Colgado de la vecina (YouTubers)

Capítulo 10 - Volveré.

¿Qué me tendría que contar? Se puso demasiado seria. No tenía ni idea de lo que podía ser pero ya me lo dirá cuando ella quiera, no la quiero presionar. Ahora lo que más me preocupaba era que la cena saliera bien. Tenía que pensar que ponerme, lo cual me costaría la vida.

Por fin era sábado y hoy era la esperada cena, pedí ayuda a Maximus y a Cheeto para elegir la ropa. Tengo que decir que ropa formal tenía más bien poca, pero al final encontré lo adecuado. Ni muy formal, ni muy desarreglado, lo justo para una cena con una amiga intima.

Había llegado la hora, fui a buscarla. Al llamar al timbre no tardó en abrir.

- ¡Dios mío! - Dije boquiabierto.

- ¡Hola ehh! - Dijo ella riendo.

Iba impresionante, uno vestido negro por la rodilla, unos tacones no muy altos a juego con el vestido, el pelo recogido y a penas maquillada. Estaba perfecta.

- Estás impresionante, enserio.

- Venga anda, vamos porque si no llegaremos tarde.

La tendí mi mano y con la mano que tenia libre me agarró. Esta chica era una de las mejores amigas que se podía tener, lo malo era que me estaba empezando a gustar y tenía miedo de que lo notara, no quería perderla.

Llegamos al restaurante y nos sentamos, tuvimos una cena agradable. Me disculpé un momento para ir al servicio.

*Narra Sara Luna*

Mangel fue al servicio un momento, yo me quedé sentada esperando. Tenía la sensación de que durante toda la cena alguien me observaba. Pero pensé que eran ilusiones mías.

De repente una voz conocida habló detrás de mí.

- ¡Hombre, mira a quien tenemos aquí! Cuanto tiempo sin vernos. - Mi cara cambió al verle.

- ¿Qué haces aquí? - Dije apartándole la mirada.

- ¿No sabes qué día es hoy?

- Ni lo sé, ni me importa. Y ahora si no te importa…

- Te tendría que importar. Hoy es el día que “tu querida” orden de alejamiento termina. - Ahora mismo tenía miedo. - ¿No dices nada?

- Enserio, déjame en paz.

- Tranquila, no tengas miedo, no te voy a hacer nada… De momento.

- Como me toques te denunciaré, esta vez no dudaré ni un segundo.

- Cuanto has cambiado desde aquel día ¿no? - Rió. - Por cierto, estas muy guapa, ya me había olvidado lo preciosos que eran tus ojos.

- Hugo, ya. Déjame tranquila. - No quería llorar, no quería que viera debilidad en mi.

- ¿Tienes miedo? - Acarició mi cara.

- No te tengo miedo. - A los pocos segundos apareció Mangel.

- Bueno Sara, ha sido un placer volverte a ver. Hasta más ver.

Se acercó a mi oído y me susurró un “Volveré”. Suspiré, por fin se había ido. En verdad tenía demasiado miedo y más después de esa palabra, estaba asustada y no quería continuar más tiempo en ese restaurante. Me había estado siguiendo varios días y se pensaba que era tonta.

- ¿Quién era ese tío? - dijo Mangel extrañado.

- ¿Podemos irnos por favor? - Le dije levantándome, intentando que las rodillas no me fallaran.

- Vale. Pero ¿Quién era? Te ha cambiado la cara.

- Vamos a casa y te cuento.

Cuando llegamos entramos a mi casa, fui a cambiarme, no aguantaba más los tacones. Nos sentamos en el sofá y empecé a contarte la historia.