Alexander.
Tengo que pensar en algo, no puedo dejarlo aquí mucho tiempo o podría encontrar a Phoebe y todo se arruinaría
—Suelta el arma —insistó. El miedo comienza a invadirme. Seguramente éste hombre no se rendirá sin dar pelea y eso es lo que me asusta. Vuelvo a hablar, esperando que no se noté la preocupación en mi voz.—No lo repetiré otra vez.
—Bien.
Comienza a incorporarse sin soltar la pistola. ¿Qué estoy esperando? Sino le disparó ahora la situación se volverá en mi contra. Apunto a su rodilla derecha y disparó. El hombre gruñe y cae de cara al suelo. Me acerco a él y recojo la pistola.
—Púdrete hijo de perra —grita, furioso.
Sujeta mi mano, aún tengo su arma, y la ira contenida en sus ojos es alarmante. Su agarre es firme pero no podrá hacer algo estando en el suelo. Sólo debo asegurarme de que se quede ahí y mantener distancia. Un combate cuerpo a cuerpo resultaría catastrófico. Es veinte centímetros más alto que yo y, por su musculatura, sé que con un simple gancho puede derribarme. Forcejeo para librarme de su mano pero ésta no cede. Se erizan los vellos de mi nuca cuando la poca iluminación se refleja en la cuchilla. Sé que es demasiado tarde, he perdido la ventaja y, lo que más temo, tendré que pelear contra el sí quiero salvar a Phoebe.
El frío acero de su cuchillo se clava en mi pierna izquierda. Caigo sobre mi espalda y un grito ahogado escapa de mis labios. Sabe dónde atacar, conoce mi desventaja y la está aprovechando. Reviso mi pierna. Pienso en sacar el cuchillo, pero si no soy cuidadoso podría empeorar la herida.
—¡Carajo! —gruño. Cierro los ojos y, rendido, dejó caer mi cabeza hasta que toca el suelo.
—Tu noviesito está en el suelo. Agoniza Phoebe. —Lo escucho reír. —¿No piensas hacer algo?
Me quedo tieso, me es imposible mover un sólo musculo. No escucho mi respiración por culpa del zumbido y los latidos del corazón que resuenan por toda mi cabeza.
Seguro Phoebe se ha escondido, como se lo pedí, pero no creo que dure mucho si yo continúo en el suelo. Inhaló profundamente el espeso aire de la habitación y sujeto el cuchillo con ambas manos. Con fuerza y demasiado valor saco la cuchilla de mi pierna, ahogo un grito y mis manos comienzan a temblar. Mierda.
El hombre se arroja contra mi antes de que pueda hacer algo para impedirlo.—¡Imbécil! —gruñe, enojado.
Su puño golpea mi cara, mi piel comienza a arder y mi cuerpo no responde. Mierda. Mierda. Los párpados están pesados y amenazan con cerrarse.
—Phoebe —susurro.
Su puño vuelve a golpearme, lucho por mantener la conciencia. De pronto mis ojos se abren de par en par. El cuchillo. Comienzo a tentar el piso con mis manos. Cuando mi mano toca algo metálico sé que no es el cuchillo. Sujeto el mango de la pistola y la coloco delante de mí, apuntando al hombre que tiene todo su cuerpo sobre el mío. Sus ojos se abren, sorprendido por el giro que han dado las cosas. Una sonrisa aparece en sus labios cuando mi cabeza cae al suelo nuevamente. Mi respiración se vuelve más lenta y mis brazos pierden fuerza hasta que el arma de cae de mis manos.
—Parece que alguien ha perdido mucha sangre —dice victorioso.
No escucho nada y mis ojos se cierran completamente. Perdón Phoebe.
*Narrador*
El hombre tomo el arma y apunto a la frente de Alex, éste no podía hacer algo para impedirlo y Phoebe lo sabía. Pero el hombre aún desconocía el escondite de Phoebe.
—Escúchame bien cariño, está oferta no va a durar mucho. Lo voy a matar y lo sabes, puedes disfrutar el espectáculo —hizo una pausa. Miro con desprecio el cuerpo de Alex —. O puedes salir y el vivirá Phoebe.
