Dieciocho

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Kai

La mano de KyungSoo comenzó a temblar mientras sostenía la mía y vi su rostro pálido, la realidad de ese hecho golpeando en mi interior justo cuando la presa que bloqueaba mi pasado se rompió y los recuerdos llegaron inundándolo todo, cegándome.

—JunMyeon —susurré, sintiendo como si hubiera recibido un puñetazo en el riñón—. JunMyeon era mi mejor amigo, ¿no? Éramos como hermanos. ¿Sí? Es eso...

Vi lágrimas caer de los ojos de KyungSoo. Mis ojos se abrieron ampliamente mientras imaginaba las características de JunMyeon: pelo castaño claro, ojos negros. Soñé con él algunas veces. Era el chico en mis sueños. Sus rasgos siempre aparecían borrosos, y no fui capaz de descifrar su identidad. Pero ahora podía imaginarlo con una claridad cristalina. Lo conocía. Yo...

Mierda...

Miré a KyungSoo de nuevo. Se desplomó sobre mí, con la espalda temblando por la fuerza de sus lágrimas. Y luego, en mi mente, él y JunMyeon estaban juntos: en la iglesia, en la playa, alrededor de una mesa, al lado de su padre...

Levanté la mano y la presioné en su espalda. Tragué saliva.

—Él... JunMyeon era tu hermano, ¿no? Joder, KyungSoo, JunMyeon era tu sangre.

Un sollozo escapó de la boca de KyungSoo y se dejó caer en la arena. Arrastrándome hacia adelante, cubrí a KyungSoo con mi cuerpo, mis brazos alrededor de su cintura. Se recostó en mis brazos y lloró con más fuerza, sus manos agarraron mis muslos mientras yo trataba de respirar a través de los recuerdos de mi pasado golpeándome con la fuerza de un camión.

—KyungSoo —murmuré—. Wu lo mató... Él lo mató...

Otro fuerte sollozo fue arrancado de su garganta y comenzó a temblar. Irguiéndose con las manos en mis muslos, levantó la cabeza. Su hermoso rostro estaba rojo y mojado con sus lágrimas.

—¡No! Siempre he pensado que su muerte fue un accidente. Un malentendido. Alguna otra explicación. Yo... Yo... —Levantándose, agarró mis bíceps, su expresión desesperada—. ¿Por qué? ¿Por qué Kris lo mató? ¿Qué le había hecho JunMyeon? ¡No lo entiendo! ¡Eran amigos!

Apreté los ojos cerrados, conteniendo la respiración como si pudiera forzar los recuerdos.

—Por favor recuerda. Por favor, recuerda —rogó KyungSoo.

Él no es más el heredero de Do. Hice lo que mandó mi papá.

Arrastrando un jadeo, miré a KyungSoo y, de repente, vi el rostro de un hombre en mi cabeza. Era alto, oscuro, más viejo, un jodido brillo maligno en sus ojos. Al igual que los guardias, pensé. Tenía esa sádica, controladora mirada en sus ojos que los guardias siempre llevaban.

—Su papá —dije, y KyungSoo sólo podía parpadear—. Su papá le dijo que acabara con el heredero... así él sería el próximo en la línea. Así podría liderar cuando tuviera la edad suficiente.

—No —dijo KyungSoo, sacudiendo la cabeza—. ¡No! Stephen no haría eso. ¡Amaba a JunMyeon!

—Kris apuñaló a JunMyeon porque su padre le dijo que lo hiciera. ¡Eso es lo que dijo Kris!

KyungSoo sacudió la cabeza más rápido.

—¡No, no, no, no! —Se tambaleó sobre sus pies y haló de sus cabellos. Sus pies se detuvieron de repente en la arena y preguntó—: ¿Y Kris? ¿Po... por qué Kris se apuñaló a sí mismo y te culpó? ¿Por qué te alejó de mí también?

Cada músculo uno de mis músculos se congeló y mi corazón retumbaba en mi pecho. KyungSoo vio mi reacción y sus brazos cayeron a sus costados.

Lost Fighter ||KaiSoo||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora