Cap 16

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  -¿Qué es lo que quieres? - mi voz sonó más fría de lo que quería.

  -¿Qué sucede? - se le escuchaba desconcertado -. ¿Qué fue ese estado?

  -Fue el adiós a mi idiotez.

  -¿Qué carajos?

  -Lo que escuchaste - le digo decidida.

  -¿Pero que es lo que pasa?

  -Olvidalo, debo dormir - contesté con un hilo de voz, me costaba horrores ser así con él.

  -Espera Nina...

  -Lo siento Daniel es que...

  -¡Cállate y escúchame! - me gritó - Ahora baja de tu cama, baja las escaleras, ve hacia la puerta y ábreme de una puta vez.

  Me quedé helada. Desventajas de que él viviera a unas cuadras de mi casa.

  -No pienso abrirte.

  -Si no me abres entro por la ventana.

  -No puedes eso sería violación a la propiedad privada - susurré.

  -No me retes Nina, sabes que puedo hacerlo y lo haré ahora si no me abres. Tienes un minuto - dijo enojado y luego cortó.
 
¿Me cortó? Maldito puto. ¿Y ahora qué hago?

  No pensaba abrirle pero sabía que de todas formas entraría por mi ventana. Y eso no podía impedirlo. Resignada baje y abrí la puerta. Pero Daniel no estaba. Demonios. Se escucha un ruido en mi habitación. Ese idiota cumplió su promesa, subió por la ventana. Cuando lo vea juro que voy a...

  -Hola hermosa - aparece por las escaleras y me sonríe.

  Demonios. Debería estar prohibido ser tan sexy.

  Lo miro y me volteo.

  -Ahora vas a ignorarme - comenta con sarcasmo, baja las escaleras y camina hacia mí.

  -Has entrado sin mi permiso.

  -Te lo advertí - me susurra en el oído.

  Me alejo instintivamente ya que cada parte de mi cuerpo se había erizado.

  -Ya se puso nerviosa - ríe por lo bajo.

  Voy a las escaleras dispuesta a ir a mi habitación pero, claro, él me lo impide. Me jala hacia él. Estamos tan juntos que su respiración se mezcla con la mía. Con una mano me sujeta la mano y con la otra se asegura que no me aleje de él. Su frente está apoyada en la mía y el que sea más alto me intimida. Y sus ojos. Santa madre. Sus ojos me tienen hipnotizada. No le bajo la mirada en ningún momento.

  -Te quiero - dice soltando mi mano de su agarre - te quiero mucho y no quiero que estemos mal.

  Debería estar emocionada por lo que me acaba de decir. Pero no. No puedo prestar atención cuando él está tan cerca de mí. Cuando sus labios están a centímetros de los míos. No cuando Daniel me mira y sus hermosos ojos caramelo funden mis ojos café.

  -Yo... también te quiero - logro decir en susurros y bajo la mirada avergonzada.

  Estoy demasiado nerviosa. Y estamos demasiado cerca. No puedo ni pensar con claridad. Debería irme. Debería correr.

  Cuando levanto la vista todo se vuelve confuso.

  Daniel acorta la distancia que nos separa uniendo nuestros labios. Me rodea con sus brazos acercandonos más de lo que estamos. Subo mis manos hacia su cuello y comienzo a juguetar con uno de sus mechones. Me besa con fuerza. Me besa. Me está besando y no puedo creerlo. Sus labios son tan suaves. Besarlo era algo tan delicioso. Tenía un sabor mentolado. Era algo que no podía aun creer. ESTABAMOS BESANDONOS. Decido terminar con el beso y voy alejandome pero no me deja. Sube una de sus manos hacia mi cuello y vuelve a estampar sus labios contra los míos pero esta vez con más fuerza. Roza suavemente mis labios con su lengua. Le doy pase y nuestras lenguas se someten a un duelo. Quiero seguir con el beso pero ya no puedo respirar. Me separo bruscamente y tomo una fuerte bocanada de aire. Volteo y lo miro. Está sonriendo.

Labios CompartidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora