Capítulo 13 (Parte 2)

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   ― Podrías decirme, ¿por qué haces esto?― preguntó asustado mientras caminaba pasando por unas rocas, cuesta abajo del bosque de Raccoon

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   ― Podrías decirme, ¿por qué haces esto?― preguntó asustado mientras caminaba pasando por unas rocas, cuesta abajo del bosque de Raccoon.

Elspeth aún se encontraba maniatado de las manos, siendo obligado a caminar por Aina quien le apuntaba con su arma para que apresurara el paso. Ambos caminaban a prisa, aunque la joven veía en repetidas ocasiones hacia atrás, notándose preocupada de que nadie los siguiera.

   ― Tú lo harías por tu madre.

   ― Mi madre nunca me pediría que secuestre a uno de mis compañeros y lo lleve al bosque apuntándole con un arma.

   ― No, tu madre no tendría rehenes, ella los mataría de inmediato.

Elspeth volteo a ver incrédulo y molesto a Aina tras escuchar lo que había dicho de su madre. La joven le devolvió la mirada apuntándole con el arma y haciéndole una seña con esta para que siguiera caminando con la vista al frente.

Unos minutos antes.

   ― Despierta.― comenzó a mover al chico bruscamente con el objetivo de despertarlo.

Debido a que él ya estaba consciente, finge que Aina es quien lo despierta al ser golpeado en la cara por ella; asustado la mira y trata de alejarse de la joven haciendo un esfuerzo por ponerse de pie, pero sin lograrlo al estar atado de los pies, cayéndose al suelo.

Aina de inmediato se levanta y camina hacia él, hincándose junto al chico para hablarle.

   ― No hagas ruido idiota.― sacó la pistola y le apunto en la cabeza.― ¿Ves esos cuerpos?― le señaló el cádaver del mayordomo.― Yo los maté, así que si no quieres que te pase lo mismo cállate y hazme caso.

"Levántate en silencio", de inmediato se dirigió a los pies de Elspeth en donde quitó las ataduras de estos para después levantarse y apuntarle con su arma.

En su andar el muchacho mira repetidas veces hacia atrás, dándose cuenta de que Aina estaba herida en la cabeza, esto producto del golpe con la culata que le proporcionó el mayordomo y otra herida en el codo, por destruirle la careta al tercer agente, sorprendiéndose que la sangre aún seguía saliendo, recordando que vio a una de esas criaturas rondando por la escuela, pero decidió quedarse callado. Por su parte, Aina para no dejar rastros que puedan seguir, con la mano donde llevaba la pistola se cubría la herida evitando que cayera su sangre al suelo.

   ― Estas herida.

   ― Que observador eres.― mencionó sarcásticamente.

   ― ¿Crees que nos seguirán tus amigos?

La chica no contestó nada, limitándose a verlo seria mientras caminaba.

   ― ¿Por qué los que me secuestraron junto contigo, ahora los mataste?―preguntó después de pasar junto con a un árbol.

   ― ¿Puedes callarte?

   ― Ah, ya veo... Así que tú eras la que estaba secuestrada junto conmigo.

   ― Elspeth de verdad te voy a disparar...― dijo en tono amenazante y serio.

El joven dejó de hablar suspirando. Aunque pronto la pareja comenzó a escuchar cerca de ellos ramas quebrándose. De inmediato ambos se pararon y Aina se acercó a Elspeth tomándolo de la espalda y juntándolo un poco hacia ella, empuñando su arma lista para disparar.

   ― ¿Cuántas balas te quedan?― preguntó preocupado viendo en un ligero vistazo a la joven quien lo miro sorprendida.

El aire soplo fuerte moviendo las hojas y las ramas de las copas de los árboles, llamando al atención de ambos chicos.

   ― Solo es el aire.― mencionó aliviada la chica quien bajo la pistola.

En ese momento, Elspeth se dio cuenta de que un hombre con bata blanca estaba caminando hacia ellos desde su flanco derecho. De inmediato el muchacho le toco el brazo a Aina para avisarle que iban a ser atacados, volteando los dos a ver aquel muerto viviente que se dirigía hacia ellos. Aina le apuntó aquel hombre con carne putrefacta en su cuerpo que con dificultad caminaba, con todas las intenciones de dispararle, aunque seguía sorprendida al ver ese ser caminar hacia ellos, mirando en un vistazo a Elspeth quien no parecía inmutarse al ver a la criatura; pero tras pensarlo unos segundos, decidió bajar la pistola sorprendiendo al chico quien solo se limitó a verla, para después comprender que no podían dispararle pues eso provocaría ruido; sabiendo que ambos estaban escapando y cuidándose de no ser nuevamente atrapados.

La joven miro hacia un lado dando un par de pasos hacia en frente tratando de buscar una roca con la que pudiera matar al hombre infectado. Por su parte, el chico maniatado camino hacia el infectado para distraerlo, haciendo que tome interés en él y caminé hacia dónde estaba, dándole la oportunidad de que la joven se escabulla detrás de él.

   ― Es tuyo.― mencionó el chico sin prestarle atención a Aina mirando al zombie.

Pronto llego hasta detrás de la criatura y con una roca la golpeo en la cabeza, tumbándola al suelo, para después subirse en ella y destrozarle el cráneo con la roca golpeándolo en repetidas ocasiones, todo esto mientras que Elspeth la veía enfadada matar al zombie, sin poder hacer nada.

Unos minutos después de haber acabado con el infectado, la chica se levanta del cuerpo inerte del científico, con sangre en la cara y en las manos. Camino un par de pasos hacia el muchacho quien la veía sorprendido por su conducta, pero ella sin perder el tiempo desenfundo su arma y le apunto, haciendo que el muchacho caminara unos pasos hacia atrás.

   ― ¿Qué sabes de estas cosas?

   ― Al parecer ambos sabemos de esas cosas.

   ― ¿Cómo supiste que son?― preguntó insistentemente sin dejar de apuntarle.

   ― Cuando estaba en la escuela, en el club de atletismo uno de ellos deambulo cerca de ahí.

   ― ¿En la escuela?

   ― Sí.

Aina miró a un lado sorprendida dándose cuenta de muchas cosas, pero no dijo nada, solo miro al chico, se limpio la sangre de la cara y de las manos limpiándosela en sus pantalones, para después quitarse su camisa y romper una pequeña parte de esta.

   ― Necesito que me hagas una especie de torniquete en el codo. La sangre de mi herida los atraerá.― se acercó a él enseñándole su herida.

   ― Entiendo.― el chico tomó el trozo de camisa y comenzó a amarrarle la herida, quitándose su suéter y amarrándoselo en el codo junto con el pedazo de camisa.

Ante este comportamiento la chica volteo a ver extrañada al joven, pero no le dio más importancia, pues tras terminar de amarrar el suéter a su brazo, este le preguntó algo que la incomodo.

   ― ¿Cómo sabes qué son esas cosas? ¿Por qué me tienes secuestrado? ¿Cómo mataste a esos tipos?

Ella lo miro con seriedad, dándole a entender que no le diría absolutamente nada, haciéndose a un lado para que él pudiera seguir caminando hacia donde lo iba a llevar. Resignado el chico decidió seguir caminando, levemente molesto por no haber recibido respuesta alguna a sus preguntas.

Resident Evil: El Hijo Bastardo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora