Nueve

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KyungSoo

—¿Sobornaste a los federales? ¿Se apuntan los grandes apostantes a las tres noches? —le pregunté a BaekHyun a través de mi celular, mientras salía del asiento trasero del auto y me dirigía del interior del gimnasio de entrenamiento hacia mi oficina.

—Sí y sí. Todo está preparado —dijo irritado. BaekHyun era igual de competente que yo en la organización de luchas nocturnas—. Nos sigue faltando un luchador. ¿Qué hacemos con eso?

Me pellizqué mi nariz mientras me dejaba caer detrás de mi escritorio.

—Hoy me encargaré de eso. SungWoong mencionó una incorporación, algún gran loco misterioso que se mostró interesado, así que lo intentaré y seguiré con este.

BaekHyun ayudaba a SangWook con las finanzas, los patrocinadores y los hombres que perseguían las deudas pendientes. Nunca asistía a las peleas. Después de perder a su hermano hace años, no soportaba estar cerca de la violencia y muerte.

—Bien —dijo BaekHyun aliviado—. Ahora que todo está planeado, ¿cómo te sientes después de la otra noche? Parecías callado anoche en la iglesia, demasiado callado pensé.

Mi estómago se tensó ante sus palabras y suspiré, trazando los nudos de la madera en mi escritorio con mi dedo.

—Estoy bien, BaekHyun. Sabes por qué estaba callado. Tú también lo estabas. Esa fecha... es demasiado duro... —hice una pausa y luego añadí—: Siento como si mi corazón se rompiese más y más cada año. La gente dice que el tiempo ayuda a sanar, pero es una tontería. El tiempo sólo hace que lo extrañe más y ese dolor en el estómago, que ha estado aquí durante años, sólo se hace más fuerte.

El profundo suspiro de BaekHyun hizo eco en el teléfono.

—Lo sé. Odio ese día, cada año. Mamá nunca deja de llorar y papá nunca ayuda, se esconde en su despacho. Siempre es un puto desastre y todos me buscan para que lo arregle de alguna manera, como si pudiera cambiar lo que hizo. Como si pudiera traer de vuelta de los muertos.

—Sí —afirmé, sin saber qué más decir.

Al otro lado de la línea no se escuchaba nada.

—¿Estás bien, Baek? —pregunté.

Podría jurar que escuché una inhalación, un desliz de emoción de mi amigo normalmente frío como el hielo, pero BaekHyun iluminó su voz rápidamente a través de la línea.

—Siempre estoy bien, KyungSoo, siempre. Me conoces. Así que... —comentó, cambiando la conversación, como si nunca hubiésemos hablado de ello—. ¿Has vuelto a ver al vagabundo que te defendió? Sé que fuiste otra vez con el Padre DongHae ayer por la noche. —BaekHyun hablaba en voz baja, como si alguien pudiese estar escuchando nuestra discusión y él tratase de impedirlo.

Giré la cabeza, asegurándome de que la puerta estaba cerrada del ocupado gimnasio. En ese momento, BaekHyun entendió mi silencio.

—¿Qué pasó? —Preguntó, con lo que parecía ser una pizca de emoción en su voz—. ¡Conozco tus pausas de silencio, KyungSoo!

Tomando una respiración profunda, espeté:

—Lo vi de nuevo, ayer por la noche.

—¡KyungSoo! —reprendió BaekHyun—. ¡No lo hiciste! Si Kris lo descubre... ¡Joder, va a volverse loco!

Apreté los ojos en pánico y admití:

—Y le di diez mil...

Estaba seguro de que una planta rodadora atravesó la oficina durante el silencio de BaekHyun a otro lado de la línea.

Lost Fighter ||KaiSoo||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora