Trece

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KyungSoo

-—Deberías haberlo visto, BaekHyun. Destruyó el Gondai en segundos. Fue increíble. Era lo único de lo que hablaba la gente.

—¿Y Kris? -—preguntó BaekHyun, y suspiré.

-—Fue tan cruel y dinámico como siempre. Luchó contra el Turk. Jugueteó con él por lo que pareció una eternidad, destripándolo pieza por pieza con su daga. A la multitud le encantó, Stephen le sonreía a su hijo con orgullo a un lado de la jaula, pero no pude mirar. Fue demasiado. Odio cuando los mata lentamente, con tanta violencia.

BaekHyun se quedó en silencio, y luego dijo:

—¿Pero pudiste ver a Kai matar a alguien?

Mirando la foto de JongIn y de mí de cuando éramos niños, aferrada en mis manos, entrecerré mis ojos, estudiando su rostro, su hermoso rostro.

—¿KyungSoo?

—Sí —susurré—. Lo pude ver. No jugó con su oponente, a pesar de que escuché que él era un asesino enfermo de las calles y probablemente se lo merecía. No alargó la matanza. No se paseó por la jaula dando vueltas por la gloria de la multitud. Salió de la jaula y luego, cuando fui a las salas para ver si se encontraba bien, él y JaeWon ya habían abandonado el edificio. Ni siquiera sé dónde se encuentra. Supongo que se queda con JaeWon. Es tan solitario, privado.

Pasaron segundos antes de que BaekHyun dijera:

—Te has enamorado completamente de él, ¿no?

Abrí la boca para discutir, pero la cerré de nuevo, negándome a mentirle a mi mejor amigo. Quería decirle a BaekHyun lo que pensaba de Kai, que tenía estrechas similitudes con JongIn. Que soñé que era JongIn, regresando de donde sea que hubiera desaparecido, de entre los muertos. Pero sabía que no podía expresar estas palabras sin pruebas. Esta era su hermano. Lloró por él, mantuvo unida a su familia cuando se fue... murió.

—Me he enamorado de Kai —admití y escuché suspirar a BaekHyun con temor.

—Ten cuidado, KyungSoo. Estás patinando sobre hielo delgado. No puedes enamorarte de alguien que no pertenece al Kkangpae, fuera de esta familia. —Advirtió BaekHyun con severidad.

Por supuesto, sabía que me advertiría sobre lo que haría Kris si sospechara que algo pasaba.

—Lo haré —contesté, mi celular comenzando a sonar con otra llamada entrante—. Baek, me tengo que ir. Tengo otra llamada... es Kris —dije, de repente sintiéndome agotado.

—Bueno, será mejor que le contestes. Ya me odia. No quiero darle más razones. Hablamos pronto —prometió BaekHyun, y apreté el botón para escuchar la música a todo volumen a través del altavoz.

—¿Kris? —grité, sosteniendo el teléfono lejos de mi oído.

—¿Mausu? —Gritó sobre la música—. Sólo llamaba para comprobar que estuvieras en casa y en la cama.

Mi estómago se tensó y la ira me hizo hervir. Kris no comprobaba mi seguridad. Se aseguraba de que estuviera de regreso en mi versión de la jaula, obedeciendo sus reglas, aceptando su control sobre mí, mientras él salía a jugar, enterrando su polla en cualquiera con una entrada dilatada.

—Estoy en casa. Me voy a la cama —respondí secamente.

—Bien. No te vayas —ordenó severamente. Cerré los ojos, tratando de controlar mi ira, cuando una voz femenina sedujo a Kris para ir a un cuarto trasero con ella.

—¿Dónde estás, Kris? —pregunté con fingida cortesía.

Un silencio sepulcral me saludó hasta que la música se desvaneció y el sonido de una puerta cerrándose llegó a través del altavoz.

Lost Fighter ||KaiSoo||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora