré frente a ella, continuó ignorándome. Sabía que la jodida música no me permitiría hablar adecuadamente en esta situación, así que rodee su cama hasta dar con el buró en el que descansaba el artefacto del que salía tan estruendosa música, y determinada a hacer lo que tenía que hacer, presioné el botón de apagado.
- ¿Qué crees que haces? Esta no es tu habitación, sal y déjame sola.
Dijo Solar molesta cuando el silencio nos inundó, pero el asunto es que lo dijo al viento, sin siquiera mirarme.
- Ya sé que no es mi habitación, no es mi intención molestarte, solo creo que deberíamos hablar.
Solar siguió cambiando salvajemente las hojas de la revista, sin ver al menos su contenido, simplemente con el afán de pretender que estaba sola. En serio me desesperaba su actitud, bien sabía que había fallado, pero no creía que ignoramos era la mejor manera de solucionarlo, así que con un movimiento rápido subí a su cama y le arranqué con fuerza la revista de las manos. Iba a empezar a disculparme cuando sentí su mano golpearme muy fuerte en la mejilla, tanto que mi rostro giró automáticamente. Miré hacia Solar incrédula, adolorida por el golpe, y no solo físicamente; ella también me miraba como asustada, con los ojos muy abiertos, como si la cachetada hubiese sido solo un impulso bobo que ahora deseaba corregir.
Agaché la mirada y sentí que unas lagrimitas querían colarse a través de mis ojos; Solar nunca me había tratado así, de hecho creo que no había tratado así a nadie en su vida, por lo que el ardor en la mejilla me hacía sentir humillación y vergüenza. Ciertamente yo la había lastimado primero, y quería conversar respecto a lo que había sucedido en la fiesta, pero justo ahora solo quería irme a casa, llorar un poco, y quizá, sí me sentía mejor, intentar otra vez mañana.
- Bien... Yo... Lamento molestarte. Te veo después.
Dije con la voz muy quebrada, poniéndome de pie a toda prisa, casi sin ánimos, pero de todos modos impulsada por el deseo de huir. Bajé las escaleras corriendo, y me despedí con la cabeza baja y una sonrisa fingida, para seguir corriendo hacia mi casa. Había planeado hornear durante toda la noche pastelillos para Solar y para Naeun, pero en lugar de eso solo me cubrí con la cobija más gruesa que encontré y lloré hasta quedarme dormida. Dolía, pero supongo que ahora todo estaba muy claro, ¿No?





They... (Soldam/Moonsun)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora