𝔓𝔩𝔢𝔞𝔰𝔞𝔫𝔱 ℌ𝔢𝔩𝔩 [Thomas Shelby]

𝒽𝑒𝓇 𝓃𝒶𝓂𝑒 𝒾𝓈 𝒮𝒸𝒶𝓇𝓁𝑒𝓉𝓉

✨🎄Especial navidad🎄✨

𝕮𝖆𝖕í𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖉𝖎𝖊𝖈𝖎𝖔𝖈𝖍𝖔

-¿volverás a estar aquí en el anochecer?- Louisa le preguntaba a la judía, entre el desayuno improvisado que había preparado.

-si, quizás me tengas aquí más seguido- bromeó llevando una galleta a su boca.

La anciana sonrió bajando la mirada, centrándose en el líquido café.

-bien, podríamos hacer alguna decoración, no sé, por si quieres- habló tímida ante tal idea, le gustaba el hecho de tener la casa con más gente, aunque fuera una persona más.

-me parece bien, pero cuando tenga más dinero, ahora no tengo lo necesario para decorar toda la habitación- Daniels asintió, bebiendo del café- pero, ¿tienes manzanas?

Acto seguido de haber digerido el desayuno, con las manzanas en mano, se fue a la casa de los Shelby pensando en lo dicho por Arthur.

Lo haría por parte de la broma, pensaba que sería agradable sorprender al mayor así, cumpliendo su palabra.

A su vez Thomas fumaba con el ruido constante de hombres hablando, sentía la mirada del judío en su nuca, esperaba que no le estuviera dando maldiciones, si fuese así tendría que adornar su frente con una bala.

Movió incómodamente el brazo. Le dolía, a pesar de que Polly le entregó un remedio natural, le molestaba y odiaba tener que restringir movimientos por el dolor.

-¡Tom!- su hermano se acercó, golpeando su hombro bueno- ¿qué mierda haremos con todos estos nuevos bastardos?- le susurró sabiendo que se dirigía a los hombres de Scarlett.

-tenemos un trato- se dio la vuelta, viéndolos trabajar y enseñar, el único inmóvil era el judío- no puedo romperlo, Arthur, confía en mí.

No era porque necesariamente se sintiera obligado a hacerlo, sino porque era un hombre de palabra, les enseñaría, le mostraría a Scarlett que es lo que hacer y luego cuando más la necesite, tendrá a la mujer de su lado, ayudándolo en lo que el pida, ella crearía su propio ejército para apoyarle.

-pero Tommy, ¿recuerdas lo que dijo papá?- ambos intercambiaron una mirada, sonriéndose.

-Los caballos lentos y las mujeres rápidas te joden la vida- dijeron al unísono, Thomas se aclaró la garganta para justificarse.

-si ella decide hacer un negocio como este, nos convendrá tenerla de nuestro lado, es como con los jodidos Lee, John se sacrificó para que pudiéramos ganar.

-buenos días- la mujer llego, sonriéndole a los hombres y deteniéndose en su amigo, hablando más con él.

-¿me comprometerás a mí con la dulzura?- Arthur no se aguantó la risa- Lo aceptaré, pero al menos déjame hablar más con ella, no quiero llegar al jodido altar y que me case con una puta lunática.