Los Enterrados

EL LAGO

Tenía un tremendo frío; había pasado la noche entera temblando y rechinando mis desgastados dientes, repleta de cobijas tratando inútilmente de ahuyentar el mal clima, no pudiendo conciliar bajo ninguna instancia el sueño.

Estaba titiritando al exterior de la comisaría, madrugando tal cual habían referido el día anterior, esperando como idiota a que Ben Summers o Hunter Aragon se dignaran a aparecer; para mi sorpresa, pasaron quizá segundos de mi espera, detectando entre la densa neblina una leve iluminación, similar al de un resplandor, conectando el surgir al de unos gastados faroles de auto, rogando en el silencio fueran ellos.

Finalmente el vehículo cesó, cegándome por instantes sus intensas luces amarillas hasta apagar su motor, percibiendo el automóvil se estacionó frente a mi.

- ¡Buenos días!.- saludaba Hunter asomando medio cuerpo a través de la ventana, llevando puesto un gorro gracioso con orejeras, pareciendo llevar un mapache en la cabeza.- ¡trajimos café y galletas!- anunciaba con toda la actitud.

Solté la primera sonrisa en mi estadía y pareció agradarles, era una nueva etapa que tarde o temprano debía dejar de acobardarme, tenía que hacerla mía; Ben abrió la cerradura de la comisaría, procediendo a abrirnos la entrar, se desprendió de cantidad enorme de chamarras y comenzó a encender las luces de la habitación, retomando a cerrar la puerta principal con llave.

Caminaron hacia un aparente cuarto de juntas, donde solo había un pequeño pizarrón y dos sillas; Hunter colocó sus aperitivos en la mesa, procediendo a desplegar los tres cafés de aquel cartón desechable.

- Ve por otra.- le ordenaba Ben a Hunter sobre acercar un asiento extra, dejando en claro no estaban preparados para más personas o para "visitas".

- Pensé era ya eran "tres" personas.- exclamándole a Hunter por lo que un día antes refería la cantidad del equipo.

- Bueno, ayer comenzamos a ser tres.- cargando una pequeña silla de metal con detalles falsos en piel, formando un pequeño triángulo entre ellos.

Nos sentamos todos y Ben tomó el pizarrón, comenzando a escribir nuestros nombres con detenimiento; seccionaba una serie de puntos, desarrollando por lo visto su visión.

- Bueno, formamos parte del equipo de seguridad de North Evans; el poblado va de 350 habitantes, tenemos bosque, un par de lagos, centro y poca llanura.- voceaba Ben con cierto tono de hartazgo, como si le pesara mi presencia o presintiera fuera una molestia.- no hay mucho conflicto con las áreas, solo debemos cuidar de externos o pequeñas pandillas; lo que más nos genera trabajo es el clima, aquí todo es drástico, una lluvia de días constantes o neblina, así como en este caso, estaremos enterrados en nieve; al año perdemos por lo menos tres vidas humanas y decenas animales, por ello es que necesitamos estar activos.

- ¿Podemos presentarnos?.- susurraba Hunter a Ben, suprimiendo toda la importancia de la información.

- Haz lo tuyo.- llevando sus brazos a la cadera en señal de irritación, dando pie a la petición de su segundo.

- Hunter Aragon, policía de la comisaría de North Evans, llevo en servicio apenas cinco años; soy natal de aquí y considero ser un entusiasta de las películas de comedia, adoro los panqueques de la cafetería "De' Lu", me identifico como dinámico y comprometido; traje algo para mantener el ánimo.- reiterando la acción de sus postres y cafés.- para tu iniciación como compañera de pueblo.- sonreía con entusiasmo al romper finalmente el hielo.- cualquier cosa que se ofrezca, no dudes en hablarme.

- Muy amable.- respondiéndole con gracia ante tremenda personalidad, pudiendo apostar tenía unos 28 años, menor a Ben pero a la par de mi edad.

- ¿Cómo quieres te llamen?.- preguntaba aún feliz.