Capítulo 66.

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—Quiero ir a casa alfa...—dijo el pelirubio con los ojos llenos de lágrimas.

Jungkook lo miraba sin saber qué hacer, su omega no le decía nada, no podía presionarlo a entrar en otro estado de ansiedad, necesitaba saber qué mierdas fue lo que provocó sus sollozos. Y ahí estaba, sin ninguna palabra que pudiera salir de su boca. Acarició la mejilla del menor y le dejó un beso en los labios.

—Sí pequeño...—dijo con una sonrisa, luego tomó la barbilla de Jimin para verlo a los ojos. —Siempre te voy a proteger Jimin, no tienes que temer de nada.

Park lo abrazó más fuerte, como si un abrazo no bastara para poder demostrarle al alfa todo lo que estaba sintiendo. Gracias al cielo las caricias del mayor funcionaron, por lo que ya podía estar tranquilo.

Una muy apenada Suni volvió a entrar en la oficina de Jeon, viendo como esos dos hombres estaban en el suelo, Jungkook dándole caricias a su chico mientras que Jimin estaba refugiado en su pecho, escuchando como su alfa le decía palabras hermosas y dejaba besitos en sus labios.

—Jungkook ...—dijo avergonzada por tener que interrumpir. El alfa ladeó un poco la cabeza sin dejar de acariciar la mejilla del pelirubio con su pulgar. —Lamento decir esto, pero en serio hay una guerra en la sala de conferencia, Yoon Gi salió corriendo de ahí por el miedo y están que te matan.

Luego de escuchar eso, Jungkook suspiró. Miró a Jimin una última vez antes, sonrió cuando el omega jugó con su labio inferior, tal cual bebé. Abrazó a su omega y asintió.

—¿Puedes llevar a Jimin a la salida? —dijo viendo a su mejor amiga. La omega asintió.

Entonces el alfa cargó a Jimin por su cintura y sus piernas antes de ponerse de pie. Besó una vez más los labios del omega, sin querer separarse de su lado, pero desgraciadamente su deber lo llamaba y algo le decía que iba a ser difícil tratar con esos empresarios.

—Te amo. —dijo Jimin poniéndose de puntillas para despedirse de una vez por todas. Quería llegar a casa, quería estar con su nueva familia y sentirse protegido.

Suni esperó a que Jimin llegara a su lado para poder comenzar a caminar. Jungkook los vio irse por la puerta, algo en su interior removiéndose de disgusto, su instinto alfa estaba muy preocupado. Ese sentimiento de que algo malo iba a pasar no dejaba su mente en paz.

Ambos omegas llegaron al primer piso, las puertas del ascensor se abrieron y salieron. Jimin llevaba una mirada apagada. La chica caminó con él hasta la entrada. El pelinegro salió y le dedicó una sonrisa apenada.

—¿Te llamo un taxi o...? —la voz del pelirubio no la dejó terminar.

—Quisiera caminar... necesito aire fresco...—dijo viendo un punto ciego del edificio.

No estando muy segura, Suni asintió. Quizás tenía razón, el chico necesitaba aire para poder tranquilizarse un poco. Se veía abrumado, aunque ella era ajena de lo que había pasado momentos atrás. Le sonrió a Jimin y le dio una caricia en el hombro para reconfortarlo, unos segundos más tarde el omega estaba caminando por las calles.





♦♦♦





—Creo que... estoy listo...—dijo Min Ho con una sonrisa. Jin lo atrajo a su cuerpo para poder abrazarlo.

El departamento estaba ya vacío. Solo quedaban los muebles que ya tenía cuando el omega se vino a vivir ahí. Y ellos con una sonrisa en sus labios. 

Sí, Min Ho había aceptado ir a vivir con el alfa en su propia casa de vuelta en Seúl. Jin le había rogado por horas, le había prometido muchas cosas, e incluso ofrecido cualquier cosa que el chico quisiera con tal de irse a vivir con él. Min Ho al principio se negó, pero al ver el cambio de comportamiento del castaño y tanta rogadera de parte de éste, terminó aceptando. 

