Capítulo 1 (Parte 2)

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Capítulo 1- Parte 2.

Capítulo 1- Parte 2

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Elspeth.

La mañana era muy cálida, un sol hermoso y con los bastos árboles plantados en la acera formaban un paisaje hermoso para empezar el día. Me quedé viendo este bello cielo unos momentos después de haber llevado mi ropa al cuarto de lavandería para que la lavadora la lavase. Me dispuse a salir a pasear a mi lindo perro Pinky, un pequeño cachorro Husky muy alegre y activo, después de ya haber terminado todos mis deberes de la casa, así como me lo pidió mi madre. Sin embargo, no me di cuenta de algo.

   — Qué raro mi madre no se llevo el automóvil.—  me percaté al ver como su carro seguía en el garaje. 

Ahí me di cuenta de que al mismo tiempo que yo salía a pasear vi al vecino Smirth, un doctor que trabajaba en el hospital con mi madre.

  — Cof, cof... Maldita sea...

Mi vecino, Howard Smith comenzó a toser repetidamente desde que salió de su casa hasta que llego a la cajuela de su carro para desplomarse finalmente en el suelo después de abrir su auto y meter algo dentro. Obviamente corrí para auxiliar al hombre al ver que estaba completamente rojo y casi no podía respirar, dando muchas vueltas en el suelo tratando de incorporarse cual tortuga se tratase.

   — Señor... Déjeme ayudarlo.

   — No, suéltame. — me aventó al suelo para luego recargarse en su auto. 

Su mirada era la de un hombre bastante enojado, parecía que llevaba demasiada prisa en sus movimientos, mientras que su mente, estaba completamente sumida en sus pensamientos sin prestarle mucha atención al mundo exterior.

De pronto voltee a ver la cajuela y ahí se encontraba un arma y un folder color beige. Esto me hizo sentir demasiado miedo, pensando obviamente que el hombre me podría hacer algo, en ese momento lo desconocí, pues antes había sido un buen vecino, amable, ayudaba a la comunidad e incluso era servicial, pero este señor, era diferente, no era nada que antes había conocido o visto. Tan sólo me limite a verlo mientras él se levantaba y apoyaba en su auto aún tosiendo.

   — Elspeth tienes que irte...— seguí callado viéndolo sin hacer nada.— Tu madre corre peligro al igual que tú. Ella sabe a que me refiero... Es la única que sabe...

   — ¿De qué habla?— se levantó lentamente.

   — Su trabajo. Lo que ella hace es peligroso... Umbrella es peligrosa. Así que si no quieres que le pase algo vete y coméntale que yo le digo que se vaya de aquí lo más pronto posible, la ciudad ya no es segura.

   — ¿Ya no lo es? ¿Pero no...?

   — Te daré un consejo... Me lleva, ellos debieron poner el virus en mi casa... — comenzó a toser gravemente mientras ponía sus manos encima de mis hombros acercándose lentamente.— No confíes en nadie, ni en tus amigos y vecinos, sólo en tu madre...

   — Sí...— seguía asustado.

   — No le comentes a nadie de esto... Ni a la policía, ni a tus amigos... cof, cof... Ni a tus profesores, sólo a tu madre, ¿okey?

   — Sí, señor Smith.

   — Bien... cof, cof... Cuídate. Vete de aquí en cuanto puedas. — volteo a ver hacia atrás por si alguien los veía. Con rapidez se cerró todo y caminó como si le doliera el estómago.

El señor Smith subió a su auto y se fue a toda velocidad hacia el centro de la ciudad mientras que yo sólo estaba parado debajo de un árbol aún confundido por lo que pasó, hasta que recordé a mi perro y a mi madre, pronto decidí hablar con mama para preguntarle qué hacer. 

Sé que esto sonaría tonto, hacerle caso a un hombre loco que me acababa de tirar al suelo y contarme muchas incoherencias, pero había algo que me dejaba intranquilo, cuando tenía cuatro años de edad, jugueteando logré ver que mi madre tenía archivos confidenciales en su despacho, de curiosidad los abrí y había fotos espeluznantes de perros y hombres salvajes que daban mucho miedo. No llegue a preguntarle porque era la época en la que mi mamá estaba siempre estresada por el trabajo y casi ni si quiera hablábamos, incluso me llego a contratar una niñera para que me cuidase. 

Años después cuando ya era más grande y ya sabía leer, volví a entrar en el despacho, no encontré el mismo archivo, ni otro con fotos, pero llegué a leer algo sobre un virus que estaban desarrollando en varias cedes en el mundo, Paris, Antártida, Rusia. Todo controlado por Umbrella. Cosas de alto peligro y unas cosas llamadas B.O.W. no sabía que rayos eran esas cosas, pero querían que mi madre las hiciese más letales.

De entre las cosas que encontré estaba la carta, esa carta que mi padre le había dado a mi madre, no obstante cuando quise leerla mamá ya casi me atrapaba, así que deje todo en su lugar y me aseguré que ella no se diese cuenta de que estaba de fisgón, bueno eso creí ya que ella movió esa carta y los demás papeles, hasta ahora no he encontrado el sitio donde se llevo todo su trabajo y esa carta. A pesar de que ella nunca hablo del tema, dio a entender que se entero de mis travesuras.

   — Lo sentimos el número que usted...

   — Me lleva la... — estaba muy ansioso y tenía miedo, no sabía de que se trataba esto, suspiré y suspiré, después de un rato volví a marcar y la respuestas fue la misma.— Bueno, me iré y le dejaré un recado en la puerta ya que va a salir temprano hoy...— comencé a pensar detenidamente.— ¿A qué se refería el señor Smith? Mi madre y él trabajan juntos y se llevan bien... Incluso llegué a pensar que eran pareja o amantes, pero...

Salí de la casa y me dirigí hacia la escuela tal como me lo dijo el señor Smith sin haberle dicho nada a nadie, a pesar de eso, trataba de actuar normal, pero se notaba mucho que estaba nervioso. Hace escasos minutos un hombre que yo medianamente conocía y que tenía una fachada de ser una buena persona me acababa de apuntar con un arma al mismo tiempo que me decía muchas incoherencias.

 Hace escasos minutos un hombre que yo medianamente conocía y que tenía una fachada de ser una buena persona me acababa de apuntar con un arma al mismo tiempo que me decía muchas incoherencias

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Jill Valentine

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Jill Valentine. 

Resident Evil: El Hijo Bastardo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora