Capítulo 33.

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—¿Dónde estuviste ayer? —preguntó Suni. —Tu madre pasó encima de mí toda el día preguntando porque no habías llegado a la conferencia con los de Nueva York. —se cruzó de brazos.

Suni vio la sonrisa que el alfa se traía en los labios. Jungkook miraba hacia la ventana con un brillo en sus ojos. La omega caminó hacia él.

—¿Qué sucede? —preguntó su mejor amiga.

El pelinegro se volteó, mostrando sus perfectos dientes.

—Estoy enamorado. —dijo de repente. Era verdad, ayer lo terminó de comprobar.

Estaba enamorado de Jimin.

—¿Te llegó el celo, verdad? —preguntó ella con una sonrisa. Era asombroso ver el gran cambio de su mejor amigo y jefe. Jungkook nunca había tenido relaciones serias con nadie, se la pasaba metiendo su pene en omegas y saliendo con alguna que otra persona de alto rango.

Jungkook se sentó en su silla giratoria.

—Le llegó a Jimin, por lo tanto, me llegó a mí también. —dijo sin dejar esa sonrisa post-sexual que se traía.

—Entonces... ¿lo hicieron? —el pelinegro asintió. —Y el niño ya no es virgen...—el alfa volvió a asentir. —¿Y por eso... me tuve que aguantar a tu madre? —el mayor volvió a asentir.

—Lo siento, luego hablaré con ella. —dijo el mayor.

—Me debes unos tacos. —dijo la omega. Se quedó mirando a su mejor amigo. —Oye, ¿puedo preguntarte algo?

—Sabes que sí.

—¿De dónde viene Jimin? —preguntó ella.

Jungkook se quedó pensando en qué decir. No lo sabía, no estaba seguro. Entendía que era familia de Suga, pero también supo que es originario de Japón. No sabía la historia de Jimin, cuando llegara a casa hablaría con él. Porque al fin y al cabo también debía decirle que ellos iban a casarse.

—Es de Japón. —dijo el pelinegro. —Pero no estoy seguro, tengo que hablar con él. Gracias por recordarme.

No dijeron nada más del tema. Suni había comenzado a hablar cosas del trabajo, Jungkook le ponía atención, pero su mente sólo rondaba el pensamiento de saber todo acerca de su omega. Se maldijo mentalmente por ser tan olvidadizo y despreocupado.




♦♦♦





Jimin estaba echando harina sobre la mesa. Sí, estaba cocinando pan casero. El omega no dejaba se sonreír como idiota. Luego del espectáculo de ayer, había bajado a hacer algo bueno con su tiempo. Miró a Hee Sook preparar el dulce de leche y sonrió. 

Jimin casi no le hablaba a las otras betas, pero la adulta se había convertido como su niñera, y el omega le había tomado una gran confianza. Tanto que no le preocupó mucho si ella había escuchado sus gritos de placer, como lo hacía con las demás empleadas.

—Hee Sook, ya terminé. —dijo con inocencia.

La beta caminó hasta él y miró la masa.

—Ahora puedes hacer la forma de lo que quieras. —sonrió.

—¿Puedo hacer las formas que quiera? —preguntó emocionado.

—Sí, hay moldes en aquella gaveta. —señaló la repisa. Jimin fue donde le indicaron con una sonrisa.

𝐃𝐨𝐧'𝐭 𝐲𝐨𝐮 𝐡𝐮𝐫𝐭 𝐦𝐞 | 𝐊𝐨𝐨𝐤𝐦𝐢𝐧 | 𝕬𝖉𝖆𝖕𝖙𝖆𝖈𝖎ón [EDITANDO] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora