Daniel no me contesta. Lo peor es que está en línea. Sin embargo, y aunque eso me enoje, ya me acostumbre a que me ignore. Desde una semana he decidido que si me ignora no debe importarme, es decir, no pienso reclamarle por eso. Que el note que poco a poco me voy cansando de sus actitudes hacia mí. Puede ser la persona más importante para mí, pero también es quien más me ha hecho llorar. Ni hablar de las infinidades de veces en que realizó cambios de mejor amiga. Luego se disculpo y yo, como siempre, lo perdoné. Talves debería hacerle caso a Fabián en no ser tan flexible con él. Pero es que… no puedo. Ese idiota. No puedo vivir sin ese idiota. Es quien más me conoce. Y quien más dolores de cabeza me produce, pero no puedo dejarlo. Ya lo he intentado.
Guardo mi celular no sin antes comprobar que sigue en línea. Maldito idiota.
Camino de vuelta a mi casa. Ya está oscureciendo y una vez más me reprendo por haber salido sin abrigo. Es una suerte tener un Starbucks tan solo a diez cuadras. Observo a mí alrededor. Lo que era de esperarse. Jovencitos de aproximadamente 13 años jurándose amor eterno. Me daban alergia. A esa edad no podían decir que estaban enamorados. Acaban de cagar mi día. Aunque ya estaba cagado de todos modos. Al menos mañana será distinto, la reu de Alicia promete mucha diversión. Al fin conoceremos al tal Alex, ella ya me estaba cansando de tanto que hablaba de él. “¡Es muy lindo! Tiene unos ojos encantadores, es alto y me encanta, es tan tierno… lo amo…” Me tenía harta, ella sabe bien que detesto todo eso que tiene que ver con lo empalagoso del amor, pero la aguanto solo porque es una de mis mejores amigas.
Hace un frío que te cagas. Genial. Solo falta que llueva. Pero de todos modos solo me faltan cuatro cuadras. Decido bordear el parque para ahorrar unos pasos.
Suena un pitido.
Daniel: Lo siento, lindura, estaba jugando partido.
Yo: ¿Otra vez?
Daniel: Si ):
Me disponía a contestarle cuando choco bruscamente con alguien. Fue tan fuerte que termine cayéndome de culo. Por suerte mi celular termino en el pasto. Me levante y fui a recogerlo. Sonreí al comprobar que no tenía ningún rasguño. No podía decir lo mismo de mí. Me dolía de manera escandalosa mi muslo derecho.
-Disculpa no te vi.
Mire al joven que me estaba hablando y quede boquiabierta.
-No te preocupes, está todo bien.
Era Fabián. No podía insultarlo aunque quisiera. Él siempre fue muy lindo conmigo, no quiero que conozca esa parte oscura de Nina Mendoza.
-En serio estoy muy apenado –me dijo con una sonrisa tímida.
-Fue un accidente, ya pasó –conteste restándole importancia–. ¿Qué haces por aquí?
-Salí a correr un rato – dijo señalando su vestimenta: un buzo y zapatillas deportivas.
-Claro. ¡Que tonta!
-¿Te apetecería tomar un helado? –Fabián estaba nervioso.
Lo mire y sonreí. Me encantaría. Pero no. No debo dejar que se ilusione. Me cae muy bien, no quiero que malinterprete mis intenciones.
-Lo siento, no puedo, llevo prisa –acomode mi cabello y sacudí el polvo de mis shorts–. Debo irme adiós –bese su mejilla y salí corriendo.
Eres una idiota, eres una completa idiota. Él es guapísimo. Idiota.
Era una idiota. Claro que era guapo. Es un moreno de ojos celestes, su pelo es marrón oscuro con pequeñas ondulaciones terminando la nuca y su cuerpo… ¡maldición! Si que estaba fuerte.
Entre a mi casa y esta vez me asegure de poner las llaves en el cajón correspondiente para evitar tormentosas búsquedas en el futuro. Subí a mi habitación y me tire en mi cama de sábanas bordó.
Dos pitidos en mi celular. Lo reviso. Sí. Efectivamente era él.
QUIERO DEJAR UN AGRADECIMIENTO ESPECIAL A MARIANA Y A MORECRIS** GRACIAS POR OPINAR CHICOS, SUS MENSAJES ME SIRVIERON DE INSPIRACIÓN Y ALEGRARON MI DÍA, GRACIAS :3