La hija de Grey© [EDITANDO]

Capítulo 2: Una cama

Phoebe

La habitación tiene una cama matrimonial y un par de burós a los costados de la cama con una lámpara en cada uno, hay una ventana con unas cortinas de terciopelo color canela, al igual que el suelo. El techo es blanco y la iluminación la hace ver más hogareña. Tiene un armario del lado contrario a la ventana.

—Dormire en el sofá Phoebe —dice Alex al mirar la cama. El tono de su voz es decidido. Pero me niego a dejarlo ir.

—¡Vamos Alex! ¿De qué hablas? Dormiras aquí. Conmigo.

—Créeme nada me gustaría más que estar contigo. Pero no sólo es eso. —desvia la mirada. —Tu padre es mi jefe. No podemos estar en la misma habitación, no es correcto.

Me acerco a él y lo miro directamente a los ojos. Él tiene que bajar la mirada para poder verme. Sé que, al estar tan cerca de él, debo estar muy pequeña. Alex es más alto que yo, por medio metro o más.

—¿No es correcto? —le pregunto, imitando su voz.

El sonríe y sus ojos avellana me miran curiosos. Me acerco un poco más y esta vez miro sus labios.

—Quedate conmigo —Rodeo su cuello con los brazos. Sus ojos me miran, un pequeño brillo destella en sus pupilas.

—Phoebe Grey ¿Te han dicho que tienes una mirada jodidamente sexy? Al igual que tus labios —su mirada se oscurece y acaricia mi espalda.

Un escalofrío recorre mi cuerpo al sentir sus dedos en mi piel. Se aparta de mi y sale por la puerta. Apenas respiro. Y me quedo parada viendo el marco de la puerta cerrada. Cuando por fin comprendo lo que ha pasado cierro los ojos y me siento en la orilla de la cama. Avergonzada por lo que he hecho me cubro la cara con ambas manos. Que tonta, como pude si quiera pensar que se repetiría lo de la cocina.

Alex entra inesperadamente y me hace saltar de la cama y caer al suelo. Mi trasero me duele. Alex se acerca a mi y me toma de los hombros levantándome.

—Mierda Phoebe ¿estás bien?

—Sólo me duele un poco...—Hago una pausa y lo miro. —Estoy bien, ha sido una pequeña caída.

—Una patética caída. —Me corrige y comienza a reírse.

—Alexander Lexington ¿te burlas de mi? —Le digo desafiante, pero por dentro también me estoy riendo.

—Tranquila —dice entre risas. —Además tu también te estás riendo.

—Claro que no. —Contraatacó, reprimiendo una sonrisa.

—Como tu digas, princesa guerrera. —se acerca a mi oreja y susurra. —Tus rosadas mejillas dicen lo contrario.

Sí mis mejillas ya eran rosas seguro ahora han empeorado.

—Cállate —le advierto.

Rodeo su cuello y me dejó caer sobre la cama. Alex coloca sus brazos a mis costados y yo no suelto su cuerpo, incluso envuelvo su cintura con ambas piernas.

—Vaya caída —susurra sonriente.

Nos leemos
::Yessi::