Capitulo 10: Jason Pears.

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Phoebe.

El edificio es de 7 pisos. Jason y yo estamos en el elevador. De camino a casa solo hemos cruzados un par de palabras. Nada lo suficientemente interesante o personal. No lo conozco y eso es lo que más me disgusta. Al salir del elevador caminamos por un pasillo hasta una puerta color café, Jason saca una llave de su bolsillo y la abre. El lugar es de dos pisos y es bastante lujoso, muy parecido a la escala.

—Acompañame —ordena Jason.

Sube la maleta por las escaleras hasta llegar a una habitación en la planta de arriba. Deja la maleta en el piso a un lado de la puerta blanca y me da una llave.

—Esta es de tu habitación —extiende otra en la palma de mi mano y dice —esta es para la puerta principal. Estaré abajo si me necesitas.

—Gracias —susurro.

Me echa un ultimo vistazos y baja por las escaleras. Meto la llave en la cerradura y abro la puerta. Hay una cama con cobijas grises y un par de burós, una mesa blanca y un guardarropa con espejo de cuerpo entero. Sonrío y voy por mi maleta. Empiezo a sacar la ropa y acomodarla, al igual que mis otras cosas. Una vez he terminado tomo el celular y marco a papá.

—Grey —dice frío, seguro no ha visto quien lo llamaba.

—Hola papá —le saludo tranquila.

—Phoebe ¿donde estas hija?

—Ya estoy en mi edificio, he acomodado mis cosas y te llamo porque te lo prometí.

—Muy bien, ¿Jason esta contigo?

—Sí —digo con obviedad —¿por qué estoy en Nueva York?

—Por tu culpa, por Lexington y para que te desarrolles como empresaria. Una vez me dijiste que querías tu propia marca de ropa.

Seguro que eso lo ha hecho sonreír al igual que a mí.

—Si, lo recuerdo bien.

—¿Como estás?

—Pues el viaje no ha sido malo. Pero me gustaría descansar el día de hoy.

—Bien, pero mañana comenzarás.

—Si papá, te lo prometo.

—Bien, cuidate hija.

—También tu papá, adiós.

Luego de colgar me levanto de la cama y bajo las escaleras. En el último escalón me tropiezo. Mierda. Unos brazos fuertes y ágiles sujentan firmemente mi cintura y evitan que caiga al suelo. Jason me da la vuelta y lo miro a los ojos, al parecer hay un pigmento grisáceo en sus ojos, lo que lo hace ver menos atemorizante.

—Gracias —balbuceo impresionada.

El me suelta y se aclara la garganta.

—Deberias tener más cuidado ¿te has lastimado? —niego con la cabeza —bien. Supongo que tienes hambre —asiento —¿qué? —su voz es un poco más ronca y no sé que decir —¿el gato te comió la lengua? —pregunta sonriendo.

Mis mejillas empiezan a arder. Seguro que ahora parezco un tomate. ¿Como ha podido atreverse a decir ese comentario?

—Porque no te cambias y bajas a comer algo.

Inmediatamente voy a las escaleras.

—Y ten cuidado —dice burlón.

Subo lo que ahora parecen escaleras sin fin. Me ha hecho sentir bastante pequeña. Entro a mi habitación y cierro la puerta, por fin respiro aire fresco. 

La hija de Grey© [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora