Capítulo 13- "Lo que fue, lo que es, lo que pudo ser"

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Finn

Sinceramente, cuando le pedí a Natalia para hablar con Tatiana, esperé cualquier cosa, pero ciertamente no esperaba terminar así.

Digo, no es que me esté quejando, eh, en lo absoluto. No tengo quejas, ni arrepentimientos. Pero desde luego que no esperaba esto. Si alguien me hubiera dicho -seguramente sería Owen con alguno de sus comentarios fuera de lugar- que tendría a Tatiana sentada en mi regazo de esta forma, abrazándome con piernas y brazos, con su rostro oculto en el espacio entre mi cuello y mi hombro, con se largo y oscuro cabello algo desordenado cubriendo su espalda y hombros, todo esto después de habernos besado... Definitivamente no creería nada de esto.

En algún punto, mientras nos besábamos, minutos atrás, Tatiana no parecía reacia ni muy ilusionada por ello, parecía algo indecisa, lo cual me confundió un poco. El problema fue que no me detuve hasta que dio a entender que estaba en lo correcto, que algo no estaba bien.

Sus uñas en mi muñeca, ella apartándose. Eso fue suficiente para confirmar algo que afirmé desde el primer día: si a Tatiana no le gusta o le incómoda algo no dudará en cambiarlo o detenerlo para hacerlo a su manera.

Y eso hizo.

Cuando separó mi mano de su rostro, cuando pude ver la preocupación en su mirada, cuando se levantó con todas las intenciones de irse... Ahí me sentí culpable. Quizás me había excedido. Quizás no estaba en mi derecho de besarla. Quizá ella no quería, pero la incomodidad la hizo sentirse obligada.

Aquí el que debía disculparse era yo.

Cansado y frustrado de haberla hecho sentirse culpable, traté de distraerla un poco con algunos comentarios, todos sinceros, para aligerar un poco la tensión del momento.

Dudo haber salido del pueblo para encontrarme así con ella en estos momentos. Pero bien puedo asegurar que mi visita a la cuidad tiene que ver con la chica que parece atraerme tanto a mí como a mí curiosa mente.

Siempre he sido así, la curiosidad es parte de mi personalidad, una de las partes que ella más resalta de mí. Y aunque no es difícil notar que Tatiana parece detestar y evadir a ese tipo de personas, no es algo que pueda evitar.

Me obligo a volver a la realidad. A la habitación en la que Tatiana parece estar por dormirse sobre mí, mientras mis piernas empiezan a reprenderme por la falta de circulación de sangre, gracias al peso de la chica. Aun cuando, al poner mis manos en su cintura había notado lo delgada que está.

Acaricio un poco su espalda y susurro, queriendo despertarla lo suficiente para pedirle que se levante. No porque yo lo quiera sino porque mis piernas lo necesitan.

-Hey...

Cómo si eso la trajera de vuelta, ella se remueve un poco y la escucho sorber por su nariz antes de separarse, saliendo de su escondite mientras se encarga de, aun así, tapar su rostro con su largo y oscuro cabello.

Trato de buscar su mirada, aunque empiezo a acostumbrarme a que me huya de esa forma.

-Yo... Eh... Creo que debería de... -deja la frase en el aire mientras comienza a levantarse.

Por un lado, mis piernas lo agradecen, pero por el otro pienso... ¿Y ahora qué?

-Si, y... Supongo que yo voy a...

Es mi turno de levantarme. Paso mis manos por mis pantalones, un tanto incómodo. Tratando de buscar alguna distracción.

Ella parece querer decir algo, pero se limita a fruncir ligeramente el entrecejo y unir los labios en una línea recta.

TatianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora