Haechan | Nohyuck

Capítulo 19

Jeno no volvió a decirle que lo amaba, aunque moría por hacerlo cada vez que estaban juntos, cada vez que lo besaba, cada vez que le tomaba la mano, cada vez que lo miraba.

El momento de vulnerabilidad después de hacer el amor se había convertido en su enemigo, el esfuerzo que ponía para que las palabras no salieran sin permiso estaba dañándolo. Ya ni siquiera podía disfrutar de aquel momento de intimidad porque su cerebro se mantenía en alerta, asegurándose de pensar dos veces las cosas que diría.

Se sentía culpable porque cada vez era más difícil recordar que estar juntos de esa forma también era amarlo. No podía evitar frustrarse por tener las palabras atragantadas, casi deslizándose por su lengua, pero forzándose a devolverlas por donde habían salido.

Todas esas emociones se mezclaron en el momento menos indicado. Su cerebro pareció tener un corto circuito y pasó de estar disfrutando de fuegos artificiales explotando en su interior al estar embistiendo a Donghyuck a romper en un súbito sollozo en cuanto alcanzó el orgasmo.

No pudo controlar su cuerpo tembloroso ni las lágrimas cayendo, mucho menos el desgarrador sonido de su voz ahogada. No recordaba haber llorado con tanta intensidad desde que era niño, pero ahora parecía que estaba dejando ir su alma a través del llanto, su nariz se estaba tapando de mucosidad y su cabeza dolería horriblemente en poco tiempo.

Cuando se dio cuenta de que no podía controlarse se asustó, de entre todas las emociones arremolinándose solo podía reconocer el miedo. Sabía que Donghyuck estaba a su lado, seguramente tratando de ayudar, no podía saberlo con certeza porque no alcanza a escucharlo con claridad.

Sintió vergüenza también, pero al forzarse a dejar de llorar se ahogó. Odió la impotencia de no tener control sobre sí mismo, no sabía por qué seguía llorando, no entendía por qué no podía parar.

Le tomó bastante tiempo volver a sí mismo, reconocer sus pensamientos como propios y no solo ruido en su cabeza. Las lágrimas no se detuvieron, pero logró encontrar conforte en Donghyuck, quien le besaba los cabellos y paseaba los dedos por su piel desnuda, provocándole escalofríos.

—Lo, uhm, lo si-siento —se disculpó con voz ahogada, no pudiendo reprimir el sollozo que siguió a sus palabras.

—No hay nada por lo que debas disculparte —replicó en voz bajita, acurrucándolo aún más cerca.

Pero Jeno estaba convencido de que sí había razones. Había estado teniendo pensamientos realmente horribles el último tiempo, sobre sí mismo, sobre Hyuck, sobre su relación.

No dijo nada más, siguió llorando con las manos aferradas a la piel del menor hasta que paulatinamente se calmó y solo quedaron espasmos en su cuerpo.

—¿Quieres que nos duchemos? —Le preguntó Donghyuck limpiándole los restos de lágrimas de la carita. Sabía la respuesta pese a que no dijo nada—. Durmamos un ratito.

Jeno estaba demasiado cansado para hacer algo por sí mismo, dejó que su novio limpiara los restos de su reciente encuentro con una toalla húmeda y solo se movió para dejar que cambiara la manta sucia, volviendo a acomodarse en cuanto pudo luego de vestirse.

Donghyuck desapareció por unos minutos, reapareciendo con una taza de té y una pastilla para el dolor de cabeza que convenció a Jeno de tomar antes de que se abrazaran hasta dormir. La respiración del mayor se reguló en poco tiempo, no fue igual para Hyuck.

Jeno despertó cerca de las tres de la mañana con un vacío en el estómago, Donghyuck lo tenía fuertemente abrazado en una posición que se veía muy incómoda para el menor. Trató de salir de la cama con sutileza, pero su novio despertó al sentir el primer movimiento.