Capítulo 62.

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Efectivamente a final de mes, Chung Hee y Sun Hee llegaron de su viaje. Había sido un buen recorrido por casi todo el mundo, traían muchas cosas con ellos, recuerdos de cuando fueron a cada país, habían ido de compras en el tiempo libre, además del trabajo, les fue bien.

Luego de una gran bienvenida, el alfa y la omega subieron a su habitación para descansar un poco. Jungkook no pudo poner al día a su padre sobre los asuntos de la empresa, no por ahora. Mejor esperaría a mañana y le haría el amor a Jimin, además tenía que hablar con su familia, ahora le había pasado la desgracia que tendría que posponer la boda. 

Muchas cosas estaban de por medio y no le quedaba de otra que atenderlas. Una boda demandaba mucho tiempo, decoraciones, trajes, invitados, comidas, lugares. 

No podía darse el lujo de descuidar sus tareas, por eso estaba ahí, ahora con su omega. Acurrucados mientras veían Iron Man , sí, Jimin amaba las películas de Marvel, cuando era niño le encantaban, su gusto no había cambiado a pesar de los años.

—Jimin...—murmuró el alfa, el pelirubio desvió la mirada para clavar en los ojos de su hombre, esos ojos que Jungkook tanto amaba.

—Dime mi amor. —y sí, a Jungkook también le encantaba la forma en la que el omega se había abierto más como persona, ya no tartamudeaba, ya no veía con miedo a todo, ya no era ese chico inseguro hasta para dar un paso.

Era como ver a un nuevo Jimin. Sin embargo, Jeon amaba como seguía teniendo un ligero sonrojo. El ojimiel podía ser más confiado, mas nunca perdería la vergüenza cuando se trataba de su alfa. Jungkook lo atrajo a él y le dio un beso en los labios, metió su mano debajo de la ropa de Jimin, acariciando su abdomen como de costumbre, Jimin sonrió y le acarició el cabello, adorando la forma en la que el alfa se derretía en sus manos cuando hacía eso.

—Amor...—dijo con los ojos cerrados. —Verás... están sucediendo muchas cosas en la empresa que me quitan el tiempo, y-yo...—el alfa se mordió el labio inferior.

—¿Qué sucede alfa? —dijo reincorporándose en la cama, acariciando la mejilla del mayor.

—J-Jimin... ¿te molestaría posponer la boda? —dijo con nervios, viendo directo a los mieles del omega. —E-Es que... no creo poder con la carga de todo, quiero que sea algo lindo... no al apuro, perdóname mi amor, prometo que te compensare de...—los labios del menor se presionaron contra los del alfa.

Se subió en las piernas del pelinegro, Jimin unió sus frente y dejó un beso en la de Jungkook, acariciando sus mejillas y rozando sus narices, haciendo reír a Jungkook.

—Ay alfa...—sonrió el menor. —No tienes que preguntar, sabes que haces lo que quieras, tú solo me dices.

—Quería tu opinión. —dijo cerrando los ojos. —Sé que es especial para ti... lamento tener que hacer esto.

—Jungkook...—murmuró el omega. —Con tal de saber que voy a estar contigo para siempre está bien por mí, no importa cuánto tenga que esperar para legalizarlo. —dijo abrazando a su alfa.

—Te amo Jimin. —dijo conectando sus labios una vez más.


Se analizaron mutuamente. Jungkook miró las hermosas y delicadas facciones del omega, acarició su mejilla, perdiéndose en los labios color sandía del menor, no había algo más hermoso ante los ojos del pelinegro que Park Jimin. Mientras tanto el ojimiel lo miraba, su poca barba, su lindo cabello, absolutamente todo, incluso los gruesos labios del alfa, se quedó embobado en la figura de Jungkook.¿Había alguien más perfecto para Jimin? Absolutamente no.

