Capítulo 4

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(Goodnigth goodnigth ~ Maroon 5)

—¿Nat? —pregunta con un tono de sorpresa.

Un escalofrió recorrió mi espalda y un sentimiento familiar se hizo presente.

Me giro hacía donde escuche decir mi nombre.

Mierda.

Lo recorrí con la mirada. Llevaba el cabello algo desordenado, barba a medio crecer, seguida siendo más alto que yo, con la diferencia de que ahora se veía más... sex... corpulento que hace algunos años.

Y... mierda.

Sus ojos, como podía olvidarlos. Si eran los mismos que me atormentaba por las noches. Un color azul oscuro, tan profundo y brillante a la vez. Ni siquiera encontraba una palabra para definirlos.

Sin duda, era él.

Reaccione poco tiempo después, cuando me di cuenta de que lo observaba más tiempo de lo normal.

—Alex—susurre, finalmente.

Dios, decir su nombre después de tanto tiempo, era difícil de describir. Era como consumir alcohol por primera vez, te deja un sabor amargo al comienzo, pero tienes esa extraña sensación de querer volver a probarlo.

Así me sentía en ese momento.

Hubo unos segundos en el que el silencio gobernó, nuestras miradas seguían conectadas y ninguno de los dos dijo nada.

Hasta que fue interrumpido por Rose.

—Creo que debería... buscar a los demás —dice claramente nerviosa.

—Te acompaño —dije enseguida.

No quería quedarme con el innombrable.

—No hace falta... creo que ustedes dos tienen mucho de qué hablar.

Mire de nuevo a Alex.

—En realidad no—apreté los labios—. Te espero en el auto —no espere respuesta y camine hacia la calle de enfrente.

Cuando finalmente llegue al auto me di cuenta que no tenía las llaves. Estaba tan ocupada evitando la mirada de Al... del innombrable que lo olvide por completo.

Muy listo de mi parte

Saque el celular para llamarla, pero fue cuando escuche unos pasos acercándose, levante la mirada y si... era él.

—¿Qué quieres? —pregunte de golpe.

—Vaya, me esperaba un recibimiento más... sutil.

—Bueno, estas en el lugar equivocado, la palabra sutil no está en mi diccionario, querido.

—Ya me he dado cuenta, querida.

—¿Me vas a decir a que has venido?—lo mire con una ceja encarnada.

—Creo que olvidaste un pequeño detalle cuando decidiste ignorarnos— dice acercándose hacia a mí y saca las llaves de Rose de su bolsillo.

Claro las reconocía por el pequeño llavero chillón rosado.

—Dámelas —intente quitárselas.

—No tan rápido —dice elevando las llaves con una sonrisita malvada—. Un simple gracias Alex no me molestaría, la verdad.

—Jodete —le enseño el dedo corazón.

—Vaya que has cambiado, Naty— resaltó el apodo.

CARTAS, PROMESAS Y RECUERDOS (En edicion)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora