Capítulo 3- "Los hermanos Rivers"

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Después de despertar de esa horrible pesadilla, de ese horrible recuerdo, de mi horrible realidad, me vi obligada a volver al presente, a tratar día a día de superar todo lo que pasó a partir de ese día, todo había cambiado y eso es algo que nadie podría negar, pero tenía que seguir adelante.

Eso es lo que Liam habría querido.

Él habría querido que lográramos salir adelante, justo como yo se lo había prometido.

Y ahora, aunque él no esté, aunque él no pueda hacerlo conmigo, debo de hacer esto por él.

Trato de normalizar mi respiración, aún estoy hiperventilando. Desde que desperté de esa pesadilla en la que aún vivo, he estado respirando mal, como si me encontrase bajo el agua y ya no tuviera la misma capacidad para aguantar la respiración que tenía antes. Estoy hecha un ovillo en mi cama, no puedo parar de hipar y trato de secar las lágrimas que no había notado que estaba derramando.

Vamos, Tatiana, respira. Tú puedes con esto.

Necesito relajarme.

Necesito salir de aquí.

Logro salir de la cama, aún tiemblo un poco y me siento débil. Pero me las arreglo para cambiar mi ropa por una deportiva, quizá debería de salir a correr. Si quiero comenzar de cero y hacer esto bien no puedo quedarme en la cama todo el día y lamentarme de mi existencia.

Termino de ajustar mis zapatos deportivos, y busco una sudadera con cierre y capucha, para asegurarme de tapar todo lo necesario. Y me dirijo a la puerta, no llego siquiera a abrirla porque me detengo para apoyarme de la pared. Estoy mareada, y ahí es cuando lo recuerdo; no he comido nada.

Me fijo en el escritorio, todo sigue ahí, el sándwich y el vaso con jugo están intactos. Anoche opté por no comer e irme a dormir así, y la verdad es que no voy a mentir, tengo hambre, pero no he querido comer. Tal vez lo haga inconscientemente, pero quizá esta sea mi manera de castigarme a mí misma por todo, después de todo me lo merezco, soy consciente de que lo que merezco es peor que esto, esta huelga de comida no hará diferencia alguna en mi consciencia, la culpa no se va, y no se va a ir.

La peor parte de mí pasado, la que realmente me persigue a diario, no son las cosas que hice, ni las maneras en las que reaccioné; son las cosas que no hice y que sabía que debían de ser hechas.

Me como lo que Paige había traído la noche anterior a regañadientes, sin embargo, no me sirve de nada seguir castigándome, no de esta forma. Necesito fuerzas y está claro que no llegaré a ningún lado si sigo sin comer bien.

Salgo de la habitación a hurtadillas, tratando de no despertar al resto ni llamar la atención, no tengo ganas de hablar con nadie. Logro salir de la casa de manera cuidadosa, aunque de camino me encuentro con Blake en la cocina, quien pareció entender que no quería hablar y solo me dedicó una sonrisa mientras volvía a su trabajo de devorar todo lo que encontraba en el momento.

Me quedo unos minutos más en el porche de la casa, mientras busco algo de música en mi teléfono y me preparo para correr un poco. Debo de admitir que nunca me gustó correr, nunca fui una persona muy deportiva, pero desde ese día noté que había muchas cosas que debía cambiar.

No puedo evitar sentirme culpable, no puedo evitar sentir impotencia siempre que pienso en lo que pasó, no puedo dejar de sentirme horrorizada siempre que recuerdo a mi hermanito y pienso en lo que él debió sentir en ese momento, no puedo dejar de sentirme amenazada y asqueada al recordar todo lo que pasó cuando la camioneta en la que nos transportaban a mi hermano y a mí se detuvo, no puedo con nada siempre que recuerdo el tormento, la pesadilla que comenzó después de eso. No puedo.

TatianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora