Nonus.

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Una persona con el corazón en reparación puede describirte exactamente cómo es esa sensación ardiente cuando los pequeños hilos con los que se ha estado uniendo, de pronto, se rompen

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Una persona con el corazón en reparación puede describirte exactamente cómo es esa sensación ardiente cuando los pequeños hilos con los que se ha estado uniendo, de pronto, se rompen. Cómo se siente el creer que has superado a alguien, el creer que estás completamente bien sin él o ella solo para que cuando vuelvas a verlo, sientas que todo el maldito avance que has realizado se destruye nefastamente frente a tus ojos. Las madrugadas en vela, las lágrimas, los ojos hinchados, la falta (o el exceso) de apetito y la pérdida de interés de las cosas, todo eso fue en vano cuando vuelves a ver su rostro y te das cuenta que, jodidamente, nada ha cambiado.

Maya es una de esas personas.

Ella deseaba que fuera un mal sueño, que nada fuera real o, en el mejor de los casos, que lo fuera, pero que Fred siguiera siendo el mismo idiota de siempre, lo suficiente como para dejarla plantada. Esperanza que tuvo que borrar cuando vio una cabellera castaña acercándose.

—Hola Maya. —Saludó Fred cuando estuvo lo suficientemente cerca.

—Fred. —Respondió con el tono de voz más casual que poseía, spoiler: con el tono más frío y reprochador. Este pareció sentir el tono de voz debido a que se removió incómodo en su lugar y miró al frente, ignorando completamente la presencia de Maya—. ¿Entonces?

—Yo... quería que hablemos. —Fred la miró a los ojos después de lo que habrían sido meses desde la última vez. Su parte enamorada e irracional casi quería suspirar aliviada, aún no había olvidado por completo sus ojos, la parte racional la maldecía una y mil veces y le decía que el color de sus ojos no significaban nada más que eso, un simple color.

—Te escucho.

Él volvió a acomodarse en su lugar y Maya no pudo evitar sorprenderse un poco. En todo el tiempo que había pasado junto a él, pocas veces lo notaba nervioso, siempre estaba seguro de sí mismo, sin ninguna pizca de duda en él.

—Quiero que sepas que he cambiado. —Comenzó, frotando la palma de sus manos con su pantalón—. Realmente lo hice. Hemos pasado mucho tiempo separados, May. No solemos durar tanto así, yo solo te extraño ¿Bien? Este tiempo sin ti me ha hecho reflexionar, darme cuenta lo mucho que te amo y lo mucho que extraño estar contigo.

Se lo esperaba.

Esperaba ese discurso, esperaba que le dijera que había cambiado, que la extrañaba y ¿Saben? Ella le hubiera creído, si no hubiera pasado por lo mismo ya hace unos meses. Diferente mensaje, mismas mentiras.

—¿No dirás nada? —Preguntó después de un grave silencio que Maya se negaba a romper.

—No sé que esperas que te diga.

—Sé que aún me quieres. —Afirmó ganándose una mirada rápida por parte de ella—. No habrías venido de otro modo ¿No?

—¿Entonces tu ego es tan grande que piensas que cada vez que me llames y yo vaya es porque aún soy una idiota por ti? ¿Has pensado que quizá solo soy educada y solo te doy una maldita oportunidad de expresarte antes de mandarte a la mierda? —Reprochó con dureza, la ira fluyendo en ella.

Initium: Los líos de Finn.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora