El restaurante era el típico dinner exiliado en el olvido, aquellas paredes relataban un ambiente de antaño, el interior mantenía tonalidades cálidas, predominando curiosamente el color mostaza como en la estación, de alguna forma sorprendente, existía un sentimiento de tranquilidad en el lugar; Ben se había comportado de forma extraña, se prestaba más a la charla pero seguía sin profundizar dentro de la conversación; me disponía a encontrar la razón de su actuar, pero no encontraba como justificar sus modos...
- Es el único lugar decente del pueblo.- comentaba Ben al observar la inerte taza de café, tranquila y humeante, contrastando al exterior congelado de la ventana.- terminando el desayuno, concluiremos el tour por el lugar.
La camarera interrumpió el diálogo con nuestros platillos, el primero era un par de panqueques con un cubo de mantequilla irradiate, bañados en miel de maple, a la par de un tazón blanco en auxilio de fresas, crema y nueces; el segundo era para Ben, unos huevos revueltos, con dos piezas de pan tostado, con baso de jalea de moras y un sobre de crema de maní; de todas las formas existentes, esta me hacía añorar aún más mi hogar; cuando pronto, el topar del cubierto de Ben al plato me desconectó de mi volar, de pensar de sobremanera y observar detenidamente las cosas.
- Come.- señalando mis alimentos.- no es de un gran dinner de Nueva York, pero lo digerirás con gusto.
- No tiene que ver con eso, solo... me quedé pensando.- apartando un mechón de cabello a mi oreja izquierda.- me acordé de casa, de verdad quiero integrarme aquí...
- Nunca me sentí parte de este sitio, de hecho, jamás me gustaron muchas cosas.- sosteniendo una frase que no creía verdad, al menos para un ser natal del pueblo.- creo que no estamos donde quisiéramos estar.- devolviéndome una sonrisa pasiva y comprensiva.
Solté un tremendo suspiro y procedí a partir un pedazo de panqueque con el tenedor, tomé un trozo de fresa y lo atravesé con el cubierto, bañé mi porción con más miel de maple suplicando devorarlo con devoción, y justo cuando abrí tímidamente la boca, Ben levantó sus manos e indicó parara.
- Espera.
Un segundo ambiguo ocurrió ante nosotros, era progresivo por parte de Summers hablar y sería regresivo si llegaba a rechazar la sugerencia; me pasmé observando su derecha, bañando mi comida con unos trozos diminutos de nuez.
- Prueba.- sostuvo con un gesto terso y tranquilo, chocando directamente sus ojos a los míos.
Era un balance dulce, donde entablaba a maravilla lo chocante y crocante del fruto seco, azucarado pero neutro, no salado, completamente armonioso, atractivo y muy delicioso; sin saberlo, solté una risa silenciosa, había adorado la combinación sugerida de Summers.
- ¿Y bien?.- manteniendo una sonrisa retadora ante un panorama de victoria.
- Sensacional.- repetía cubriendo con una servilleta mi rostro de par en par, me había gustado mucho su idea.
- Cuando tenía 5 años, mi familia me traía aquí, siempre pedía fresas y nueces para los panqueques.- compartiendo la primer experiencia extra laboral.- hace ya 32 años de repetir el mismo desayuno los miércoles.
- Son una maravilla.- continuaba la conversación.- ¿quieres decir que tienes 37?.- reía al burlarme del dato inexacto de su anécdota.
- Quise decir, 27 años... que empecé a comer aquí a esa edad.- mostrando luz a su sonrisa de vergüenza.
- ¿Cómo era el pueblo en ese entonces?, ¿tu familia es de aquí?, ¿porqué ser la policía?.
- Todos buscan huir de aquí.- bajando el ceño al plato.- digamos que preferí quedarme y hacer las cosas bien; mi familia eran personas normales, es todo, respecto al empleo, bueno...
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Los Enterrados
Mystery / ThrillerUna joven detective, es forzada a reubicarse de la gran manzana al pequeño y lejano poblado de North Evans, donde la única particularidad del sitio es el invierno eterno, así como una nula tasa de criminalidad. Pareciera que la nieve ocultara secret...