Esos momentos en los que sienten que todo pasa en cámara lenta, es porque el tiempo se detiene, donde dos personas hallan su mundo en los ojos de la otra, una luz se enciende, y pronto saben que están más que enamorados. Porque sus almas están conectadas, nadie más que ellos pueden sentir el amor que se trasmiten con tan solo un roce.







♦♦♦






Jin miró a Min Ho con una sonrisa. El omega se sonrojó violentamente. El doctor los miró divertido mientras que el menor se acercaba a la camilla.

Iban a conocer el sexo del bebé.

—Bien, tranquilo chico, sólo voy a poner un gel en tu vientre y pasaré una pequeña máquina. —Min Ho miró a Jin buscando seguridad en su mirada, el castaño le acarició su pelo y le dio un beso en la mejilla.

—Aquí estoy. —dijo bajito. —No te preocupes.

El omega se fue hacia donde el doctor le indicó y se sentó en la camilla, la mirada que tenía sobre él era de nervios, estaba nervioso y feliz, iba a conocer el sexo de su bebé. Él sinceramente no le importaba lo que fuera, niño o niña igual lo amaría, como sea, Kim le había dicho que él quería una niña, igual los amaría.

—Súbase la camisa, por favor. —dijo el beta, colocándose los guantes.

Entonces el alfa lo hizo por Min Ho, Jin alzó la camisa del omega lo suficiente para dejar a la vista su barriga, se dio el lujo de acariciarla con su enorme mano, sonriendo cuando el menor se sonrojó más.

—Te amo. —dijo el alfa antes de quitar su mano, se acercó a Min para poder darle un beso rápido en los labios.

El omega gimió de la sorpresa cuando un líquido helado hizo contacto con su piel. 

Tomó la mano del alfa para entrelazar sus dedos, Jin miró con cierto recelo como el doctor esparcía el aceite por el abdomen del omega. Cuando le pareció suficiente, gruñó lo suficientemente alto para que el beta se alejara un poco, que fuera doctor no significaba que continuara temiendo a una raza superior y más fuerte. Colocó el aparato en el estómago de Min Ho y en cuestión de segundos una imagen se proyectó en la pantalla. Min Ho apretó más la mano que tenía entrelazada con la de su alfa y Jin le dio un beso en el dorso.

—Aquí está la cabeza. —sonrió el doctor. Los dos varones fruncieron el ceño, no sabían cómo distinguir el cuerpo en medio de esa pantalla blanco y negro. —Las piernas, ¡oh, está jugando con el cordón! —dijo con una sonrisa, pasando el sensor un poco más abajo.

Pronto pudieron distinguir a una pequeña criaturita, los golpes que Min Ho sentía desde su interior era eso, el bebé encogía sus piernas y las estiraba, meciéndose dentro de la placenta y moviendo sus manitas apenas visibles, los ojos del omega se llenaron de lágrimas de felicidad. Jin tenía una sonrisa de oreja a oreja al verlo.

—¿Cuál es su sexo? —preguntó el alfa un poco desesperado para saber.

—No se queda quieto...—dijo el beta mordiendo su labio, tratando de localizar un mejor punto para ver el órgano reproductor del bebé. —Creo que...

Y aunque los ojos de Jin y su omega no pudieron distinguirlo, el doctor sonrió y los miró. El silencio del sujeto les estaba carcomiendo los nervios, luego como si fuera una jodida película, el beta dejó salir las palabras de su boca, viendo a la pareja con ternura en los ojos, sin perderse la reacción de los dos individuos que no paraban de reflejar ansiedad a través de la mirada.

—Es un varón.




𝐃𝐨𝐧'𝐭 𝐲𝐨𝐮 𝐡𝐮𝐫𝐭 𝐦𝐞 | 𝐊𝐨𝐨𝐤𝐦𝐢𝐧 | 𝕬𝖉𝖆𝖕𝖙𝖆𝖈𝖎ón [EDITANDO] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora