Capítulo 11 (Parte 2).

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Capítulo 11 — Parte 2

Al llegar a la puerta, se pudo observar con más detenimiento al mayordomo, era un hombre en sus cincuentas, de cabello corto color negro brillante

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Al llegar a la puerta, se pudo observar con más detenimiento al mayordomo, era un hombre en sus cincuentas, de cabello corto color negro brillante. Dicho cabello lo tenía bien peinado, mientras que su traje era de un mayordomo antiguo, el cual, llevaba muy pulcro y este se le veía bien al ser un hombre de una estatura alta y de piernas largas. Su postura era recta e imponente, cosa que llamaba más la atención de él. Elspeth notó como el mayordomo lo volteo a ver serio, pero no con la intención de intimidarlo, ya que, ese sería un comportamiento grosero por parte de él con un invitado de la casa, sino que este lo veía con una ligera intriga, dejando pensando al muchacho si ellos sabían ya lo sucedido en la escuela con la pareja de la señorita, manteniendo al chico con mas nerviosismo.

Con esto en mente, el muchacho decidió ignorar el hecho y actuar de forma inocente y tranquila, mirando el esplendor de la enorme casa de color hueso para disimular. La puerta de la vivienda era enorme con una especie de grabados antiguos en esta que el chico no alcanzaba a reconocer. 

Pronto llegaron a los escalones en la puerta al mismo tiempo que el hombre se acercó a estos, para ofrecerles las  toallas inmediatamente cuando Aina bajó el paraguas.

   — Hola, Frank.— le saludo de forma cordial y con una sonrisa.

   — Señorita Aina.— hizo una leve reverencia y con su mano derecha nos ofreció las toallas, mientras que con la izquierda cogió el paraguas que la chica le aproximaba.

   — Gracias.— agradeció el chico para después de tomar la toalla y comenzar a secarse lo poco empapado que tenía las manos y la cara.

Mientras que ellos se secaban el agua de lluvia, Frank se dirigió hacia la puerta con pasos firmes y largos para abrirla y esperar a un lado a que tanto el invitado como la ama pasaran.

   — Vamos, entra.— menciono Aina volteando a ver a Elspeth.

Así lo hicieron y tras entrar se pudo dar cuenta de la linda casa que estaba enfrente de él, dentro era cálido, bastante brillante por las luces encendidas del enorme candelabro a escasos metros de la entrada, los bellos recuadros de pinturas que adornaban la pared de las escaleras de madera de color blanco, que se encontraban en la parte derecha enfrente de la puerta.. Tal era la belleza que el muchacho ni si quiera se percató de cuando la anfitriona le hablo.

   — Elspeth...— le tocó el hombro llamando su atención.

   — Lo siento... ¿Qué sucede?— pregunto apenado.

   — Marina te había preguntado si quería que pusiera a secar tu ropa.— Aina le explicó lo que no escuchó, mirando a un lado de ellos como estaba la mujer que trabajaba en la lavandería de la casa esperando al chico, pues ya tenía algunas ropas de la señorita que se empaparon por la lluvia.

Marina también lucía seria, con una mirada un poco fría volteo a ver al chico haciéndolo sentir incómodo por no haber escuchado, sin embargo, en el momento en el que este la volteo a ver se dio cuenta de la belleza de la trabajadora, pues era una mujer en sus treintas, su uniforme constaba de una falda azul cielo con vivos blancos y su camisa igualmente de este color, que hacía resaltar más sus ojos azules claros.

Resident Evil: El Hijo Bastardo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora