Uno

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En la actualidad...

—Joder Mausu, tu culo es tan jodidamente apretado...

Clavado a la cama, las manos fuertes de mi prometido me empujaban hacia abajo por mis hombros mientras él arremetía dentro de mí, su polla golpeando mi agujero con una fuerza increíble, sus fuertes caderas encerrándome en el lugar.

Traté de moverme. Empujé duro contra su pecho, pero él no cedería, ni siquiera una pulgada.

Siempre era así cuando él me tomaba –duro, rudo, fuerte... totalmente fuera de mi control.

Los ojos oscuros de Kris se encienden con fuego mientras yo luchaba contra él, resplandeciendo por mi resistencia, la agresión que él esperaba que yo emanara cada vez que me tomaba en su cama –una agresión que él amaba, una agresión que anhelaba.

Le gustaba follar. Nunca hacer el amor. Solo follar, duro, siempre y cuando él tuviera el control.

Su mano derecha se movió de mi hombro y se envolvió alrededor de la parte frontal de mi cuello, no demasiado apretado como para detener mi respiración, pero lo suficiente para mantenerme en el lugar mientras arañaba su espalda y hombros con mis uñas.

Subí mis caderas, pero sus gruesos muslos me clavaron hacia abajo aún más, su polla implacable y golpeando contra mi próstata, forzándome a chillar de placer. Kris rio de mi esfuerzo fallido de quitarlo, su boca ahora a una pulgada de mi rostro.

—Solo inténtalo, Mausu. Solo intenta moverte... Jodidamente me perteneces —gruñó en mi oreja, y su polla se sacudió en mi canal, haciéndome gritar y morder la piel de su hombro, sacando una gota de sangre. Los dedos de Kris apretaron mi garganta, restringiendo mis gemidos. Su aliento sopló más duro. Su mandíbula cincelada se tensó, sus ojos quemando los míos—. Córrete. ¡Córrete! —ordenó. Empujando en mí tres veces más, halando de mi miembro insistentemente, me rompí, apretando su polla tan fuerte —aunque yo quisiera o no.

Odiaba que él conociera tan bien mi cuerpo. Odiaba que supiera cómo encenderme, hacerme gritar, hacerme chillar. Cuando me venía, Kris lo veía como un testimonio de mi amor por él. Yo solo lo veía como otra manera de ser usado para que así él pudiera ejercer su poder sobre mí.

Con su mano moviéndose de mi hombro y envolviendo mi cabello, Kris tiró duro de las hebras de marrón claro, su ojos entrecerrándose y su boca colgando abierta. Luego con un rugido ensordecedor, se vino, llenando mi entrada. Mi pecho se movía mientras mis duros pezones se rozaban contra su sólido, fornido, pecho.

—KyungSoo... ¡mierda! —gruñó Kris y arremetió lentamente dentro de mí, haciendo movimientos envolventes hacia afuera, músculos duros flexionándose y tensándose por todo su gran cuerpo.

Sin liberar su agarre en mi cuello y cabello, aplastó sus labios en los míos, su lengua forzándose dentro de mi boca, me sometí, como siempre, gimiendo, como él lo querría, a medida que la parte inferior de su torso trabajaba contra mi miembro sensible.

Kris se retrajo y diversión destelló a través de su cara de rasgos afilados.

Mausu, siempre maullando como un pequeño gatito, ¿eh? —Su boca bajó a mi oreja y su lengua lamió a lo largo de la parte externa de ella—. ¿Amas que te folle duro? ¿Te encanta que cause moretones en tu hendidura?

Kris liberó mi cuello, sólo para bajar y apretar mi pezón, tirando de él. Siseé y chillé, haciendo que su sonrisa se ampliara.

—Amo follarte también, Mausu —murmuró. Entonces abruptamente, Kris sacó su pene aún duro de mí, dejándome acostado en su amplia cama en su apartamento lujoso en Seúl, tratando de recuperar mi aliento. Él cruzó la habitación, su definido, alto cuerpo como la perfección andante, y pasó su mano sobre su cabello oscuro corto.

Lost Fighter ||KaiSoo||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora