XLVIII

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"Bien, promete llamarme en cuanto llegues, ¿está bien?" -Huaisang habló abrazándole mientras el otro, pese a la indiferencia fingida en su rostro, devolvió el abrazo asintiendo-.

"¿Seguro que no quieres que nos quedemos a espiar tu despedida con Xichen?" -Jin Guangyao habló desde fuera del departamento del ojivioleta, Jiang Cheng negó mientras estornudaba y recibía un pañuelo de su hermano antes de que este se despidiera de él. Wei Wuxian esperaba verlo antes de que se fuera de todas formas-.

Después de que estos se fueran, se sirvió una copa de vino antes de comenzar a limpiar su departamento de manera que se viera presentable, los ojos llorosos habían vuelto gracias al resfriado, y aunque estaba considerando tomar otro antigripal, dudaba que tuviera buenos resultados si lo hacía, así que solo le quedó beber la copa de vino esperando que el medicamento y el vino no se cruzaran y terminara peor.

Afortunadamente, lo único que hizo fue marearlo.

Y tal vez sentirse algo borracho, con una sola copa de vino. Jiang Cheng se encontraba avergonzado de si mismo, pero necesitaba alcohol para poder decírle al amor de su vida que se iría.

Se lavó el rostro notando la reciente fiebre que comenzaba en él, y después de cambiarse de ropa a algo más cómodo, soltó su cabello por completo, la cabeza comenzaba a dolerle también.

Apenas se recostó, sonó el timbre, y Jiang Cheng sintió perder la fuerza en todo su cuerpo, además del dolor en su estómago por los nervios, que incluso le causó algo de naúseas mientras se ponía de pie, y caminaba a la puerta.

Después de suspirar, tomó el frío mango de la puerta y abrió esta sin elevar la vista, pudo oler a Xichen pese a que su nariz volvía a congestionarse, y tampoco elevó la vista mientras lo dejaba pasar.

Xichen lo miró en silencio mientras cerraba la puerta tras él, no sabía que decír, y el contrario tampoco parecía saberlo, así que esperó unos segundos en lo que el menor elevaba la mirada, y cuando lo hizo, además de apreciar los preciosos rasgos del más joven, no pudo evitar sonreír muy ligeramente.

Tal vez no lo resistió o fue simplemente porque su omega interno parecía implorarle que se acercara, que en cuanto lo vio, no pudo evitar abrazarlo, con la cálida sensación en su pecho que no había estado desde que le dijo que lo amaba en la mansión de la nube.

Jiang Cheng recargó su rostro en el saco no completamente liso del alfa y frío por culpa del clima. El mayor lo abrazó como si realmente llevara semanas esperando poder hacerlo, y aunque el ojivioleta escucho el suspiro del otro algo más tranquilo, él no se movió, se sentía como si así deberían de estar siempre, y aunque ya no le preocupaba, le asustaba por todo lo que acababa de pasar días atrás.

"¿Estás bien? Ángel, estar hirviendo en fiebre"

"Estoy bien ahora, solo hay que quedarnos así" -Pese a que Xichen cedería a cualquier cosa que el menor le pidiera, como pudo, caminó guiando al omega a su habitación, y lo cargó sin problema alguno para recostarlo sobre su cama, mientras el otro no quitó la mirada de su pareja en ningún momento, con el ceño ligeramente fruncido, pero un ligero brillo en su mirada ajeno al lagrimeo que no parecía querer dejarlo-. "¿Estás enojado conmigo?"

"Debería, solo a ti se te ocurre emborracharte enfermo y probablemente con antigripales dentro de ti, ¿no te preocupa lo que pueda pasar?"

"Algunas veces" -Xichen suspiró elevando la vista hacia el contrario con el ceño fruncido-. "¿Puedes recostarte conmigo?"

El mayor no respondió, solo se retiró el saco y se recostó junto a él, admirando el sonrojado rostro del contrario por la fiebre, Jiang Cheng lo miró pasando delicadamente una de sus manos por su mejilla, ninguno dijo nada, el ojivioleta comenzó a quedarse dormido gracias a las feromonas que el alfa soltaba para relajarlo.

CRIMINAL (𝙓𝙞𝘾𝙝𝙚𝙣𝙜)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora