Capítulo 4

4K 490 109
                                    

Apenas tuvo un pie en la academia su cuerpo tembló por la cantidad de emociones que estaba tratando de controlar.

Estaba nervioso por enfrentar a Donghyuck, pero también estaba emocionado. Se preguntaba si los sucesos de los últimos dos días habían mejorado o empeorado su relación, esperaba que no se hubiese puesto todo incómodo entre ellos, aunque no estaba seguro de poder mantenerle la mirada por mucho tiempo sin ponerse todo rojo.

Lo que más le preocupaba era que él estuviese arrepentido de lo que habían hecho la noche anterior. Jeno podía soportar que estuviese avergonzado o que le dijese que lo había hecho de caliente o impulsivo, eso estaría bien porque también se sentía así, pero no soportaría que le dijese que remordía haberlo hecho.

Gran parte de esas preocupaciones desaparecieron cuando lo primero que vio al entrar a la sala de práctica fue al castaño estirándose en el suelo con los ojos hinchados, la cabeza ladeada, cada movimiento viéndose pesado. No parecía que hubiese dormido más que Jeno, pero había un aura azul rodeándolo, se veía agotado.

—Hyuck —lo llamó inquieto, sus palmas aun sudaban y su cuerpo temblaba, pero estaba tomando todo el valor que había en su interior para poner la salud de su amigo antes—. ¿Qué pasa?

El chico saltó en su lugar, no dándose cuenta en qué momento el pelinegro había llegado. Volvió a cerrar los ojos, pasándose la mano por la cara, no se movió de esa posición al responder.

—No dormí —murmuró—. Voy a dejar la universidad.

Jeno hizo una mueca, sentándose muy cerca de él, pero con miedo de tocarlo.

—Creí que te gustaba tu carrera.

—Así es —suspiró—. Solo estoy demasiado cansado para pensar.

Donghyuck acortó la pequeña distancia entre ellos dejándose caer sobre el hombro del mayor, quien instintivamente se movió de modo que su cuerpo soportara el peso del cuerpo ajeno.

Algo que admiraba de Donghyuck era el cómo daba todo de sí mismo siempre. No importaba cuantas cosas tuviera encima, daría lo mejor en todas.

Después de haberlo visto casi cayéndose de sueño sobre él, Jeno no podía entender como había hecho para sobrellevar la práctica con la misma energía que los días anteriores, más gruñón y con menos paciencia de la que solía, pero sus movimientos eran tan firmes y afilados como siempre lo habían sido.

Seguía preocupado por el significado de lo que había pasado la noche anterior, pero mantendría silencio porque el menor no parecía tener cabeza para dramas personales entre sus exámenes y los ensayos.

—¿Quieres ir por algo dulce? —Ofreció mientras caminaban a la salida de la academia, Donghyuck tenía una parte de su peso apoyado en el brazo del mayor.

—Tengo que seguir estudiando —respondió con desgana.

—¿Cuándo tienes los exámenes? —Suavemente le quitó la mochila para ponerla junto a la suya en el otro hombro.

—Uhm... El lunes de la próxima semana tengo dos, luego el martes uno en la mañana y el último el miércoles en la tarde.

—Oh, no vas a venir a los últimos ensayos.

—Mierda —gruñó—. ¿Cómo fallé en cuatro materias de siete?

—Probablemente tiene que ver con los conciertos en Malasia y Tokio en los que participaste.

Donghyuck gimoteó, caminando lentamente dentro de la estación de metro halando sin darse cuenta a Jeno con él.

Mientras esperaban, el moreno terminó por acomodarse en el cuerpo contrario con la cabeza escondida muy cerca del cuello del más alto. Jeno dejó las mochilas en sus pies para poder rodearlo con sus brazos, acariciándole el cabello. Pensó mucho si debía decir algo, o si debía fingir que nada había pasado, ¿qué sería mejor?

—Hyuck... —murmuró acercándose a su oído—. ¿Deberíamos hablar de lo que pasó?

Sintió el cuerpo contrario tensionarse e intentar esconderse un poco más.

—¿Lo de anoche? —Respondió el menor con voz chiquitita.

—Sí —suspiró—. ¿Qué fue... eso?

El chico tardó un poco en responder.

—¿Te gustó?

Jeno rio con nerviosismo, se removió tratando de hacer espacio entre él y Donghyuck, pero éste se aferró más.

—Si no te gustó —siguió hablando el más bajo—, entonces no fue nada. No deberíamos hablar sobre eso.

Eso provocó una mezcla de emociones en el pelinegro, no muy positivas, pero trató de ser racional, aunque se sentía un poco dolido, confuso y molesto.

—Si digo que sí me gustó, ¿qué significaría eso?

—Bueno... —murmuró—. Lo tomaré como que está bien si te envío ese tipo de cosas otras veces.

Jeno quería acomodar los extraños pensamientos y las emociones que seguían surgiendo y mezclándose, pero no lo fue lo suficientemente rápido como para formar una respuesta coherente.

—De todos modos, ya hacías esto, ¿no? Ahora solo está siendo mutuo —la voz de Donghyuck sonó más fuerte, había un poco de actitud defensiva cubierta de determinación—. No hay nada de malo. No tiene que cambiar nada, solo son mensajes. Creo que es divertido, pero si quieres que pare o no quieres hablarme o algo, deberías solo decírmelo, no me importa.

—¿De verdad estás bien con esta situación? —Cuestionó solo para asegurarse.

—¿Crees que habría dejado que las cosas pasarán si no tuviese la intención de antemano? Creí que me conocías mejor.

Jeno rio, sus brazos aferrándose al cuerpo más bajo en un abrazo juguetón, moviéndolo hacia los costados.

—Eres tan lindo, Hyuck.

No era la primera vez que se lo decía. Jeno pensaba que era uno de los chicos más bonitos que había conocido, así que cuando el pensamiento se le cruzaba no se cuestionaba antes de solo hacérselo saber. Llenar de cumplidos al bonito moreno era algo que adoraba hacer.

—Bueno, yo ya debo irme.

El menor se separó algo apresurado, sus palabras sonaron un poco atropelladas, Jeno supuso que por el cansancio que cargaba su cuerpo, aunque no lo dejó ir sin antes recordarle seriamente que durmiera.

—Si duermo tal vez no pueda enviarte nada —Donghyuck lo dijo con tono juguetón, pero escondió el rostro bajando la gorra que tenía puesta.

—¿Por qué eres tan tonto? —Jeno rio avergonzado, girando el rostro—. Solo duerme, ¿bueno? Te ves más bonito sano.

Haechan | NohyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora