Dulce Omega | Emiliaco |

Capitulo 19

Desperté en una habitación blanca completamente vacía, ya no sentía ningún dolor, pero ¿Dónde estaba?, me levanté de la cama y salí de la habitación, todo estaba solo, había un largo pasillo, comencé a caminar hasta que escuché una voz, era imposible, era mi imaginación, pero la volví a escuchar y ahí estaba el, después de tanto tiempo.

— ¿Eres tú? –me acerque— ¿Eres real?

—Soy yo Emilio— extendió sus brazos, rápido lo abrace con todas mis fuerzas

—Eres tú— limpio mis lágrimas

—Vamos con tu Madre y Romina— sostuvo mi mano

— ¿Están aquí?, espera— deje de caminar— ¿Es un sueño?

—No Emilio

— ¿Dónde estamos?

—Emilio, hijo pensé que ya sabias

— ¿Saber qué? — comenzaba a angustiarme

—Tu alma está aquí porque acabas de morir— en ese momento me quede el shock, no podía morir

— ¿Qué? –retrocedí— ¿Morí?, No, no, no puedo morir, tengo que volver, Joaquín, tengo que volver— escucho dos voces que conocía de memoria

—Emilio, cariño, eres tú— busco a la dueña de esa voz, su madre, estaba ahí y aun lado de ella estaba Romina, su hermana, estaban todos ahí

—Mamá, Romina... — las envolvió en un abrazo

— ¿Qué haces aquí cariño?, no deberías estar aquí, no aun, ¿Qué sucedió?

—No recuerdo, pero debo volver, tengo que ver a Joaquín, aunque sea por última vez

— ¿Tu omega? –pregunto emocionada

—Sí, debo volver, hablar con él, ¿Cómo regreso?

—Solo tú puedes saber cómo volver— tomo sus manos

— ¿Los volveré a ver? –pregunto con tristeza, a la vez no quería irse

—Siempre estaremos cuidándote Emilio, a ti y a tu familia

—No tengo una familia, desde que se fueron...

—La tendrás hijo— ahora fue su padre el que hablo

—Cierra tus ojos— hablo Romina— y piensa en volver

—No sabes cuánto te extraño— la abrazo— te faltaba mucho que vivir

—También te extraño hermanito, pero debes de volver, después nos volveremos a encontrar, pero este no es el día, tienes a dos personas que dependen de ti

— ¿Dos?

—Romina, Emilio debe irse— cerro los ojos de Emilio con su mano— te amamos cariño

—Y yo a ustedes— dijo con los ojos cerrados