CRIMINAL (𝙓𝙞𝘾𝙝𝙚𝙣𝙜)

XLV

Como si el día supiera como se sentía, la lluvia no tardó en aparecer.

Jiang Cheng limpió las lágrimas restantes de su rostro mientras se sacudía, sentía frío y honestamente estaba empapado, aunque el frío no era simplemente físico.

Solo dios sabe como llegó sin que nadie lo notara a la funeraria donde lo conocían.

Nadie hizo preguntas, ni siquiera Mianmian cuando llegó con él, con todo y la sorpresa en su rostro que incluso la paralizó durante un rato, incluso así, prefirió solo acompañar a Jiang Cheng, en silencio y sin saber realmente que decir, la joven alfa seguía en shock por ver al rubio, peor aún, como jamás creyó verlo, cuando le dijeron que estaba muerto la primera vez, ella jamás vio el cuerpo, y ahora estaba su compañero de aventuras y peleas matutinas en el ataúd, pálido completamente y aún con ligeros rastros de sangre en él, Mianmian no mentiría, lloró desde que lo vio, mientras el ojivioleta dejaba que lo abrazara y llorara en su hombro.

A Tao Kun lo sepultaron ese mismo día, donde ya estaba su tumba y su lápida tallada, una tumba completamente vacía, que ahora si era ocupada por el rubio, probablemente aquello fue más fuerte aún, tanto, que ninguno podía decir palabra alguna, ni siquiera cuando la lluvia regreso.

Al terminar la ceremonia, la joven alfa prácticamente le rogó a Jiang Cheng el llevarlo a su departamento, el ojivioleta estaba lleno de sangre que no era suya, y lucía exhausto, por lo que aceptó pese a que lo consideró bastante. Mianmian conocía la dirección porque alguna vez tuvo que llevarle unos archivos, y se dijo a si misma que solo la utilizaría para alguna emergencia, si lo veía dese otra perspectiva, esta era una emergencia, el propio ojivioleta no se molestó con aquello.

Y aunque su lengua picaba por preguntar, y saber como fue que Tao Kun en realidad no estaba muerto y que terminó muerto, no iba a preguntar, no se atrevía, no aún, por respeto al rubio y por lo pálido que lucía el de los ojos violeta, al menos esperaría a que las cosas se calmaran.

El viaje fue en completo silencio, Jiang Cheng no pudo evitar dormitar en el asiento del copiloto, no había dormido desde el día anterior, y después de irse de la mansión del sol pasadas las cinco de la mañana, no pudo ni siquiera sentarse, el cuerpo le dolía, ni siquiera había comido nada, y el dolor de cabeza iniciaba de igual forma. Así que fue inevitable no quedarse semi dormido en todo el camino, hasta que la menor estaba por llegar.

"Mianmian" -Recién llegaron y la joven alfa no se atrevió a pedirle que bajara, Jiang Cheng aprovechó ligeramente su duda para hablar sin ser interrumpido-. "Quiero que seas la primera en saberlo"

Pese a la tristeza que parecía inundar el lugar, el omega suspiró después de encender un cigarrillo y dar una calada a este, Mianmian lo miró expectante, sin poder evitar hablar después de varios segundos de silencio.

"¿Qué ocurrió, señor Jiang?"

"Voy a renunciar"

"¿Qué?"

"Lo que escuchaste"

"N-no, no señor Jiang por favor, por f-favor, piénselo más"

"Quería decírtelo yo, solo quiero pedirte que tomes mis casos, no se los confiaría a alguien más"

"Señor Jiang, y-"

"Gracias" -Sin que la preciosa joven alfa pudiera responder, el omega bajó del auto sin importar la suave llovizna que volvía a pegar la ropa a su cuerpo-.

No saludó al portero, ni siquiera lo miró y este al notar su estado de ánimo y su atuendo, tampoco se atrevió a hacerlo.

El ojivioleta subió a su departamento agradeciendo mentalmente que le había dejado una llave de repuesto detrás de su pared, le había hecho una rejilla perfectamente escondida, y sin más, entró a su hogar, soltando un flojo bostezo y cerrando la puerta tras él.