Phoebe.
Estoy acostada en la cama, envuelta en las cobijas y mi cuerpo siente demasiado calor, seguro esa es la razón de que esté despierta, aún es de noche. De pronto veo la espalda desnuda de alguien, tambien está tan canliente como yo. La figura de un hombre se da vuelta y puedo verle la cara. Es Jason, está acostado junto a mi; de inmediato me levanto de la cama, apartándome de él.
Sus ojos se abren de par en par, impresionado por lo que acabo de hacer y se sienta sobre la cama con el ceño fruncido.
—¿Sucede algo? —cuestiona. Sacudo la cabeza, incapaz de creer lo que mis ojos ven. —¿Phoebe estás bien?
El tono de su voz es muy distinto, ni siquiera parece ser suya, es como la de Alex. La figura vuelve a tomar forma, una nueva y completamente distinta. Es Alex quién estaba acostado junto a mi, es él quién justo ahora me mira con preocupación, sin entender lo que esta pasando. Parpadeo varias veces antes de asegurarme que es él y volver a acostarme a su lado.
—¿Qué pasó?¿Estás bien?
Asiento. Pensando en una excusa para mi comportamiento porque él sigue bastante confundido.
—Una pesadilla, es todo—respondo, sin darle importancia.
Su cuerpo se relaja notoriamente y suspira, para después rodear mi cintura con sus brazos y acercar mi espalda a su pecho. Su respiración roza la piel de mi cuello y un escalofrio recorre mi espalda.
—Phoebe —susurra con dulzura. —Siempre he querido decirte esto.
Siento un hormigueo que empieza en los brazos y recorre mi cuerpo hasta la punta de mis dedos, mi estómago experimenta demasiados sentimientos: nervios, emoción, ansiedad; mezclados con una increible felicidad. No puedo evitar sonreir y que mi respiracion se acelere.
—Eres hermosa, inteligente y tan dulce que no puedo evitar sentirme feliz a tu lado.
Ya esta, lo ha dicho. Se está declarando ante mi y no puedo evitar sentirme culpable, he imaginado a Jason en la cama en vez de él. Mi sonrisa se desvanece y agradezco estar de espaldas a él, porque de lo contrario vería la culpa en mi rostro. Mi estómago da un vuelco y ahora solo siento dolor, el hormigueo ha desaparecido por completo y ha sido sustituido por un frío abrazador.
—Alex —susurro, esperando ocultar mi tristeza. Deseando no pronunciar las palabras, deseando una salida al compromiso. Estoy enamorada de él, debo estarlo.
—Me quedaría a tu lado toda la noche —me interrumpe, acariciando mi cabello.
Un hormigueo en la nariz y ya tengo los ojos cristalinos. Contengo la respiración y cierro los ojos, esperando que las lágrimas continuen encerradas. Me duele el estómago, incluso estando entre sus brazos tengo frío.
—Alex yo —mi voz se corta.
—¿Estás bien? —silencio. —¿Phoebe?
Cuando ve mis ojos vidriosos se preocupa. Presiono mis labios contra los suyos, sin dudarlo, esperando que eso justifique mi comportamiento, y las lágrimas empiezan a caer. Estoy destrozada, me siento débil y desesperada por una salida. Lo amo, es verdad, solo necesito acomodar las ideas en mi cabeza.
Su beso es cálido y tierno, aunque mis lágrimas han humedecido nuestros labios él no se aparta. Luego de varios minutos sus ojos me miran inquietos, esperando una explicación a lo sucedido, pero no se la puedo dar, no puedo pedirle que me deje ir. Sonrío tímida y el limpia una lágrima de mi mejilla.
—Me encantas —mi primer gesto de cariño le esboza una inmensa sonrisa.
Se escucha la voz de un hombre en el pasillo, estoy segura que no es Jason y no soy la única en notarlo, Alex parece estar atento a los ruidos de fuera. Después otra voz, no entiendo lo que dicen y sigo sin reconocerlas. Pienso en Taylor y mi padre o Ted, pero supongo que al menos me habrían avisado que vendrían. Los vellos de la nuca se me erizan, señal de un mal presentimiento.
—Quedate aquí ¿si?
Lo miro dudosa. Sin esperar respuesta Alex se levanta de la cama y se pone su camiseta. Cuando entiendo lo que va a hacer sujeto su brazo antes de que se aleje y salga por la puerta. Pienso en Jason, debe estar en el pasillo, debe ser el causante de las voces, incluso si no es él seguro que se encargará del problema.
—No te vayas —le ruego. —No es tu trabajo Alex.
—Mi trabajo siempre ha sido protegerte.
Me dedica una sonrisa y una dulce mirada, intentando, en vano, tranquilizarme.
—Escondete, no salgas hasta que yo vuelva. —Sostiene mi mano entre las suyas. —Por favor Phoebe.
Asiento con temor, besa mi frente y se va. Por algún motivo tengo miedo y estoy preocupada por él, por las voces. Porque, incluso, si su trabajo fuera protegerme, ya lo ha hecho muy bien. Examino la habitación de un lado a otro, pensando en un escondite. La cama. No, muy obvio; imagino a un hombre entrando a la habitación y arrastrándome para sacarme de debajo de la cama. El baño, vamos Phoebe piensa. El clóset, no es tan bueno, pero no tengo otra opción, además tal vez no sea tan patético como suena.
Abro la ventana, tal vez así logré hacerlos pensar que he escapado por la ahí, aunque a esta altura y sin nada a que sujetarse no parece ser una buena idea. Le pongo seguro a la puerta y meto pies y manos dentro del clóset. Cierro la puerta, dejando una pequeña ranura para poder ver la habitación a través de la oscuridad.
—Alex —susurro. Incluso ahora que se ha ido, saber que puede protegerme logra relajarme, un poco.
La perilla de la puerta gira con movimientos desesperados, espero a escuchar la voz de Alex, pero nada. La desesperación de quien intenta abrir aumenta y comienza a patear la puerta. Tengo miedo y mi cuerpo ya está temblando. Un gruñido, acompañado de un fuerte golpe y la puerta ya está abierta. Me hundo en la oscuridad del mueble en la espera de que al salir el hombre ya se haya ido. Sus pasos suenan en toda la habitación, lo suficientemente lejos de mí para mantenerme tranquila. Me tapo la boca con ambas manos para no hacer ruido. En un vano intento por acomodarme mi pie golpea el mueble y llamó la atención del hombre, me tenso de inmediato. Las lágrimas ya amenazan con salir cuando los pasos se acercan. Con miedo y adrenalina pienso en patear su cara antes de que me atrapé. La puerta se abre nuevamente y el hombre se olvida de mi. Tomo el suficiente valor para asomar un poco la cabeza. El chico de cabello castaño está de espaldas al hombre y en la oscuridad me es imposible verle la cara. Me quedo helada al ver el arma apuntando a su nuca. Mil nombres pasan por mi cabeza, pero sólo uno acierta. Alex.
::Nos leemos::
Yessi.
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La hija de Grey© [EDITANDO]
RandomA veces para saber bien como termina todo. Primero debemos ver como comenzo. Phoebe Grey. Un nombre muy conocido entre muchos. Con un padre de carácter fuerte y frío. Nadie lo toca. Nadie lo cuestiona. Nadie lo enfrenta. Bueno... eso era antes de Al...