𝒻𝓊𝒸𝓀𝒾𝓃𝑔 𝒻𝒶𝓂𝒾𝓁𝓎 𝓂𝑒𝑒𝓉𝒾𝓃𝑔

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𝖈𝖆𝖕í𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖙𝖗𝖊𝖎𝖓𝖙𝖆 𝖞 𝖉𝖔𝖘

Pol se acerco hasta la entrada de su casa, con caminar lento y pesado, buscando entre los bolsillos de su abrigo las llaves de esta, sin éxito alguno

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Pol se acerco hasta la entrada de su casa, con caminar lento y pesado, buscando entre los bolsillos de su abrigo las llaves de esta, sin éxito alguno. Consideró golpear para que le abriese alguno de sus sobrinos, siendo Tommy el único candidato a estar despierto tan temprano.

Maldijo bajo, apoyando la cabeza contra la fría madera oscura, con pocos recuerdos de lo que sucedió después de haberse ido con aquel hombre seductor.

-¿disculpe?- un joven con el cabello castaño la interrumpió, le observo aun sin despegarse de la puerta.

Frunció el ceño al verlo tan arreglado, con sus ropas combinando por el suave y claro color café, no debía de tener mas de 20 años.

-¿qué quieres?- su voz salió mas ronca de lo que esperaba, sorprendiéndola incluso a ella.

-estoy buscando a Elizabeth Gray, me dijeron que podía encontrarla aquí, pero han pasado 15 minutos y es la primera persona que veo acercarse a la casa- habló un poco incomodo, quitándose su gorro para dejar ver a la perfección su cabello.

-soy yo, ¿Qué mierda quieres?

-yo soy Michael Gray, tu hijo- sonrió con la emoción de conocer a la mujer protagonista de historias interesantes, narradas por su supuesta maestra.

-¿Michael? ¿Michael Gray?- abrió la boca con sus ojos tornándose llorosos, observo el rostro juvenil borroso- querido, yo... mi niño, has vuelto- ahogo un sollozo comenzando a ver en donde se encontraban- te invito a tomar té, solo... déjame arreglarme.

Sonrío golpeando la puerta con mas fuerza de la que se esperaba, abriéndose en segundos por el sobresalto de la sirvienta.

-prepara dos tazas, trae cosas silenciosas ahora. Michael, mi niño, ¿Qué te gusta? ¿Quiénes comer algo en especial? Puedes pedirlo con confianza, mi Michael- repitió su nombre entre susurros sin terminar de creerse que su hijo estuviese vivo y frente a ella, luciendo como un caballero.

Aquel no era un producto de su desesperada mente, él de verdad estaba ahí, su niño, su pequeño la observaba con curiosidad y asombrado, como un pequeño pajarito que necesita protección.

Sin contenerse más, alargo la mano hasta acariciar la mejilla contraria, sintiendo bajo su tacto los lunares que desde pequeño le habían acompañado.

-perdón, yo solo... no creo que seas real- susurro tomando aire, tapando su boca mientras entraban a la acogedora casa.

-tranquila, lo entiendo- Scarlett le había dicho de las posibles reacciones de Elizabeth al verlo, por lo que, en su viaje en tren, con la ansiedad en su cuerpo, se mentalizo a ser visto como un espejismo- estaría bien con galletas, me gustan las que tienen chocolate.

-consigan las putas galletas- susurro a una empleada, quienes estaban arreglando la sala para la visita- espérame unos minutos, Michael.

-¿no es molestia que vea la sala?- señalo el lugar en el que se encontraba, Pol negó relamiendo sus labios, aun hipnotizada por la fantástica idea de ver al joven allí.

𝔓𝔩𝔢𝔞𝔰𝔞𝔫𝔱 ℌ𝔢𝔩𝔩 [Thomas Shelby]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora