XXI

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Para ser miércoles, el día había comenzado siendo una mierda, y si era honesto aquello no era una sorpresa. Si tenía que ser honesto, al menos consigo mismo, lo peor era que Xichen no le respondía desde el Martes por la mañana, y no sabía si lo estaba ignorando, o si el mayor estaba en problemas, no es como que pudiera ayudarle, o aparecerse como si nada en la mansión de la nube, ni siquiera se atrevía a preguntarle a Wei Wuxian por temor a que el mayor lo estuviera ignorando a propósito.

Y por si su día no era lo suficientemente malo, apenas eran las ocho de la mañana, y llovía a cántaros.

El camino al lado sur era largo, un poco más que en el norte por la posición exacta de donde se encontraba, y él llevaba cerca de media hora, esperando que Tao Kun apareciera.

Le había llamado, dejado mensajes en el buzón, e incluso llamó a Mianmian para que ella lo llamara, pero aún así, el rubio no aparecía.

No era la primera vez que hacía esto, la última vez tenía cerca de tres meses que habían salido de misión juntos, Jiang Cheng le dijo que no volvería a ir con él por impuntual.

Apenas el día anterior, el rubio se la pasó insistiendo toda la tarde en acompañarlo.

Ni siquiera pudo sacarlo de su oficina, e incluso lo acompañó a su casa, escuchó todo el camino las medidas de cuidado que tendrían que aplicar para pasar desapercibidos, Jiang Cheng se dio cuenta que era la primera vez que lo invitaba a su departamento, y aunque fingió no notarlo, la emoción en el menor lo hizo sonreír ligeramente.

Incluso cenaron juntos, el ojivioleta podía jurar que aquello lo hacía por sus propios nervios, pero el rubio temblaba incluso.

No se enojaría con él por no aparecer, en realidad, era lo mejor, aún era muy joven como para exponerse a algo así, ni siquiera él sabía a que se enfrentaba.

Después de un pesado suspiro, encendió el auto, y comenzó a conducir hacia el sur, apretó demás el volante, como si se estuviera armando de valor con aquello.

La música sonaba baja, ni siquiera prestaba atención a que la canción de fondo era una de las que él le había dicho alguna vez a Wei Wuxian que podía fácilmente escupir en ella y en el cantante, en aquella ocasión el mayor no le dijo que conocía a este, pero como al mes, fue portada de una revista junto a él, Jiang Cheng lo pateó al menos una vez por eso.

El frío se colaba dentro del auto, o tal vez era el estrés lo que lo tenía así, pero tembló ligeramente, y maldijo bajo mientras encendía un cigarrillo, Jiang Cheng no notaba esos pequeños detalles, pero solo fumaba cuando conducía.

La pantalla de su teléfono se iluminó al mismo tiempo que la música se detenía, estaba conectado al auto, así era más fácil notar estas. El ojivioleta no lo admitiría, pero una ligera sensación entre emocionada y nerviosa, apareció cuando creyó que era Xichen, pero esta se desvaneció al ver que se tratada de Jin Guangyao, su reciente amigo le agradaba, pero no era la llamada que esperaba.

"¿Necesitas algo?"

"Hola, también es agradable escucharte, que bueno que mi llamada te hizo el día, Huaisang estará celoso" -El mayor rodó los ojos, pero una ligera sonrisa brotó de sus labios-.

"Hola"

"Bueno, algo es algo"

"¿No deberías estar aún entre las piernas de Mingjue?"

"Voy a ignorar el comentario porque no estoy solo" -Después de aclarar su garganta, continuó-. "Solo quería que supieras que Xichen desea que tengas un buen viaje, y si necesitas algo él se hará cargo, no puede responder el teléfono porque está en negocios muy peligrosos, y sería peligroso hasta para ti, pero me pidió que te lo dijera, ad-... No, espera, jodido alfa, te dije que te lo pasaría des-"

CRIMINAL (𝙓𝙞𝘾𝙝𝙚𝙣𝙜)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora