Capítulo 11

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20 de agosto de 2020

Arnie Weeler

Aquí me encontraba otra vez detrás del escenario. Las luces daban vuelta por todo el lugar mientras con algo de nerviosismo miré que Sten hablaba con Brad, ésta pasaba su brazo coquetamente por detrás de su hombro y se acercaba cada vez más a su rostro. Parecía que le quería besar pero nunca lo logró.

—Los clientes te pueden ver. — demandó Sten mientras volteaba su rostro y me daba acceso a leer de lejos sus labios.

Ella se acercó a su oído, le susurró algo y el chico volteó su mirada a en mi dirección. Sonreí ingenua al él haberme visto espiandole como siempre, y era algo que odiaba.

Se despidió, dio un beso en la mejilla de Rashed y sin que nadie le viese dió una leve nalgada. Ella mordió su labio y agarró su mano, llevándolo detrás de la puerta donde se encontraban las habitaciones de las chicas.

—¿Qué estas buscando?

Comentó alguien a mi lado con un tono de voz ronca, pero no tanto. Al mismo tiempo sentí una mano en mi hombro, por lo que giré para ver que Colin se encontraba detrás de mi.

—¿Qué haces aquí? — indagué nerviosa.  —Los clientes no deben de estar en ésta parte del local.

Miré a todos lados, no quería que me vieran con el chico, más bien no quería que Sten me viese con él. Después de aquella noche no le había visto más, quizás fue un intento fallido de coqueteo, puesto que nunca pasó algo más de una charla acompañada de varios tragos.

—Ya te dije que yo si puedo, Arnie.

—No me lo has dicho.

Entrecerré mis ojos y le apunté con mi dedo en medio del pecho. Sus manos aguantaron las mías y le miré desconcertada. Él comenzó a caminar haciendo que le siguiese el paso mientras sujetaba mi muñeca.

—Pues te lo digo y afirmo ahora.

Dijo mientras giraba su cabeza y me dirigía una sonrisa, volviendo a mirar al frente y encaminandose a la misma mesa de días atrás, esa mesa apartada de todos.

Rasqué mi hombro con algo de vergüenza. De seguro Sten me había dicho que me pusiese este vestido por ese chico, Colin.

—Eres insegura, ¿Verdad? — me preguntó. En sus manos tenía una botella de vino, sirvió dos copas y me entregó una. —No deberías serlo conmigo. — volvió a decir sin darme chance a responderle.

Sentí la puerta del personal resonar. Voltee la cabeza y allí se encontraba Sten arreglando su esmoquín. Llevaba su cabello recogido con un pequeño moño muy chulo y unos lentes que dudaba que tuviesen contacto, aunque le quedaban a la perfección. Detrás de él salió Brad, con su cara pícara me miró, dirigió su vista al frente y caminó recto. Volví a profundizar mi atención en Sten, ésta vez él también me miraba. Sus ojos hacían contacto con los míos y sentí una pequeña punzada en el pecho.

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