Daniel: Gracias por tu visto
Daniel: .l.
Que pesado se ponía a veces. Aunque debo admitir que adoraba que me reclame los vistos. Ahora siente lo que yo sentí. Y eso se llama KARMA. No podía sentirme mejor.
Daniel: yaya, sigue así… ):
Yo: Sorry, estaba por contestarte, pero tropecé con Fabián u.u
Daniel: jajaja ok, ¿Quién será ese?
Yo: Te hablé de él -_-
Daniel: ¿si?
Yo: Ajá, adiós, idiota .l.
Daniel: No te enojes, oye :D
Yo: .l.
Me desconecte de WhatsApp y apagué mi celular. Decidí guardarlo. Estaba furiosa. Siempre era lo mismo. Esto comprueba una vez más que nunca presta atención a lo que le digo. Le da igual. Me pase hablando de Fabián durante una semana. Debí saber que no le importaba en lo más mínimo. No puedo no sentirme decepcionada.
Busque mi radio y sintonice la emisora Ritmo Romántica, tu radio de baladas. Estuve tumbada en mi cama cerca de 30 minutos escuchando todas esas canciones tristes. Pero no puedo evitarlo. Cuando me siento mal escucho canciones que me deprimen aún más. Es como una adicción. Y una bien estúpida.
Es ese momento cuando escuchas una canción que te llega a lo más profundo y remoto de tu ser. Y ahí descubres que eres lo suficiente inmadura como para madurar y lo suficiente madura como para ser una nena.
Cuando te das cuenta que arruinaste un momento hermoso solo por hacerlo encantador. Cuando tienes miedo del amor, pero finges ser valiente escondiéndote en una chica dura cuando la realidad es distinta. Buscas el amor todos los días rehusándote a esperar a que él venga a ti. Como huyendo. Escapando. No dejando que entre a tu vida.
Ese instante en que quieres recordar algo y al final solo posees pensamientos infelices, indeseados. Son cosas que te dañan dulcemente el corazón. Recuerdos que quieres olvidar.
Esa horrible sensación, el querer algo imposible con alguien imposible. Quieres a alguien pero te engañas a ti misma y finges que no. Pese a que sabes que es imposible; te arriesgas; eres terca, tonta y lo peor: lo sabes.
Al terminar esa canción es cuando llegas a la conclusión de que hagas lo que hagas nada cambiará. Ya hay un cursor encaminando tu futuro. Ya están los sentimientos de por medio. Ya no puedes fingir más, ya no puedes esconder lo que sientes.
Millones de lágrimas aparecen en un grito ahogado de dolor.