Llevaba sus pertenencias y Jin le dijo que dejara los aparatos electrónicos ahí, no les iban a hacer falta, además de que ya casi no funcionaban.

El auto de Jin estaba lleno de las maletas de su omega. Su corazón latía fuertemente al ver a Min con ropa más grande y un bulto ya notable, su chico iba a cumplir siete meses y medio de embarazo. El tiempo pasaba volando.

El alfa cargó la última maleta de ropa en su hombro, mientras pasaba un brazo por la cintura del chico y caminaban hacia el auto donde el chofer del alfa estaba esperando. Metió el objeto dentro y luego le abrió la puerta a su chico para que pudiera entrar. Min Ho se sonrojó y abrazó a su alfa por el cuello antes de hacer lo pedido.

—Te amo Jin. —dijo el omega.

—Yo también Min Ho. —y el castaño amó la forma en la que su alfa se removió de felicidad. Era notoria la diferencia de sentimientos.

Subieron al auto y pronto se encontraban de camino a Seúl. Por lo que el omega no perdió tiempo en acostarse en las piernas de su alfa y dormir un poco en el viaje, dejándose llevar por los dedos de Jin acariciando su cabello.

Al parecer era... un nuevo comienzo, para ambos.





♦♦♦






Un pelirubio caminaba y caminaba por las aceras de Seúl. Efectivamente el aire pegaba contra su rostro, relajando sus facciones. Sonrió viendo los árboles botar sus hojas, el canto de los pájaros. Había hecho bien en venirse caminando. Jimin siempre fue un chico amante de la naturaleza. Eso le ayudaba a olvidar sus desgracias. Suspiró una vez más y dejó que su cuerpo se relajara.

La imagen de sus padres, estando de pie frente a él, su padre lastimándolo, como las tantas veces cuando él apenas era un pequeño cachorro. ¿Por qué? Luego de tres años... ¿por qué aparecían ahora? Más cuando su vida comenzó a tener un buen camino. Cuando Jungkook llegara a casa hablaría con él, sus padres eran las personas y valga la redundancia, los alfas más hijos de perra que pudieron pisar este planeta.

No sabía qué le diría a su alfa exactamente. Pero el mayor tenía que saber todo, nunca dijo nada acerca de sus progenitores por el simple hecho de que no valía la pena gastar saliva hablando de dos personas despreciables, además de que estaba seguro que Jeon no quería saber nada de los insectos que abandonaron a un inocente omega en la calle.

Con cada paso que daba, el omega imaginaba como explicarle todo a su alfa. Iba tan distraído que ni siquiera se dio cuenta de como un auto venía siguiéndolo todo éste tiempo desde que se fue de la empresa. 

Jimin tenía que caminar al menos quince minutos más por una carretera que era poco transitada para llegar a la mansión de su rubio.

No notificó como un auto estacionaba a su lado. Menos cuando un alfa que ya conocía muy bien salía de éste, no podía procesar nada que no fuera miedo cuando lo tomaron y lo obligaron a entrar en ese Ferrari de alto presupuesto. 

Jimin estaba siendo atrapado por unos brazos fuertes, el olor a alfa inundando todo el interior. Las lágrimas incontenibles y si no estuvieran cubriendo su boca entonces de seguro se escucharían sus lamentos.

Llamando a su alfa.

Sus ojos mieles se encontraron con los dos individuos que lo habían hecho sufrir por cinco largos años. Young Mi conducía para dirigirse a una parada de autos un tanto escondida entre los montones de árboles. Hyun manteniendo el cuerpo de Jimin aprisionado.

—Vas a ser nuestro pase a la fortuna, Jimin. —y escuchar la forma en la que lo llamaban le hizo llorar más fuerte. Al menos antes de que la alfa se estacionara en medio de la nada, escondiendo el auto a la vista de quien sea que pasara por ahí.

𝐃𝐨𝐧'𝐭 𝐲𝐨𝐮 𝐡𝐮𝐫𝐭 𝐦𝐞 | 𝐊𝐨𝐨𝐤𝐦𝐢𝐧 | 𝕬𝖉𝖆𝖕𝖙𝖆𝖈𝖎ón [EDITANDO] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora