- Ben, ¿qué es lo que le hiciste?.- suplicante ante una muerte segura, mi alma no podía ya asimilar o siquiera expresar lo que creía.- Sabes como terminará la conversación.- dijo retomando su postura.- son pocos con los que uno debe abrirse.- sosteniendo con tristeza el momento en su rostro.
- Siempre pudiste buscar ayuda.
- Y ella nunca pudo Rey.
- ¡Te volviste como ellos!.- arremetiendo con coraje.- mataste a esa bola de cerdos, pudiste, pudiste...
- ¿Pude haber hecho otra cosa?, maldición, ¿acaso eres necia?.
Volví a bajar la mirada y me rendí en el suelo, conocía dónde terminaría mi camino, perfectamente sabía tenía dos opciones, aquel rival eterno entre la ética o la moral; siendo humanos, pecamos constante de influenciarnos por las emociones, somos errantes en creer que por vivir una sola vez, podemos y estamos obligados a romper estigmas, estrujar creencias o hasta destrozar la confianza de otros, pero, para este punto, yo no sabía que hacer.
Un estruendo volvió a azotar la habitación, aquella puerta metálica se había vuelto a abrir, entrando a la escena un Hunter mal herido del hombro con señales de brusca violencia; estaba muy mal herido.
- ¡Rachel!.- proclamó a duras penas.
No estaba armado, al contrario, venía manchado de carmesí en toda su persona, inundado de una sobra roja oscura en su ropa; su rostro estaba demacrado, sus labios partidos, era claro había vivido una instancia complicada.
Ben me dió la espalda y contempló su figura desgastada, analizó de pies a cabeza cada rastro de guerra en su persona, contemplando casi una pintura cuya forma ya no le tenía sentido o afectó, que no incentivaba más motivo.
- Debiste quedarte tirado en la nieve.- murmuraba seco Summers.
- ¡Apártate de ella!.- gritaba un Hunter moribundo.
Ben me devolvió la vista y expresó el gesto de culpa más grande que la vida me había permitido admirar.
Summers cerró los ojos, apartó una vez más su postura de mi, cambiando completamente sus facciones y de un segundo a otro, ya se encontraba apuntándole directo al entrecejo del pelirrojo.
- Pudiste haber desafiado todo por la verdad.- exclamaba Ben con furia a Hunter, rígido y decidido a accionar el gatillo.
- Nadie pudo haber hecho algo, ¡carajo Summers!, ¿podrías calmarte de una vez por todas?.- ensimismado en la complicada realidad que le estaba tocando vivir.
- Supiste por años la verdad.- quejaba aún recto a su postura de disparo.
- Y por ello te digo, el hecho de que le contara al mundo, el actuar de mi padre, la razón por la que no difundió la verdad... todo fue para proteger a la familia.
- La violaron entre tres, jugaron con su cuerpo y lo destrozaron cuánto pudieron; ¿proteger a su familia?.- quejaba con sarcasmo.- ellos jamás pudieron olvidar el rostro de su hija... volvieron un caos a la familia, mataban a su madre cada vez que le mentían, que le decían "borracha", "una cualquiera que se quedó enterada bajo la nieve", asesinaron a su padre cada que los señalaban, que les recordaban no existía la justicia... pensé por años, que tú darías la espalda a la porquería judicial que tu padre había causado.
- Mi padre te dió la oportunidad de ser policía, y ¿lo desacreditas así?; Ben, era un ser humano, creyó hizo lo correcto... tú no comprendes el dolor que pasaron ellos.- apoyando su peso total sobre el marco metálico de la puerta de salida.
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Los Enterrados
Misteri / ThrillerUna joven detective, es forzada a reubicarse de la gran manzana al pequeño y lejano poblado de North Evans, donde la única particularidad del sitio es el invierno eterno, así como una nula tasa de criminalidad. Pareciera que la nieve ocultara secret...