Phoebe asomo levemente su cabeza, no podía confiar en ese hombre, pero si no salía de su escondite era seguro que el hombre mataría a Alex y no podía permitir que eso pasara. Al menos al salir tenía poca esperanza de que Alex estuviera a salvo.
—Cinco... Cuatro —comenzó a contar. — Tres —miro directamente el cuerpo de Alex. —Dos.
La puerta se abrió con un fuerte golpe. Jason se abalanzó contra el hombre sin darle tiempo para pensar, ambos cayeron al suelo y Jason comenzó a golpear su cara como un saco de boxeo, no se detenía para nada. Parecía empeñado a terminar con la vida del hombre solamente golpeándolo. La sangre, que ya manchaba el piso, estaba en su puño y parte de su camisa.
—No se la llevarán, no mientras yo esté con ella —gruño Jason, cuando por fin había cesado sus golpes. Soltó al hombre y se incorporó.
Escucho su nombre y rápidamente miro esos familiares ojos grises.
—¿Estás bien? —la cuestionó, recorriendo lentamente su cuerpo con la mirada, buscando alguna marca de daño. Suspiro cuando notó que Phoebe no tenía ni un rasguño.
—Alex —susurro ella.
—Mi teléfono está en tu oficina. Ve por él mientras llevo a Alex abajo —ordeno Jason.
Phoebe no dudo y se encaminó hacia la planta baja. Corrió hasta su escritorio, pero la sangre la obligó a detenerse. Había una silla y un par de cinturones en el suelo, la sangre salpicaba los reposabrazos de la silla. Phoebe se acercó lentamente, analizando lo que veía.
—Rápido Phoebe —escucho gritar a Jason. Rápidamente tomo el celular de la mesa y corrió a la salida para encontrarse con Jason, que llevaba a Alex en brazos.
—Busca el nombre de Morgan McKenzie —ordeno Jason mientras entraban al elevador.
Phoebe tecleo las letras y marco el número que ahí aparecía. Se colocó el celular en la oreja, cuando esté dio tono le pasó el celular a Jason.
—Hola doctor, perdón por llamarlo tan tarde. Hirieron a un compañero —explico Jason —. ¿Lo veo en su trabajo o en su casa? —esperó su respuesta. —De acuerdo, lo veré en veinte minutos. Adiós.
Salieron al estacionamiento y Phoebe se sentó en la parte trasera de la camioneta, acariciando el cabello de Alex que reposaba en sus piernas.
—Phoebe abrochate el cinturón que será un viaje peligroso. —le pidió Jason mientras conducía por las oscuras calles de Nueva York. Phoebe obedeció y Jason aceleró.
• ∆|∆|∆ •
Phoebe.
Jason entra a la habitación con un par de cobijas. Estoy sentada en el sillón del hospital, junto a la cama dónde está Alex, inconsciente.
—Traje algo para que no tengas frío —me extiende las cobijas y las tomo sin titubear.
—Gracias.
—Por nada.
—¿El doctor te dijo algo? —le cuestionó, preocupada. Jason suspira y me mira cansado.
—Parece que los golpes provocaron una contusión cerebral y perdió mucha sangre. Incluso Morgan parece sorprendido que haya durado tanto consiente. —Abro la boca para preguntar, pero Jason parece haber leído mis pensamientos. —Se va a recuperar, tal vez sólo sea cuestión de un par de días. Hoy se quedará aquí y si mañana despierta, lo cuál sería una notable mejora, podremos llevarnoslo.
Suspiro y mi cuerpo se relaja. Sé que Alex despertará y que va a estar bien. Justo ahora lo quiero tener conmigo.
—Deberías descansar Phoebe. Morgan me ha ofrecido una cama en el piso de...
—Me quedaré aquí—lo interrumpo. —Dormiré en el sofá, gracias por las cobijas Jason.
Él asiente, confundido y se va. Me acomodo mejor y envuelvo mi cuerpo con las cobijas. Me quedaré contigo Alex.
::Nos leemos::
Yessi.
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La hija de Grey© [EDITANDO]
RandomA veces para saber bien como termina todo. Primero debemos ver como comenzo. Phoebe Grey. Un nombre muy conocido entre muchos. Con un padre de carácter fuerte y frío. Nadie lo toca. Nadie lo cuestiona. Nadie lo enfrenta. Bueno... eso era antes de Al...