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Capítulo 37

La primera llamada con el propietario se desarrolló armoniosamente. Intercambiaron una charla amistosa durante veinte minutos antes de finalizar la llamada. Durante ese tiempo, el favor de Su Xing por el propietario aumentó a una velocidad que podía ser vista con facilidad.

Por supuesto, Su Xing tenía sus propios planes en mente con respecto a la búsqueda de trabajo. Sintió que no debería depender únicamente del propietario para organizar la labor. El joven inicialmente somnoliento se sintió vigorizado al pensar en los arreglos de su vida futura. Leyó sus libros durante más de media hora antes de acostarse a descansar.

Como todas las noches, los perros anidaban en la escalera esperando a su dueño. Al ver la puerta abierta, sacudieron la cola mientras bostezaban y se estiraban. Luego se acercaron a los pies de Su Xing por abrazos mientras ladraban.

Su Xing los amaba, así que dejó los libros y acarició la cabeza de los perros. Una vez que estuvieron contentos, bajó las escaleras. Primero, fue a ver cómo estaban los polluelos, que dormían acurrucados juntos.

"Shhh..." Su Xing miró a sus perros y les dijo que se quedaran callados. "Volvamos a dormir."

El amo y las dos mascotas caminaron por el jardín iluminado por la luna, de regreso al dormitorio. Dormían tranquilamente en la habitación llena de repelente de mosquitos. Las noches en el campo eran tranquilas pero ruidosas.

Tranquilo porque no había otros humanos a unos pocos kilómetros, y ruidoso debido al bosque cercano con los sonidos de serpientes, pájaros y animales de vez en cuando. Trata eso como ruido y es casi seguro que uno dormirá mal. En cambio, piensa en ellos como los sonidos de la naturaleza para dormir bien.

A la mañana siguiente, temprano, Su Xing recogió enérgicamente dos cubos de agua del pozo para regar el huerto.

Felizmente descubrió que las plantas de mostaza eran tan altas como su palma. Agarró una canasta para recoger algunas plantas del denso parche de mostaza.

Así que esta mañana, había mostaza hervida en la mesa del comedor del presidente. La salsa de soja y el jengibre rallado estaban disponibles como condimentos. Morder las hojas de mostaza reveló dulzor y amargura. El sabor era refrescante y único, algo que no había comido antes.

Dio un mordisco y miró el mensaje de su amigo: [Sr. Feng, esta es mostaza de mi propia cosecha.]

Esto era más satisfactorio que recibir un regalo caro. En estos tiempos, además de la madre de uno, ¿quién más proporcionaría verduras de su propia cosecha para comer?

Yu Feng no necesitaba pensar en eso, incluso con su puesto como presidente de una empresa, ¡la gente probablemente no estaría dispuesta a plantar vegetales por él! Yu Feng tenía los ojos vendados, le agradaba su nuevo amigo y sentía que todo en él era bueno. Sin duda.

Su Xing, su nuevo amigo, llevó la mostaza recolectada de su jardín y montó en su triciclo hasta el pueblo. Sonrió felizmente y le mostró sus productos al tío Niu. "¡Aquí tienes tío! ¡Estas son plantas de mostaza de mi propia cosecha!"

El tío Niu también sonrió. "Eso suena bien." Examinó cuidadosamente las verduras en las manos de Su Xing y luego preguntó: "¿Cómo están tus pollitos?" Era un tono cauteloso, temeroso de tocar el corazón del niño.

"¡Están bien!" Respondió Su Xing. "Todavía están vivos y saltando, pero son molestos. Tengo que dejarlos salir todos los días."

El tío Niu se rió y se imaginó a Su Xing en el patio persiguiendo a sus perros y gallinas y sonrió reconfortado. Pensó para sí mismo, este niño es tan bueno, que lástima que no sea suyo.