Extra 1

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Alex

Entre a la habitación, Nat se encontraba mirando el balcón pensativa.

La entendía, en unos minutos dejaríamos el departamento.

Laa observe por un par de segundos, pero después no pude contenerme y la envolví en mis brazos.

Por unos instantes, solo permanecimos así, sin decir una sola palabra.

Sabía que era difícil, dejar el lugar donde nos reencontramos y donde construimos tantos recuerdos.

Me separe un poco de ella y tome su rostro con delicadeza. Acaricie su mejilla con mi pulgar, mientras la veía a los ojos.

Nunca me cansaría de ver ese color verde tan brillante que tanto me cautiva.

Y es que cuando la miraba a los ojos, era como entrar en un viaje del cual no quería regresar.

Bese su frente de alguna manera quería que supiera que todo estaría bien.

Unos minutos después, salió de la habitación.

No la seguí, me quede más tiempo mirando aquel balcón que fue cómplice de nosotros.

Después mire donde solía estar la cama y recordé los momentos que pasamos juntos.

Los abrazos, las caricias y los besos, permanecerán en aquel rincón.

Suspire un poco y avance hacia la puerta.

Al llegar a la sala, Nat se encontraba mirando todo a su alrededor, pero se giro hacia a mi cuando me escucho entrar.

Me miro a los ojos y asintió con la cabeza, indicando que ya estaba lista.

Con las manos en mis bolsillos, camine hacia la puerta y la abrí para ella.

Miro a su alrededor unos segundos y después salió.

Suspire un poco.

La imite cerrando la puerta detrás de mí.

Una vez en el auto, el silencio gobernaba. Ambos estábamos sumergidos en nuestros pensamientos.

Mire a Nat unos instantes, tenía la cabeza recargada en el asiento.

Tome su mano y la bese con delicadeza, ella me miro sonriendo un poco.

A pesar de los años, nunca me cansaría de ver su sonrisa.

Y es que verla sonreír es mi fortaleza.

—¿En qué tanto piensas, Naty?

—En el departamento—murmura.

Asiento mirando la carretera.

Cuando nos detuvimos en un semáforo no dude en mirarla de nuevo.

—No es fácil, abandonar los recuerdos.

—Nat, los recuerdos siempre permanecerán con nosotros, mientras no los olvidemos. Y en el nuevo hogar construiremos nuevos recuerdos.

Asintió más animada.

—Es verdad. Y quiero que sepas que mientras estemos juntos, lo demás no importará.

El semáforo cambio y sostuve su mano.

—Aun así me preocupa una cosa.

—¿Cuál? —pregunte, confundido.

—¿Crees que hicimos bien en dejar a los niños con Matt?

—Claro que si, el tiene experiencia con los niños.

—¿Experiencia? —Casi se ríe en mi cara—. ¿Ya olvidaste todas esas veces que perdió a uno?

CARTAS, PROMESAS Y RECUERDOS (En edicion)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora