Capítulo 1-"Culpa"

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-Y bien, Tatiana. ¿Planeas contarme algo?

-No tengo nada especial para contar. Todo lo que sé ya se lo dije, tanto a usted como a la policía.

Llevo viniendo a este consultorio una vez a la semana desde hace casi dos meses y aún me niego a soltar toda la verdad, sé que el psicólogo es consciente de ello, así como lo fue la policía. Ellos no parecen querer entender que no les planeo contar todo, que no quiero recordar, que solo quiero dejar todo atrás.

- ¿Segura que no quieres hablar de lo que pasó?

-Es gracioso como pregunta lo mismo todas las semanas, pero esto ya se está volviendo repetitivo ¿sabe?

-Y seguirá pareciendo repetitivo hasta que intentes contarme algo.

-Yo ya hablé lo suficiente. Ya le dije que no tengo nada más para decir.

-Y yo ya te dije que no te creo.

-Me parece que usted está aquí para ayudarme, no para interrogarme.

-En eso tienes razón. Y es justo lo que trato de hacer: ayudarte.

-No es lo que a mí me parece que está sucediendo.

- ¿Y que parece que está sucediendo?

-Trata de arrancarme la información que no tengo. -ni quiero tener.

-Hablar de ello podría ayudarte a sentirte mejor.

-No lo creo, solo me haría revivir todas las cosas por las que pasé. Además, creo que sus métodos no me están ayudando.

- ¿Y qué propones que hagamos entonces?

-No lo sé, pregúnteme algo diferente. En algo tenemos que gastar los cuarenta y cinco minutos que nos quedan.

-Bueno, ¿Qué tal hablar de cómo está todo en casa? ¿Si me hablaras de eso?

- Todos me tratan igual, aún mantenemos nuestras distancias, digamos que me tienen en una burbuja, es muy notorio el cuidado que tienen al hablarme, pero de resto, bastante normal, me estoy adaptando.

He vivido con mi tía, su esposo y sus dos hijas, Jade y Blake, desde hace unos meses. Son la poca familia que me queda y tengo que aferrarme a eso.

- ¿Te sientes sola sin tus padres?

Él solo trata de encontrar un punto débil para que le cuentes todo

Algo en mi cabeza no deja de recordarme que no debo de caer en esto, que no puedo confiar en nadie.

La sola mención de mis padres hace que me cueste respirar, no me gusta hablar de ellos, me trae de vuelta al pasado. Hablar de ellos me regresa inevitablemente a la última vez que los vi, a la casa en la que solía vivir con ellos antes de todo esto, a esa horrible tarde en la que llegue y todo eran gritos y desesperación, la tarde en la que cambio todo, la tarde que arruinó mi vida.

- ¿Y tu hermano? ¿extrañas mucho a tu hermano?

No pienso mucho en mi respuesta, no necesito hacerlo.

-Si.

Después de que mis padres se fueran me mantuve con mi hermano, y lo cuidé como pude, hasta que él también tuvo que irse. No me gusta hablar de ello, me da impotencia pensar en todo lo que ocurrió y saber que no podía evitar que sucediera. El saber que no pude hacer nada para ayudarlos es algo que me perseguirá por el resto de mi asquerosa existencia.

- ¿Has hablado con tus amigos?

Amigos...

Esa palabra no va en plural desde hace tiempo.

TatianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora