Capítulo 1.

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Capítulo 1: Welcome to The Raccoon City.

Capítulo 1: Welcome to The Raccoon City

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Actualidad: 01 de mayo de 1998.

Elspeth.

Me sentía muy cómodo durmiendo, me hubiese gustado que nadie me despertase de ese sueño tan profundo y acogedor que estaba teniendo. Algo maravilloso, estar tomando el sol, bebiendo una cerveza y disfrutando de la maravillosa vista de la piscina y las montañas que estaban enfrente de mí cuarto.

Me desperté muy cansado como de costumbre, yo nunca fui una persona que madrugara y mucho menos en un lunes. Pero eso obviamente no le importaba a mi madre la cual inclusive quince minutos antes de que comenzará a sonar mi alarma de las siete de la mañana, gracias a Dios es que me compré aquel despertador, ya que, cuando mi madre lo hacía, me despertaba a las cuatro de la madrugada diciendo que eran las nueve, llegando a mí cuarto y haciendo un montón de ruido, tal como si lo hiciese a propósito asemejándose a una mismísima orquesta musical, para después comenzar a moverme bruscamente para despertarme.

De repente escuche una fuerte voz que gritaba incesantemente: ¡Elspeth, levántate es tarde! Abrí los ojos de golpe y enfrente de mi estaba mi madre con una almohada en la mano, dándome de golpes.

   — ¡Elspeth, levántate flojo y métete a bañar!

   — Arguewe... — estaba completamente dormido.

   — ¡Te dije que te levantarás!— me golpeo la cara con una almohada con tal fuerza que me levante de inmediato.

   — ¡¿Qué sucede?!— aún estaba babeando.

   — Ya es hora de ir a la escuela.

Miré con más atención a mi madre, ella ya estaba vestida con su saco, pantalón y bata de trabajo para ir al hospital, tenía incluso el pelo ya recogido, como siempre sus ropas estaban impolutas, bien planchadas y muy elegantes, que la hacían lucir bastante hermosa. Sin embargo, lo que parecía ser siempre su distintivo por encima de todo esto que les acabo de mencionar, eran sus  ojeras bastante llamativas pues a parte de se veían horribles en su piel blanca y hermosa cara. Esto claramente era producto de su excesiva carga de trabajo en el Hospital General de Raccoon.

Miré el reloj y vi que la hora marcada eran las cuatro de la mañana, seguía un poco oscuro afuera.

   — ¡Son apenas las cuatro de la mañana! 

   — Perfecto. Así tendrás tiempo para bañarte, lavar tu ropa, escombrar tu cuarto y desayunar antes de ir a la escuela.

   — ¡Pero hoy es mi cumpleaños...!

   — ¿Y eso que?— me miro con rudeza y seriedad.

   — No tengo ganas de ir a la escuela.

   — ¿Y eso a mí que me importa? Tienes que ir, es tu obligación, aparte de que tu no lavas, lo hace la lavadora tú sólo metes la ropa y ya.

   — Bueno.— me senté en la cama. — Es mi cumpleaños, y podrías darme permiso de salir con unos amigos.

   — Suena bien... Lo pensaré cuando esté en el trabajo y llamaré para decirte si te doy permiso o no. Ya es hora de ir a la escuela, vístete.— dejo la almohada aún lado mío y volteo a ver mi cuarto todo tirado y sucio.

   — Ah... — estaba muy desanimado y cabizbajo porque tenía el plan de que hoy viniese mi novia a casa, y bueno, pueda salir por fin de segunda base, pero era obvio que no iba a decirle eso a mi madre.

   — ¿Por qué pones esa cara? Hay niños que se morirían por tener lo que tú tienes, ir a la escuela y tener amiguitos.— empezó con sus sermones.

   — Sí, ya lo sé. Voy a ir a la escuela, ma.

   — Es hora de que vaya a trabajar, hasta luego.

   — Hasta luego. — incluso en el cumpleaños de su hijo, ella es igual de estricta.

Regreso a la habitación y fue hacia mi de nuevo, yo estaba algo asustado pensando que me iba a golpear o algo por el estilo, pero solo se sentó a mi lado y me abrazo.

   — Te quiero hijo, te quiero mucho... — inevitablemente me sentí extrañado, puesto que, ella no era de esas madres cariñosas o afectivas.

   — Yo también mamá.

   — Ah, y nada de meter a tu novia a la casa.

   — ¡¿Eh?...!— fue lo único que pude decir por tal sorpresa.

   — Hijo, yo no nací ayer.— me mencionó con una sonrisa.

Se levantó de la cama y se fue. No podía creer como fue que se dio cuenta o pensó que eso era lo que yo estaba planeando hacer, fue algo, muy repentino y raro, incluso por mi reacción, ella se dio cuenta de que había acertado en lo que me dijo. En ese momento pensé que mi madre tenía realmente poderes mentales y me había leído la mente.

"Que madre tan loca me toco tener", pensaba detenidamente mientras veía la cesta llena de ropa sucia, notando que esta se caía poco a poco. Fruncí el ceño y me quedé viendo un momento mi cuarto notando que era un completo desastre. En el fondo, ella tenía razón, tenía que hacer mis deberes, pues parecía un calabozo fúnebre por la poca luz que iluminaba mi habitación.

   — Ah, y quiero que saques a pasear al perro.— termino cuando salió de mi habitación.

   — Me lleva... — dije en cuanto salió.

Cuando terminé de levantar mi cuarto, caminé hacia el espejo de cuerpo completo que estaba situado junto a la puerta de mi cuarto, me miré un poco en éste, pensando en mi mente "Si que mi vida es una pesadilla", divise que al lado del espejo estaba el calendario justo en la puerta, y en éste estaba marcado mi cumpleaños: "25 de enero de 1998". Pensé un momento y luego vi por la ventana que a lo lejos se lograba ver el cartel que decía: "Bienvenido a Raccoon City".

Raccoon City es una de las mejores ciudades por estos lares, y es cierto puesto que ha habido un gran crecimiento económico en los últimos años, teniendo como principal punto fuerte su incorruptible y fuerte escuadrón de policías, al igual que la amabilidad de su población. Ojalá algún día me pueda convertir en un policía, eso es lo más que deseo en la vida. Ser como mi tío, León...

Hoy precisamente cumplo 15 años de edad y espero su llegada... Eso es lo que me ha dicho mi madre.

 Eso es lo que me ha dicho mi madre

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Resident Evil: El Hijo Bastardo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora