Capitulo #3

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Laura
Sábado, otra vez, en el transcurso de toda la semana hable mucho con Mauro por mensaje, es muy divertido hablar con él, me encanta cuando me manda fotos suyas de la nada haciendo caras raras, eso se me hace demasiado tierno, hoy iba a ir al quinto como se lo prometí la última vez que nos vimos, me puse su buzo otra vez, el tenía razón la ropa que suelo usar no es muy adecuada para ir a la plaza, a parte de que olía a el.

Tuve que salir por la puerta de atrás, no quería dar explicaciones de por qué vestía así y por qué no quería que el chofer me llevara, mis padres como de costumbre estaban viajando, pero aún así siempre estaban los empleados del servicio y Rita, Rita es la cocinera pero ha estado en mi familia desde que tengo memoria, la quiero muchos, pero no quería explicarle todo lo de Mauro.

Cuando llegue a la plaza ya habían empezado las batallas, Mauro estaba contra Duki, el se percato de mi presencia, giro un poco su cabeza hacia mi dirección, sonrió y me guiño un ojo.

Flacooo, no hagas eso, no entiendes que me derrito.

Terminaron las batallas y Mauro se acercó hacia mí con una sonrisa.

-Viniste bonita, quieres tomar algo, digo, un helado o algo así-asentí con la cabeza mientras sonreía por su estupido apodo, nunca he sido empalagosa ni mucho menos de poner apodos, aunque me parece demasiado tierno viniendo de el, okay eso sonó muy trolo de mi parte, pero es la verdad.

Empezamos a caminar hacia una heladería que quedaba bastante cerca, se formó un cómodo silencio, Mauro tomó mi mano, esa acción me tomo desprevenida, pero la acepte, no se por que, pero el calorcito que forman nuestras manos unidas me gustaba mucho.

Llegamos a un bonito lugar y después de una discusión en medio de la heladería para decidir quien pagaba, que obvio gane yo, ja en tu cara Killah, Caminamos un rato hasta una colina con un pequeño lago.

-Es bonito, ¿verdad?-preguntó Mauro, lo mire y asentí mientras sonreía como una niña pequeña que le acaban de regalar un dulce, aspire el aire fresco del ambiente y me quite las zapatillas, Mauro reprimió una carcajada y me miró divertido.

-Qué-pregunte al aire, el solo río y dijo-Que cliché eres, quitarte las zapas, vamos solo falta que empieces a cantar una canción de high school musical-lo mire mal y rodé los ojos.

-Que grosero eres, vamos inténtalo es relajante y se siente muy bien-se río fuertemente y sin rechistar se sacó sus zapatillas, una sonrisa victoriosa se ensanchó en mi rostro, me tire en el pasto de espalda con la vista en el cielo, Mauro me miró un poco sorprendido.

-Ahora qué pasa-Acote yo, se rio y se acosto a mi lado-No se solo eres muy diferente a las chicas que conozco, eres una riquilla y aún así no te molesta estar en el pasto de esta forma ensuciando tu ropa de marca-me reí y solo le dije.

-En primera no soy una riquilla, y segundo existe la lavadora, así que no hay problema-nos miramos un rato, Mauro desvío la mirada hacia el cielo al igual que yo, después de un rato hablo.

-Nunca hemos hablado de nuestras familias-Su afirmación me tomo por sorpresa, lo mire con notable confusión, luego de unos segundos levante mi espalda y cruce mis piernas en forma de mariposa, le respondí.

-Esta Bien, qué quieres saber-se sentó imitando mi posición, seguido dijo.

-No se, tus padres, tu familia-soltó una pequeña risa, observe sus ojos verdes y me transmitieron tanta confianza que decidí contarle algo que no suelo decirle a todo el mundo, lo que hago cuando me preguntan por mi familia es pintarla como la típica familia perfecta, soy muy cerrada y no hablo mucho del tema, pero con Mauro es diferente, sé que puedo confiar en el.

-Desde que tengo memoria, ellos siempre están de viaje, negocios aquí, cenas allá, reuniones importantes, nunca tuvieron tiempo para mi, siempre me cuidaron las personas que contrataban, para limpiar, cocinar o algo así, mi padre al menos lo intenta, tiene un corazón bastante noble, en cambio mi madre, ja, ella siempre ha dicho que es la mejor madre que me da todo, que soy una desagradecida, las pocas veces que la veo, es una discusión y el ambiente en mi casa no es muy hogareño, siempre busca que sea la hija perfecta frente a todo el mundo, nunca le es suficiente lo que hago, ella siempre quiere más y más, todavía duele, pero ya me acostumbre a vivir con ese dolorcito en el pecho cada vez que me dice lo que piensa de mí-suspire, tenía los ojos húmedos, sentí una lágrima rebelde resbalar por mi mejilla, nunca lloro, siempre me he dicho a mi misma que llorar es para débiles, que sentir también es para débiles y bueno así he vivido desde que tengo memoria.

Mauro me rodeó con sus brazos y justo en ese momento me rompí, me escondí en su pecho, lloré y lloré, liberé lo que tenía acumulado de no sé ¿años?, sintiendo que tenía a alguien que me acompañaba que después de tanto no estaba sola, fui vulnerable, me permití ser débil por un momento, luego de unos minutos salí del abrazo y lo miré.

-Gracias, e-enserio necesitaba e-eso-hable con la voz un poco quebrada de tanto llorar, me observo y ladeó una sonrisa.

-Desde ahora siempre voy a estar aquí preciosa, prometo no dejarte sola y tratar de sanar ese corazoncito-beso mi frente y le dio caricias a mi cabello, se formó un ambiente cómodo y relajado, comenzamos a hablar de temas triviales y yo, yo estaba feliz a pesar de todo, Mauro me daba una paz inexplicable.

N/A
Lo sé quedo una mierda, perdónenme, soy muy mala escribiendooo, sorry
Se les quiere corazones

Besados por el destino - Lit Killah Donde viven las historias. Descúbrelo ahora