Capítulo 2- "Raindale"

144 17 265
                                    

Llevamos horas en movimiento, desde hace horas que abandonamos la pequeña cuidad y nos adentramos en la carretera. Estamos desde lo que se sienten siglos dentro del auto, solo hemos hecho paradas para lo indispensable, hace unas horas nos detuvimos en una cafetería que estaba en medio de la autopista para comer algo e ir al baño, luego seguimos con nuestro transcurso.

En el interior del auto no hay más que un denso e incómodo silencio que delata muy fácilmente la incomodidad que sentimos todos los que vamos dentro de él. Son notorios los muros, altos e indestructibles, que hemos creado entre nosotros. La falta de interacción que hay en esta familia desde que llegué a sus vidas me resulta casi dolorosa.

Desde que empezamos el recorrido Paige y Alan han sido los únicos que se han tomado el atrevimiento de emitir palabra, no han dejado de intentar mostrarnos diferentes puntos de vista -todos positivos, obviamente- de nuestra nueva vida, ambos se han encargado de soltar comentarios al azar en busca de alguna conversa para aligerar el ambiente, y ninguno ha dejado de tratar de exponer cosas buenas y nuevas que nos esperan.

Han soltado al aire variados comentarios, todos sobre lo que nos espera en el pueblo, es obvio que tratan de distraernos con algo, pero...no creo que sea solo eso... es diferente. Se siente casi como si estuviesen buscando algo que alguna vez tuvieron y que ahora que no está lo extrañan, algo que quizá no notaron cuando desapareció pero que ahora que su ausencia es imposible de ignorar, tratan de recuperar algo que yo les quite, algo que evidentemente se volvió inexistente quizá antes de mí llegada: la comunicación que alguna vez existió entre ellos.

Aunque es más que obvio que todos sus intentos de conversación son fallidos, no parecen querer rendirse, aun cuando varios de sus comentarios han sido ignorados o simplemente respondidos por monosílabas, no reciben más que silencio y respuestas dejas de entusiasmo y emoción, tanto de sus hijas como de mi parte, las tres nos hemos mantenido a la raya, aun estando las tres en el asiento trasero, tratamos de no mirarnos o si quiera tocarnos accidentalmente, cada una se ha arrinconado en su asiento creando una burbuja de protección invisible alrededor de sí misma.

Jade, quien parece odiarme -más de lo usual- desde la noche anterior cuando la deje con su montón de preguntas sin responder, obviamente no respondí a ninguna de sus preguntas, me tomó desprevenida y eso no me gustó en lo absoluto, así que decidí ignorarla hasta que ella -que en algún momento hasta llegó a prometerme que no se iría hasta obtener respuesta- tuvo que irse porque Blake la echó de la habitación.

Por otro lado -literalmente en el otro extremo del auto- estaba Blake, la chica alegre y entusiasta que siempre estaba para animar al resto, estaba ausente. La Blake que se presentó ese día era una versión totalmente diferente a la que yo conocía, estaba más callada, y se veía más distraída de lo usual, desde hace horas -o desde hace días quizá- que no escuchaba ninguno de sus divertidos comentarios. Y aunque se veía aislada podía ver que trataba de no perder sus esperanzas, trataba de creerle a sus padres, -quienes aún trataban de convencerlas de que esto era buena idea- pude ver que incluso prestaba atención a lo que decían sus padres, cosa que, definitivamente, Jade y yo no estábamos haciendo.

Aunque no dejaban de parlotear, no podía evitar notar que tanto Paige como Alan estaban un tanto aterrados con todo esto. Paige se veía más nerviosa de lo que alguna vez le gustaría admitir, pero lo disimulaba como podía. Alan se veía preocupado, aunque él era el único que ya había visitado el pueblo, solo había estado ahí por unas horas y fue únicamente para dejar unas cosas en la nueva casa y encargarse de inscribirnos en la escuela.

Se nota que en serio lo están intentando, pero no hay forma de que nadie se crea nada con los malos que son disimulando, son muy obvios en todo, demasiado transparentes, y eso es algo que claramente no me ayuda si mi objetivo es ocultar cosas. No sabría como pedirles que oculten mi pasado, por lo que nunca podría contarles todo lo que pasó, y aunque me empeñaba en decir que era por su bien, bien en el fondo yo sabía perfectamente que era por el mío, que mi mayor preocupación era yo.

TatianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora