Éste es un fanfic, así que no te lo tomes a mal si eres un fan boy de Resident Evil y no encuentras a León de cabello perfecto o a un Chris que golpea rocas en volcanes activos, solamente está hecha la historia para pasar el rato y como un tributo a...
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Rápidamente entró sin miedo al vestuario para cambiarse nuevamente y ahora ir al club de Atletismo. Una vez ahí solo, nuevamente sin que este se diera cuenta, entro Ryan sonriéndole amablemente y sentándose al lado suyo mientras se amarraba las agujetas de los tenis, Ryan era muy alto e incluso se veía algo imponente por sus increíbles piernas musculosas, pero por dentro era un gran chico y un estupendo amigo. Astrid y Elspeth, eran las únicas personas que eran bastante cercanos a él.
— Hola Elspeth.
— Hola.— respondió un poco desanimado.
— Quería verte... Oh, no pienses que es por lo de Aina y eso, yo pienso que tú no engañarías a tu novia y Aina ni si quiera sabía de tu existencia.
— Gracias, eso significa mucho.— se incorporó con una leve sonrisa.
— Quería darte esto. Toma. — de su bolsillo saco un pequeño estuche con una especie de placa de policía.
Aquella placa de policía hecho con papel cascarón la hizo Ryan él solo ya que era bastante bueno en las manualidades.
— Oh, gracias. — Elspeth sonrió de oreja a oreja al ver el detalle de su amigo.
— ¡Feliz cumpleaños! — con mucho cariño se abrazaron.
El par de amigos empezaron a meter sus pertenencias a sus respectivos casilleros y ya listos se dirigieron a la puerta de los vestidores para salir mientras seguían conversando.
— Gracias. Aparte de mi madre y mi amigo, eres el único que me ha dicho eso, todos los demás siguen con el mismo tema. ¿Qué es?— preguntó emocionado.
— Lo mejor será que lo veas en casa, preferiblemente con ayuda de tu ordenador.
— Vale, vale.
— Hablando de los rumores, solo déjalos no les hagas caso, por cierto, este es un regalo de Dilán y mío. Solo que él se tuvo que ir temprano de la escuela porque su familia sufrió un accidente.
— ¡¿Qué?! ¿Qué fue lo que sucedió?
— Bueno, pues al parecer cuando iban a acampar con su otro hermano y el resto de sus compañeros de clase, se estrellaron en su carro cuando fueron a las montañas, dijeron que se les cruzó un siervo o algo así. La escuela llamo a todos los padres porque la excursión terminó, no sé, todo fue muy turbio.
— Demonios, ¿pero nadie está en riesgo en el hospital, cierto?
— No, solo algunos moretones y raspones, pero nada tan grave. Aunque el auto si que necesitará una ida al mecánico.
— Diablos. Le pediré permiso a mi madre para poder ir a verlos.
